La semana arrancó con una noticia que podría aliviar los dolores de cabeza de miles de bogotanos: se viene un ajuste en el plan de recolección de basuras, servicio público que enfrenta una crisis por errores administrativos y operativos. Así lo anunció el alcalde Carlos Fernando Galán este lunes 15 de septiembre en la presentación de Armando Ojeda como nuevo director de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP).
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En contexto: Libre competencia en la recolección de basuras: los retos que enfrentará Bogotá
Vale recordar que el remezón en la entidad se originó por una serie de traspiés, como los puntos críticos de acumulación de basuras y la negativa de la CRA de autorizar la renovación del esquema de Áreas de Servicio Exclusivo (ASE) para el servicio de aseo. Esto derivó en la salida de su directora, Consuelo Ordóñez, a quien el propio alcalde le pidió la renuncia el 20 de agosto debido a que, según explicó Miguel Silva, secretario general de la Alcaldía, “la ciudad requería un perfil distinto en la entidad”.
Casi un mes después, Galán presentó a Ojeda como nuevo director de la UAESP. Este economista, con 20 años de experiencia en temas relacionados con la prestación de servicios públicos, fue asesor en la actual gerencia de la Empresa de Acueducto de Bogotá (EAAB); director técnico de gestión de aseo en la Superintendencia de Servicios Públicos en 2019 y se desempeñó como subsecretario de la Secretaría de Hábitat, entre otros cargos. Hoy, su misión será revertir la imagen de ciudad sucia que se refleja en las calles, ríos, humedales y contenedores llenos de residuos, así como otros líos que afectan el servicio.
Un nuevo rumbo
Tras reconocer que el modelo de recolección de basuras en la ciudad ha generado más problemas que beneficios y que la administración no ha sido eficaz “para poder cambiar la tendencia, como la ciudadanía lo está esperando”, el alcalde Galán anunció que las medidas ideadas para mitigar la crisis se fundamentan en tres ejes: operativo, sancionatorio y pedagógico. En primera medida, el mandatario señaló que, en cuanto al factor operativo —quizás el principal obstáculo—, se buscará enfrentar los casi 700 puntos de acumulación de residuos y los problemas en las periferias. Para ello, la empresa Aguas de Bogotá pasará de recolectar 184 a 330 toneladas diarias de residuos voluminosos. Además, se incrementarán las frecuencias de recolección y se ampliarán los kilómetros de barrido.
También se fortalecerán los ecopuntos donde se reciben materiales que no recogen los camiones, como escombros y otros residuos de construcción, colchones, muebles y tejas. “Actualizaremos el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos, que sirve como carta de navegación para todos los prestadores del servicio. Destinaremos $8.900 millones para intervenir puntos críticos, mejorar el servicio y compensar deficiencias”, dijo el nuevo director, quien asume la próxima semana.
Procesos sancionatorios
Para avanzar en este punto, el alcalde aseguró que se evaluarán 149 procesos sancionatorios actualmente en curso contra los operadores, para determinar si deben hacerse efectivos. También se intensificará la vigilancia y se reforzará el cobro de multas a quienes arrojan residuos de gran volumen en el espacio público y a quienes contratan dichos servicios. En estos casos, la sanción supera los $700.000.
En este punto cabe mencionar que los procesos sancionatorios contra los operadores implican el cobro de miles de millones, que podrían destinarse a fortalecer el sistema de recolección. “En nuestro debate de control político sobre basuras evidenciamos que las cinco ASE acumulan sanciones por más de $6.000 millones y 56.769 hallazgos operativos, lo que equivale a 22 fallas diarias en los últimos cinco años”, advierte la concejala del Pacto Histórico, Heidy Sánchez.
Pedagogía
En este aspecto, la articulación de varias entidades será clave. Las secretarías de Cultura, Desarrollo Económico y Hábitat promoverán acciones pedagógicas para que la ciudadanía, así como el sector comercial, puedan acceder a más información sobre la separación de residuos en sus hogares y negocios. Las actividades pedagógicas buscan también brindar información sobre el uso del mobiliario público, los horarios de recolección y, en general, resaltar cómo una adecuada separación y recolección influye en la calidad de vida de quienes habitan la ciudad.
Con estas acciones, el Distrito espera reducir en 25 % los 666 puntos críticos activos de disposición inadecuada de residuos registrados hasta el 27 de agosto. Además, se prepara para una posible transición a un modelo de libre competencia en febrero de 2026, tras la negativa de la CRA de renovar el modelo actual, que derivó en la salida de la exdirectora de la UAESP.
Sumadas a las acciones que plantea el Distrito, resulta fundamental que se implemente el decreto 0670 de 2025, que le da luz verde al programa Basura Cero, y que va de la mano con los planteamientos pedagógicos del Distrito que buscan fortalecer el reciclaje y la educación ambiental y, por lo tanto, dignificar una labor tan importante como invisibilizada: la de miles de recicladores de oficio que precisamente el pasado 24 de junio inundaron la Plaza de Bolívar con 12 toneladas de botellas plásticas para advertir de las precarias condiciones de su oficio.
La discusión por los modelos del servicio de aseo
El actual modelo de aseo se basa en las Áreas de Servicio Exclusivo (ASE), donde solo una empresa, mediante contrato con el Distrito, puede ofrecer y prestar el servicio público en una zona determinada de la ciudad. Acá el usuario no puede elegir, es un modelo excepcional que solo se puede aplicar con autorización del CRA, como lo hizo el exalcalde Peñalosa en 2018.
Dichos contratos terminan en febrero de 2026, razón por la cual la Alcaldía solicitó a la CRA autorización para renovar el esquema ASE, pero le fue negado y ahora el único camino es volver al esquema de libre competencia, donde no hay fronteras para los operadores y los usuarios pueden elegir quién recoge su basura. Bajo este esquema, el operador solo debe cumplir la normativa nacional y el Distrito pierde injerencia. Este cambio se dará el 12 de febrero del año entrante.
¿El riesgo? Varios sectores que se pueden considerar poco rentables para los privados podrían quedarse sin el servicio.
Si bien las medidas que anunció la Alcaldía marcan un intento por corregir una crisis en la gestión de residuos, su efectividad dependerá no solo de la capacidad operativa del nuevo equipo directivo, sino de una vigilancia rigurosa, una articulación interinstitucional real, y una participación ciudadana sostenida. Bogotá ha padecido por años las consecuencias de un modelo deficiente, con escasa rendición de cuentas y nulo aprendizaje institucional. El reto ahora no es solo ejecutar nuevos planes, sino evitar que las soluciones se conviertan en promesas recicladas.
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Por Redacción Bogotá
