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Clubes cannábicos y cafés ‘weed friendly’ desafían el prohibicionismo en Bogotá

Mientras en el Concejo gana terreno un enfoque prohibicionista en la ruta por regular el consumo de sustancias psicoactivas en áreas públicas, en los clubes cannábicos y cafés ‘weed friendly’, la historia es otra.

Juan Camilo Parra

14 de junio de 2025 - 06:19 p. m.
Movimiento cannábico en Bogotá busca formalizar los clubs.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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Paola Aguilar, comunicadora social de 52 años, abre las puertas de Café Polo House ubicado en la localidad Barrios Unidos. Entre recuadros, una luz amarilla cae sobre un rincón amoblado con dos sofás verdes y un tocadiscos antiguo que reproduce el vinilo Top Secrets Legal Alien de Willie Colón, que disfrutan cuatro comensales. Más adentro, una puerta de madera se abre en dos, dejando al descubierto una sala con muebles antiguos, una biblioteca y chimenea, en la que otras personas, además de tomar café, se fuman un “porro”.

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Movimiento cannábico en Bogotá busca formalizar los clubs.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Este es uno de los 17 sitios en la capital que propenden a ser un ‘Club Cannábio’, pero que por el momento, y a falta de un camino claro en materia de regulación, se mantienen en una zona gris de la normativa. Una zona de la cual quieren salir, a través de un proyecto que llevan ‘enrolando’ más de cuatro años.

En el barrio Olaya de Rafael Uribe Uribe, Manuel Sandoval, de 48 años, atiende su negocio Pharmacy Cannabis. Dice que es la primera ‘droguería cannábica’ avalada por la secretaría de Salud. La abrió después de que la planta se convirtiera en uno de los soportes medicinales para su hija, diagnosticada con meningitis bacteriana a los 2 años, y posteriormente, con epilepsia refractaria. “Es una enfermedad fármaco resistente”.

Manuel, presidente de la Federación de Clubes Cannábicos.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Es también el presidente de la Federación Nacional de Clubes Cannábicos, creada recientemente, el 26 de febrero de este año, que nació al reconocer los procesos que se estaban dando en la capital al rededor del cannabis. “La Federación surge para tener una línea clara para poder operar; hay una diversidad de procesos, de lugares que actualmente son muy organizados, pero hay otros que son muy informales y que pueden generar problemas de salud pública.”, asegura en conversación con El Espectador.

El activista resume así la zona gris en la que se encuentra la regulación del cannabis de uso adulto, recreativo: “¿qué se puede hacer en Colombia? En la teoría se pueden hacer muchas cosas. Se puede sembrar, pero no se puede vender. Se puede portar, pero no se puede consumir. Todo es choque allí, unos vacíos jurídicos que han hecho que se creen diferentes líneas de dispensación. Los autocultivadores y los clubes crean unos circuitos cerrados, algunos clandestinos”.

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Movimiento cannábico en Bogotá busca formalizar los clubs.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Encendido debate

En el escaparate del café, Paola prepara una taza con granos tostados de Choachí, mientras el presidente de la Federación de Clubes Cannábicos, arma un cigarrillo de “flores”, como él llama a la marihuana que tiene en sus manos. Conversan sobre el debate que se encendió en el Concejo de Bogotá con la aprobación, en primer debate, de un Proyecto de Acuerdo de la concejala del Centro Democrático, Diana Diago, que pide prohibir el consumo de sustancias en parques de la ciudad.

Y es que en abril del 2023, la Corte Constitucional emitió una orden a cada ciudad de regular el consumo de sustancias psicoactivas, esto, tras recibir una demanda ciudadana en 2022. Entonces entró en el juego la Sentencia C-127 de 2023, la cual precisó “la necesidad de armonizar la garantía de los derechos fundamentales y la protección de los derechos prevalentes de los niños, niñas y adolescentes, con las políticas públicas contra las drogas”.

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Manuel reconoce un hecho “la marihuana incomoda”. “Cuando hablamos de prohibición, los ojos están en el cannabis, en la marihuana. Es la sustancia que más genera incomodidad, por el humo, por el olor. Las drogas que son más “silenciosas” y más peligrosas parecen no asustar tanto”.

En Bogotá la tarea la ha tomado el Concejo y el de Diago es solo uno de los ocho proyectos que se han presentado en el cabildo durante la alcaldía de Carlos Fernando Galán para regular el asunto de consumo en la capital. Seis son de corte prohibicionista. De esos, uno ya fue sancionado por el alcalde: el de Andrés Barrios, también del CD, que determina instalar señales de prohibición de consumo en los parques de la capital.

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Esta es una de las 370 señales puestas en las calles de Manizales. El Acuerdo incluye un perímetro de 120 metros y aplica entre las 5:00 a.m. y las 11:00 p.m. La Alcaldía de Bogotá tendrá la tarea de definir el diseño de esta medida.
Foto: Alcaldía de Manizales

El de la concejala reúne todas las propuestas, incluidas las dos que proponen espacios autorizados. No obstante, no resuelve o abre alguna puerta para esos espacios autorizados y se concentra en la prohibición en los parques de escala metropolitana, regional, zonal, vecinal y de bolsillo, denominándolas Zonas Libres de Drogas (Z.L.D).

