Conductores, también en primera línea contra el COVID-19

Como si el sistema de transporte público de Bogotá no tuviera suficientes afanes en esta época de pandemia, ahora se suma otra preocupación. Un nuevo caso positivo de COVID-19, esta vez de un conductor del SITP, encendió las alarmas por la posibilidad de que se origine un brote de la enfermedad entre los colaboradores del sistema. La situación obliga a que en los buses se fortalezcan los protocolos de prevención y cada conductor extreme las medidas de autocuidado, pero es claro que el riesgo de contagio por estos días aumenta y tanto trabajadores como usuarios del transporte deben cuidar más su ritual de ingreso y permanencia en los sistemas masivos.

Tanto Transmilenio (ente gestor del SITP) como el concesionario que denunció el caso manejan el tema con hermetismo, debido a su gravedad. La única información oficial proviene de TM y reporta que el conductor, quien opera en la zona de Bosa, tuvo síntomas de gripe, pero tras asistir a servicios médicos fue enviado a su casa. Lo más grave es que regresó al trabajo y días después los síntomas se agravaron, por lo que fue incapacitado. El último reporte es que el trabajador está en cuidados intensivos.

Lo espinoso de todo es la desarticulación entre TM y el concesionario. Este último dice que todos los protocolos se vienen cumpliendo y que toda la responsabilidad de hacer anuncios sobre el estado de salud del conductor recae sobre TM. A su vez, TM reporta que no sabe a ciencia cierta qué pasó, que buscan una explicación y que ignora quién le dijo al conductor que regresara a trabajar. “Sería inaudito. Estamos averiguando y la interventoría requirió al concesionario”, explican desde TM.

Los impedimentos por saber qué ocurre con este nuevo caso de contagio se entienden en la ruta para vigilarlo: TM debe recibir información oficial del sistema distrital de salud, algo que no ha ocurrido, y luego debe cotejarla con las explicaciones que entrega el operador. “No puede haber fallos en el protocolo, porque vendrían investigaciones. Al caso se le está haciendo seguimiento, pero no se puede hablar de un brote, porque para eso se necesita más evidencia y procesos que en este momento no existen. Se debe tener certeza de los positivos, pero lo que tenemos es un caso confirmado”, agrega el sistema.

Es clave aclarar que este caso y la muerte que se registró en TM a principios de este mes no tienen nada que ver. Frente a ese primer hecho, el sistema logró establecer que el contagio se produjo en su círculo familiar y que hubo un oportuno aislamiento que evitó que el virus se propagara en el sistema de buses rojos. En este nuevo caso apenas se empezará el cerco epidemiológico, que busca determinar cómo se contagió el conductor y si existe la posibilidad de que haya contagiado a otros colegas.

Mientras esa investigación avanza, lo cierto es que en los buses azules se tendrán que reforzar los protocolos de desinfección y las medidas para evitar nuevos contagios. Víctor Raúl Martínez, representante del concesionario SI18, indicó que si bien están siguiendo las medidas, como medición de temperatura y uso de guantes, tapabocas y gel antibacterial, ahora tendrán que hacer más rigurosos otros procesos. “Tapetes para desinfectar zapatos, control de sanidad en el consumo de alimentos y un plan riguroso de desinfección de los buses, mediante lavado interno y externo al inicio, mitad y cierre de operación”, son algunos de los que menciona el empresario.

Entretanto, Marco Tulio Gutiérrez, vocero de los operadores del SITP, envía sobre todo un mensaje de tranquilidad a los usuarios y afirma que, a pesar del temor inicial sobre el foco de contagio que podría ser el transporte público, las medidas han permitido que el riesgo, aunque latente, se haya minimizado. “Sorprende la actitud de los pasajeros que están respetando el cupo, pues no se han tenido incidentes por ese motivo. Hay que darles tranquilidad a los usuarios, pues los operadores realizan todos los procedimientos de rutina y prevención con diversos elementos, desde detergentes hasta operaciones permanentes de limpieza”.

Taxistas, también bajo riesgo

A pesar de que no hay casos de contagio en el gremio amarillo, el temor por su situación es alto. A las preocupaciones sobre la falta de ingresos se suma la de que el vehículo lo aborde un pasajero contagiado. Por eso, conductores como Dagoberto Álvarez, quien lleva dos meses sin trabajar debido a que no tiene las aplicaciones que se exigen para reservar servicios, decidió dedicarse a fabricar vinilos de protección para aislar a los conductores de los pasajeros, como forma de aumentar la prevención.

Ernesto Sandoval, representante del gremio ante Fenalco, resalta por su parte la labor de la mayoría de empresas de taxis, que se han dado a la tarea de proveer cada día guantes y tapabocas para los taxistas, así como gel y alcohol para brindar a los pasajeros.

Por estos días de reactivación económica la necesidad de transporte aumenta, por lo que la conducción de transporte público se convierte en una profesión que también está en la primera línea de combate frente al virus. Tomar un bus o un taxi hoy es riesgoso tanto para el conductor como para el usuario, por lo que cada parte debe recurrir a la sensatez y cumplir con el uso de guantes, tapabocas y los demás protocolos exigidos.

