Más del 15 % de los bogotanos consideran que para enfrentar la inseguridad, deben portar algún tipo de arma y así sentirse con la capacidad de defenderse. Sin embargo, el uso ilegal de las mismas en las calles se han convertido en la herramienta que tienen los delincuentes para cometer hurtos, homicidios y lesiones contra la ciudadanía.
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Para combatir este flagelo, el Distrito presentó esta mañana la campaña “Desarme por la Vida”, que tiene como fin promover acciones de cultura ciudadana como la entrega voluntaria de armas e incrementar las requisas para el decomiso de las mismas, y así evitar actos violentos que atenten contra la seguridad de las personas.
En este aspecto, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, expresó que cada arma que circula en la ciudad es un riesgo para la vida. “En una democracia, las armas deben ser monopolio del Estado, para salvaguardar su uso adecuado y exclusivo para cuando sea necesario por la autoridad”, dijo la mandataria.
Por su parte, el secretario de Seguridad, Hugo Acero, presentó las cifras de los principales delitos cometidos en la ciudad y su incidencia con el porte de armas, para dimensionar la problemática. “El 62 % de los homicidios ocurren con armas de fuego, el 31 % con armas cortopunzantes y el 7 % con armas contundentes incluyendo el puño. Los hurtos se cometen, en un 59 % con armas blancas, el 13 % con armas contundentes y el resto con armas de fuego”, explicó Acero.
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Por estos motivos, lo que se pretende es iniciar una promoción de un mensaje de paz y convivencia, que permita el desarme de las personas, tanto los ciudadanos del común que las usan para defensa propia, así como generar un pacto de reconciliación entre pandillas.
“Hay localidades que vienen trabajando con grupos juveniles a través de diálogo y la labor del Idipron, la Secretaría de Integración Social, las alcaldías locales y los gestores de convivencia, logrando que los jóvenes encuentren otras alternativas diferentes a ejercer violencia” explicó el secretario.
De esta manera, se liderarán estrategias como la requisa electrónica para la detección de armas, dotando a la Policía con detectores de metales y evitando el contacto físico y directo con la ciudadanía. Asimismo, cultivar una cultura de entrega de armas a través de pactos de reconciliación.
Lo que explica el Distrito, es que con las armas decomisadas o entregadas se pretende la construcción de elementos útiles en articulación con empresas del sector privado o la creación de monumentos.
“El mejor chaleco antibalas que uno tiene es el respeto por la vida y la única manera de liderar es con el ejemplo. Lo que nos hace poderosos es nuestra inteligencia, las oportunidades de la vida y el afecto, no portar un arma”, dijo López.
En el evento simbólico estuvo presente el director del Idipron, Carlos Marín, quien contó que hace 25 años su hermano fue asesinado con un arma y desde ese momento, portaba un arma blanca como símbolo de protección. Sin embargo, en la reunión, se comprometió a no volver a portar una y la depositó en un buzón de recolecta.