Policías bandidos en Bogotá: van 32 capturas en un año ¿quién podrá defendernos?
El último caso, que fue en Ciudad Bolívar, preocupa en épocas de alta percepción de inseguridad. La Policía implementó el Sistema de Integridad Policial para desterrar la corrupción de la institución. ¿Funcionará?
Alexánder Marín Correa
Ciudad Bolívar es una de las localidades con los mayores índices de inseguridad: homicidios, hurtos, tráfico de armas y drogas… Está en los primeros lugares de las estadísticas de delitos de alto impacto. Por eso la han priorizado con operativos, comandos especiales y refuerzos para recuperar la tranquilidad. Pero todo se va al traste cuando unos pocos policías, que deberían proteger a la gente, terminan aliados con la delincuencia.
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Ciudad Bolívar es una de las localidades con los mayores índices de inseguridad: homicidios, hurtos, tráfico de armas y drogas… Está en los primeros lugares de las estadísticas de delitos de alto impacto. Por eso la han priorizado con operativos, comandos especiales y refuerzos para recuperar la tranquilidad. Pero todo se va al traste cuando unos pocos policías, que deberían proteger a la gente, terminan aliados con la delincuencia.
Como ocurrió hace una semana, cuando capturaron a siete agentes que, según la Fiscalía, cobraban para liberar a delincuentes requeridos por la justicia, en los CAI Compartir y Lucero, e hicieron operaciones para apoderarse de droga y armas. Fueron sujetos que “mancillaron el honor policial al cohonestar con el delito”, dijo el director de la Policía, general William Salamanca.
El hecho, que no es nuevo en Bogotá, es un golpe para la institución y un retroceso en el esfuerzo por recuperar la confianza de la gente, que se fractura con facilidad. A los ciudadanos poco les importa que solo uno sea corrupto entre 10.000. El efecto de las “manzanas podridas” es devastador, en especial cuando el 80 % de los bogotanos creen que la seguridad está mal; el 60 %, que la trasparencia está empeorando, y el 80 %, que el servicio de policía es regular o pésimo. Entonces, ¿quién podrá defendernos?
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Lucha contra la corrupción
Por más resultados y refuerzos, la imagen de la Policía está golpeada. No obstante, la institución busca demostrar su compromiso contra la corrupción. Según cifras de 2022, hicieron 2.208 investigaciones, de las cuales 158 derivaron en sanciones (59 suspensiones, 35 multas y cinco amonestaciones).
A principios de este año destituyeron 59 agentes, por faltas disciplinarias, a lo que se suman las capturas. Pero parece que se necesita una profilaxis más profunda. Y es lo que intentan con la recién creada Política de Integridad Policial, en la que no solo revisaron sus fallas en el control interno, sino que apuntan a corregirlas. En voz del general Salamanca, la meta es lograr la transformación policial, y para eso “es necesario un ambiente de credibilidad, legitimidad y confianza de la ciudadanía en la Policía”.
En el mea culpa, por cómo la corrupción se filtra a sus filas, identificaron fallas en la prevención, control, formación, gestión y coordinación entre el nivel central y regional. El general Carlos Fernando Triana, inspector general de la Policía, explicó en el documento que estos problemas fueron la oportunidad para diseñar una nueva arquitectura de la Inspección General y la creación del Sistema de Integridad Policial, que vincula a más personas y brinda herramientas para mitigar riesgos. “La idea es identificar a tiempo a los agentes internos y externos de corrupción”.
El sistema fija acciones de los mandos nacionales, oficinas de control, comandantes de región, metropolitanas y de departamento, que deben aplicar en la incorporación la formación y los procesos misionales, en especial donde son más propensos a fallar. Como elementos a destacar: abren espacio a la participación ciudadana, para hacer seguimientos a los procesos, así como intervenciones focalizadas, y exaltar más la conducta excepcional de los uniformados que, por sus actuaciones, sean ejemplo de integridad.
¿Funcionará?
Ante el manto de duda sobre la institución, cada cambio abre la pregunta: ¿funcionará? En especial cuando varias veces han intentado depurar la Policía, como lo resalta el experto en seguridad Néstor Rosanía, quien recuerda cómo, pese a las purgas, la corrupción sigue. “Históricamente, la Policía ha tenido este problema estructural, que han querido limitar a personal de bajo rango, pero que ha tocado hasta directores. Y se ve en el trabajo de la contrainteligencia, efectivo contra agentes de bajo rango, pero no contra coroneles, donde hay corrupción de grandes cuantías”.
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Rosanía agrega que algo similar se vive con los entes de control, que han sido benévolos con la corrupción de alto nivel. “Creo que estrategias como la Política de Integridad intentan mostrar que combatirán la corrupción, pero de temas grandes no se habla. Entonces, mientras sigan tapando grandes escándalos, nada cambiará”.
