
José Ignacio Cuervo González, líder desde hace más de 20 años de la vereda Chiguaza.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
Aunque Bogotá es el arquetipo de ciudad de concreto gris, caótica y ruidosa, el 75 % de su territorio es rural. Allí, donde acaba el concreto, comienza el campo que, a pesar de ser en extensión tres veces la zona urbana y extenderse como un manto montañoso que conecta con el páramo más grande del mundo, apenas alberga a 51.200 habitantes, de los ocho millones que registra la ciudad, haciendo de este grupo casi una población en vía de extinción.
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Por Juan Camilo Parra
Periodista egresado de la Universidad Externado de colombia con experiencia en cubrimiento de orden público en Bogotá.jparra@elespectador.com

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