Como si el sistema de transporte público de Bogotá no tuviera suficientes afanes en esta época de pandemia, ahora se suma otra preocupación. Un nuevo caso positivo de COVID-19, esta vez de un conductor del SITP, encendió las alarmas por la posibilidad de que se origine un brote de la enfermedad entre los colaboradores del sistema. La situación obliga a que en los buses se fortalezcan los protocolos de prevención y cada conductor extreme las medidas de autocuidado, pero es claro que el riesgo de contagio por estos días aumenta y tanto trabajadores como usuarios del transporte deben cuidar más su ritual de ingreso y permanencia en los sistemas masivos.

Tanto Transmilenio (ente gestor del SITP) como el concesionario que denunció el caso manejan el tema con hermetismo, debido a su gravedad. La única información oficial proviene de TM y reporta que el conductor, quien opera en la zona de Bosa, tuvo síntomas de gripe, pero tras asistir a servicios médicos fue enviado a su casa. Lo más grave es que regresó al trabajo y días después los síntomas se agravaron, por lo que fue incapacitado. El último reporte es que el trabajador está en cuidados intensivos.

Lo espinoso de todo es la desarticulación entre TM y el concesionario. Este último dice que todos los protocolos se vienen cumpliendo y que toda la responsabilidad de hacer anuncios sobre el estado de salud del conductor recae sobre TM. A su vez, TM reporta que no sabe a ciencia cierta qué pasó, que buscan una explicación y que ignora quién le dijo al conductor que regresara a trabajar. “Sería inaudito. Estamos averiguando y la interventoría requirió al concesionario”, explican desde TM.

Los impedimentos por saber qué ocurre con este nuevo caso de contagio se entienden en la ruta para vigilarlo: TM debe recibir información oficial del sistema distrital de salud, algo que no ha ocurrido, y luego debe cotejarla con las explicaciones que entrega el operador. “No puede haber fallos en el protocolo, porque vendrían investigaciones. Al caso se le está haciendo seguimiento, pero no se puede hablar de un brote, porque para eso se necesita más evidencia y procesos que en este momento no existen. Se debe tener certeza de los positivos, pero lo que tenemos es un caso confirmado”, agrega el sistema.

Es clave aclarar que este caso y la muerte que se registró en TM a principios de este mes no tienen nada que ver. Frente a ese primer hecho, el sistema logró establecer que el contagio se produjo en su círculo familiar y que hubo un oportuno aislamiento que evitó que el virus se propagara en el sistema de buses rojos. En este nuevo caso apenas se empezará el cerco epidemiológico, que busca determinar cómo se contagió el conductor y si existe la posibilidad de que haya contagiado a otros colegas.

Mientras esa investigación avanza, lo cierto es que en los buses azules se tendrán que reforzar los protocolos de desinfección y las medidas para evitar nuevos contagios. Víctor Raúl Martínez, representante del concesionario SI18, indicó que si bien están siguiendo las medidas, como medición de temperatura y uso de guantes, tapabocas y gel antibacterial, ahora tendrán que hacer más rigurosos otros procesos. “Tapetes para desinfectar zapatos, control de sanidad en el consumo de alimentos y un plan riguroso de desinfección de los buses, mediante lavado interno y externo al inicio, mitad y cierre de operación”, son algunos de los que menciona el empresario.

Entretanto, Marco Tulio Gutiérrez, vocero de los operadores del SITP, envía sobre todo un mensaje de tranquilidad a los usuarios y afirma que, a pesar del temor inicial sobre el foco de contagio que podría ser el transporte público, las medidas han permitido que el riesgo, aunque latente, se haya minimizado. “Sorprende la actitud de los pasajeros que están respetando el cupo, pues no se han tenido incidentes por ese motivo. Hay que darles tranquilidad a los usuarios, pues los operadores realizan todos los procedimientos de rutina y prevención con diversos elementos, desde detergentes hasta operaciones permanentes de limpieza”.

Taxistas, también bajo riesgo

A pesar de que no hay casos de contagio en el gremio amarillo, el temor por su situación es alto. A las preocupaciones sobre la falta de ingresos se suma la de que el vehículo lo aborde un pasajero contagiado. Por eso, conductores como Dagoberto Álvarez, quien lleva dos meses sin trabajar debido a que no tiene las aplicaciones que se exigen para reservar servicios, decidió dedicarse a fabricar vinilos de protección para aislar a los conductores de los pasajeros, como forma de aumentar la prevención.

Ernesto Sandoval, representante del gremio ante Fenalco, resalta por su parte la labor de la mayoría de empresas de taxis, que se han dado a la tarea de proveer cada día guantes y tapabocas para los taxistas, así como gel y alcohol para brindar a los pasajeros.

Por estos días de reactivación económica la necesidad de transporte aumenta, por lo que la conducción de transporte público se convierte en una profesión que también está en la primera línea de combate frente al virus. Tomar un bus o un taxi hoy es riesgoso tanto para el conductor como para el usuario, por lo que cada parte debe recurrir a la sensatez y cumplir con el uso de guantes, tapabocas y los demás protocolos exigidos.