A sólo dos meses del comienzo formal de la campaña para la Alcaldía de Bogotá y cuando los sondeos de opinión apenas empiezan a registrar el efecto del nacimiento de las aspiraciones independientes de Gina Parody y Gustavo Petro, otros dos jugadores entraron ayer a animar la polarizada contienda, en la que está claro que si no es a través de alianzas ningún partido alcanzará los votos necesarios para hacerse al cargo.
El primero de ellos fue el exalcalde y exconstituyente Jaime Castro, un curtido hombre de política, cuyas más recientes aventuras electorales no resultaron muy afortunadas, pero quien cuenta con la ventaja de ser reconocido como el hombre que saneó las finanzas de la capital a comienzos de los 90. Sin ese aporte habría sido imposible el promocionado avance de la capital durante las administraciones de Antanas Mockus, Enrique Peñalosa y Luis Eduardo Garzón, inmersos hoy en su propia disyuntiva política por el respaldo del expresidente Álvaro Uribe a la candidatura verde de Peñalosa.
Como se lo había revelado a este diario en entrevista publicada hace un mes, ayer Castro confirmó su intención de llegar por segunda vez al Palacio Liévano. “En época de naufragio el alcalde tiene que saber nadar, no puede llegar a recibir clases de natación”, le dijo ayer Castro a El Espectador, reiterando su posición en el sentido de que a algunos de los candidatos actuales les falta experiencia.
El segundo gran movimiento del día corrió por cuenta del periodista Paulo Laserna, quien sonaba como la ficha del Partido Conservador, colectivo que al parecer no tendrá candidato propio para los comicios de octubre en la capital. Aunque rechazó la oferta de ser su candidato, es claro que Laserna quiere ser un jugador importante en la campaña, razón por la cual buscará la forma de impulsar una especie de gran acuerdo para gobernar Bogotá.
Los movimientos de Castro y Laserna demuestran que el abanico de candidatos por fin comienza a tomar forma, aunque persisten dos grandes incógnitas relacionadas con dos de los más grandes electores de la capital de la República: Álvaro Uribe Vélez y Antanas Mockus. Sobre ambos se especula que terminarían lanzándose, pero la dinámica de la campaña demuestra que por muy riesgoso que resulte tener que enfrentarse al final con alguno de ellos dos, llegó la hora de lanzarse al agua.
Los demás candidatos también afinan estrategias. Carlos F. Galán, David Luna y Carlos Guevara intensificaron correrías por la ciudad. El Polo prepara su respaldo a Jorge Enrique Robledo. Y hasta Enrique Peñalosa, quien durante las últimas semanas estuvo ausente del debate debido a sus conferencias sobre ciudad en Europa, llegó el domingo para retomar las riendas de su campaña.
Es mucho lo que se han movido las aguas en las dos últimas semanas, pero nada garantiza que quienes lleguen a la elección sean los mismos que figuran hoy en las encuestas. Ni que se resistan a la realidad de tener que buscar alianzas.
Por El Espectador