La Alcaldía no tiene una posición clara frente al consumo de sustancias, no ha convocado el cumplimiento de esa sentencia de la corte, pues es el Concejo bogotano que tiene una iniciativa que tiende hacia la prohibición y a una interpretación errónea”, analiza Julián Quintero, director de Acción Técnica Social, quien lideró apuestas en el pasado como los primeros festivales Cannabis Al Parque, avalado con el Distrito y que duró solo tres años.

Manuel Sandoval estuvo en el debate y, más allá de la polémica, le sorprendió que dentro de la discusión lo que más se habló fue de clubes cannábicos. “Esto se está moviendo en el Distrito porque si no podemos hacerlo en la calle, en el parque o en los diferentes sitios, entonces díganos ¿dónde podemos hacerlo?”.

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Movimiento cannábico en Bogotá busca formalizar los clubs.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Clubes y sitios ‘weed friendly’

Recurrimos a la figura de los clubes y dispensarios como única alternativa para poder romper esta polémica”, dice el presidente de la federación, que ya ha congregado a 17 clubes. Muchos comenzaron como tiendas de autocultuvo o ‘grow shops’ que quisieron trascender porque adquirieron el conocimiento del arte del cultivo de esta planta.

Hay iniciativas en el sur y norte de Bogotá. Desde el más conocido, ubicado en Teusaquillo, una casa cultural a la que se entra pagando cover; a sitios en Tunjuelito o el café de Paola, al que se entra sin pagar. El problema es que ninguno puede operar como tal, como un ‘Club Cannábico’, que se caracterizan no solo porque es un espacio ‘weed friendly’ sino también porque se pueden desarrollar “cultivos solidarios” y dispensar cannabis.

Movimiento cannábico en Bogotá busca formalizar los clubs.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Manuel dice que estos espacios le cambian la cara al consumo y propician que los consumidores tengan más información para evitar consumos problemáticos. “Los clubes cannábicos es la única forma que la gente encontró para refugiarse y para aprender a mejorar sus prácticas. Hay consumos problemáticos cuando no sabes de dónde viene tu cannabis, fumas de manera impulsiva, sin propósito y no hay espacios para darle un uso, por eso surgen centros culturales, como galerías, centros de escucha, de bienestar”.

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Paola, cuenta que su café es inspirado en sitios que visitó en España, pero también en Francia, en Bélgica, Holanda . “Esto no tiene el misterio que tiene acá, es otra cultura y otro empoderamiento. A mí me pareció interesante involucrar el cannabis, el cual uso desde hace muchos años, con el café. Aquí puedes venir, tomarte una taza, una cervecita, leer, abrir su cigarrillo, más no es un expendio”, aclara.

Desde la Federación tienen listo un proyecto para regular estos sitios, que cuenten con reglamento, que aseguren que no se consuman otras drogas, esto, haciéndole el quite a la legalización que se ha hundido siete veces en el Congreso, la cual ya no esperan estos colectivos.

Movimiento cannábico en Bogotá busca formalizar los clubs.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Y el proceso trasciende Bogotá. William Bernal, quien preside el comité regional de la cadena productiva de cannabis en el departamento del Cauca, dice que el departamento podría aportar a los clubes. Aclara que allí hay alrededor de 18.640 productores sin licencia en el norte del Cauca localizados en cinco municipios, ellos cada uno por una normativa, tienen permitido sembrar 500 plantas de marihuana que “son las que terminan en cosechas que se distribuyen para el país y mucha de esa marihuana sin licencia es la que sale por los corredores ilegales hacia otros mercados”.

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Añade: “Como delegado a la política nacional de drogas 2023-2033 y hemos considerado importante que haya unos sitios en donde la gente pueda consumir y no esté molestando a los que no consumen, y que lo que consuman tenga una trazabilidad de calidad y en eso puede entrar el Cauca a suministrar estos sitios”, dijo a este diario.

Lo mismo mencionó Wilmer Conda, del Cabildo Indígena de López Adentro, municipio de Caloto: “Estamos trabajando un proceso o unos pilotos en cuanto a al uso industrial del cáñamo, al uso industrial de uso medicinal y ahorita en la parte uso adulto con fines responsables, haciendo uso de nuestras semillas indígenas certificadas”.

La Federación espera tener listos los lineamientos definitivos en julio, con el fin de presentarlos, junto con la academia, ante el Congreso y el Ministerio de Justicia. “El objetivo es negociar un modelo que reconozca los clubes, brinde garantías y reduzca los riesgos del consumo desregulado”, concluye.

Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.

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Por Juan Camilo Parra

Periodista egresado de la Universidad Externado de colombia con experiencia en cubrimiento de orden público en Bogotá.jparra@elespectador.com
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