No obstante, Alberto Sánchez, experto en defensa, sí considera que la Policía ha sido proactiva, pero su problema ha sido la comunicación, ya que la ciudadanía solo se enteraba de los casos cuando hay capturas, pero el resto no, lo que a su criterio ha sido un error. Por eso ve con buenos ojos la Política de Integridad. “Ahora no solo se conocerá el desarrollo de los procesos, sino los resultados”. Destaca que no solo se atacará la corrupción, sino la preocupación de la gente, que piensa que la Policía es ineficaz, porque es corrupta. “Se hace bien al poner la integridad como primera carta”.
A esto se suma el nuevo Estatuto Disciplinario, que no solo atacará el mal comportamiento, sino que piensa en la disciplina como parte fundamental de un servicio efectivo de policía. “Las sanciones no estaban ligadas a un servicio integral, sino que eran una reacción para tapar un escándalo. Ahora se muestra que la corrupción sí es un problema dentro de uno más amplio: efectividad del servicio”. Sánchez concluye que el reto será socializar mejor los resultados, y “en eso la Política de Integridad ayudará”.
Por su parte, para César Restrepo, director de seguridad ciudadana de Probogotá, todos los esfuerzos siempre serán bienvenidos. “Integridad, servicio de calidad y legalidad son factores claves para recuperar el principio de autoridad de los policías y reconstruir la confianza de los ciudadanos”. No obstante, dice, hay que cuidar que estas políticas no se conviertan en cacerías de brujas, pues si bien no es el objetivo, en ocasiones termina en abusos contra funcionarios.
“Tener esa claridad disminuye el riesgo de retaliaciones contra funcionarios cumplidores del deber o se creen distractores al control institucional, con lo cual el propósito de recuperación del valor de la autoridad y la confianza ciudadana no se alcanzarían. Por el contrario, aumentarían el daño reputacional y se destruiría la confianza de los policiales, haciendo un daño considerable al servicio, con impacto en deterioro de la seguridad”.
Finalmente, para Stella Baracaldo, hay elementos para tener en cuenta para que el esfuerzo tenga resultados. “Si bien la Policía ha tenido un régimen disciplinario fuerte, hay vicios por corregir. Por ejemplo, es necesario hacer efectivo el sistema de alarmas tempranas, así como lograr una justicia ejemplarizante para los particulares involucrados en corrupción. Además, se debe pensar en que el sistema de control interno no esté solo en manos de policías, sino también de particulares, pues la mayoría de las oficinas están a cargo de rangos menores que poco pueden hacer contra un rango mayor, con lo que el sistema se vuelve vulnerable y permisivo”.
Concluye que es necesario un verdadero aumento en la participación ciudadana, con veedurías a la acción policial en los barrios, pero acompañada con capacitación, así como un mayor nivel de efectividad en los organismos de contrainteligencia. Y remata: “Es necesario pensar en un sistema de seguimiento a esos agentes que salen por corrupción, “porque, ¿a dónde van a parar esos uniformados? A algún grupo delincuencial”.
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¿Qué hacer para recuperar la confianza? El diagnóstico parece claro y la voluntad de la Policía también. Solo resta que, con la puesta en marcha de la nueva Política de Integridad y el Estatuto Disciplinario, se pueda aplicar y atender las alertas a tiempo para evitar casos como los de Bogotá. Así se podría encontrar el camino, clave para traducirla en tranquilidad.
Datos de policías tras las rejas:
- Agosto 25 de 2023. Corrupción. En Ciudad Bolívar caen siete policías, que “favorecían a traficantes, con órdenes de captura”.
- Julio 12 de 2023. Policías Hackers: Capturaron a siete policías por acceder a bases de datos, para conocer quienes tenían asignado algunos casos.
- Enero 18 de 2023. Por secuestro. Seis policías, en Engativá, abordaban a civiles con falsa órdenes de captura y pedían dinero a cambio de no judicializarlos.
- Noviembre 21 de 2022. Homicidio. Procesan a cinco policías por su presunta participación en el homicidio de Juan Pablo González, en la URI de Puente Aranda.
- Septiembre 6 de 2022. Microtráfico: Capturan a cinco uniformados asignados a CAI de Suba y Fontibón. Brindaban seguridad a las ollas de vicio.
- Julio 19 de 2021. En la nómina ilegal. Procesan a 10 agentes, de Los Mártires, que recibieron $300 millones para dejar delinquir a una organización criminal, en el barrio Samper Mendoza.
- Abril 16 de 2021. Por hurto y secuestro. Capturan al comandante del Grupo de Operaciones Especiales y a dos patrulleros, por retener y robarle casi $800 millones a un comerciante de San Andresito.
- Febrero 7 de 2016. Narcotráfico. Capturan a 14 policías, adscritos al CAI de San Victorino, que facilitaban el tráfico de drogas alrededor de colegios en el centro de Bogotá.