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Un complejo ilegal de producción de carbón vegetal a cielo abierto que funcionaba en las veredas La Chacua y Fusungá, en el municipio de Soacha, fue desmantelada en las últimas horas por las graves afectaciones ambientales que estaba generando.
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La diligencia, liderada por la Unidad Integrada de Gobernabilidad Ambiental - UIGA y el apoyo de la dirección regional Soacha, de la Corporación Autónoma Regional, representa un golpe importante a una práctica ilegal que genera graves afectaciones en el aire, la flora, el suelo y el paisaje.
De acuerdo con la autoridad ambiental del departamento, en los predios Bichagui y El Penco, se encontró evidencia de una quema a cielo abierto de madera en un área aproximada de 3.000 m². La mayoría de la madera usada para esos fines mostraba trazas de pintura, barniz, puntillas y otros elementos, los cuales, según el informe técnico de la CAR, “ocasionan gases y vapores contaminantes durante el proceso de combustión.
En detalle se pudo constatar que además de los retales de madera había tela, metales (puntillas) y otros elementos que representan un volumen aproximado de 186 metros cúbicos, lo que equivale a cerca de 17 kilos de carbón vegetal
“Estas emisiones de material particulado, sumadas a los compuestos orgánicos volátiles e irritantes por la presencia de hidrocarburos y químicos, degradan la calidad del aire y comprometen la salud de las comunidades aledañas”, explicó el director de la entidad, Alfred Ballesteros.
Durante los operativos se realizaron sobrevuelos con drones en la zona afectada, los cuales permitieron evidenciar la proporción de las afectaciones generadas por las quemas que se estaban realizando sin ningún tipo de concepto técnico del control de las emisiones en siete pilas o fuentes fijas de combustión.
Por otro lado, la afectación del suelo se evidenció a raíz de la pérdida de la capa orgánica del terreno a raíz de las constantes quemas. Estos daños, señalan los expertos, podrían tardes entre 6 y 8 años en restaurarse.
En cuanto a la flora, los hallazgos dan cuenta de la quema de 22 árboles de eucalipto cuyas ramas y troncos fueron usados para la producción de carbón vegetal sin contar con los permisos respectivos para actividades de aprovechamiento forestal. Además de las afectaciones en los suelos y el aire a raíz de las desmesuradas quemas, “se constató la afectación al paisaje por la alteración de la calidad visual y el contraste de tonos del polígono donde se realizaba la actividad, respecto de las áreas circundantes no intervenidas”, señala el informe de la entidad.
Finalmente, Ballesteros señaló que no se atendieron los determinantes ambientales de la zona, pues, “de acuerdo con el Plan de Ordenamiento de Cuenca del río Bogotá, el área de la quema a cielo abierto se encuentra clasificada para producción agrícola, ganadera y de uso sostenible de los recursos naturales”.
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Por Redacción Bogotá
