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Cuarentena tiene contra las cuerdas a la industria de los grandes eventos

En Bogotá, el turismo y los espectáculos generan casi un millón de empleos. Organizadores de grandes eventos aseguran que, con la actual situación, si no los mata el COVID-19, lo harán la hambruna.

Diego Ojeda

01 de julio de 2020 - 10:00 p. m.
En Bogotá, el turismo y los espectáculos generan casi un millón de empleos. Organizadores de grandes eventos aseguran que, con la actual situación, si no los mata el COVID-19, lo harán la hambruna.
Foto: El Espectador
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La Asociación Colombiana de Organizadores de Espectáculos estima que en 2019 esta industria generó ingresos cercanos al medio billón de pesos. En Bogotá, este sector y el de la hotelería agrupan 5.000 empresas, que generan casi un millón de empleos directos e indirectos. A pesar de su protagonismo económico, el sector de los grandes eventos y espectáculos no solo hace parte de los más golpeados por la cuarentena, sino que será de los últimos en reactivarse. Esto, debido a su dinámica de trabajar con aglomeraciones, en medio de un escenario donde se exige mantener el distanciamiento social.

A pesar de estas condiciones especiales, Sandra Toro, vicepresidenta de la Asociación Colombiana de Organizadores de Eventos (ACOE) asegura que el gremio (en el que se encuentran empresas de alquiler de vestuario, casas de eventos, fotógrafos, DJ, floristas, sonidistas, recreacionistas, chefs, meseros y demás actividades similares) es “invisible” para las ayudas que ha anunciado el Gobierno nacional.

Por tal razón, el pasado viernes se movilizaron en una caravana, que partió desde el Movistar Arena con dirección a la Plaza de Bolívar, para exigir el respeto de sus derechos y buscar respuestas que les permitan rescatar su actividad. “Somos generadores de empleo, con más de 120.000 personas a nivel nacional. Fuimos los primeros en cerrar y seremos uno de los últimos en volver a abrir. Por eso, nos acercamos al Gobierno, para que nos escuche y brinde soluciones reales y eficaces”, dijo Toro.

El listado de peticiones arranca con los arriendos. Para ella, es clave que se expida un decreto que beneficie tanto a arrendadores como a arrendatarios, “pues teníamos el Decreto 574 de 2020 y lo modificaron con el 797, en el que no nos vemos amparados e incluso tenemos que pagar cláusulas penales”.

Además, pide ayudas financieras ante un panorama en el que la banca no los considera aptos para préstamos. Esto, a pesar de que el Gobierno anunció líneas de crédito Bancóldex (con tasas de interés más bajas que las convencionales) y destinación de recursos al Fondo Nacional de Garantías (para fortalecer la confianza crediticia). Esta queja ya la han planteado otras empresas que tuvieron que hacer “malabares” para no despedir a sus empleados.

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A esto se suma la falta de subsidios y ayudas económicas. “A partir de este momento en Colombia no solo se va a morir por el COVID-19, sino por la hambruna y los suicidios que ahora estamos viendo entre nuestros agremiados. Definitivamente estamos de psicólogo”, comenta Toro, quien insiste en la necesidad de un apalancamiento para que se dé una apertura gradual, así sea con aforo limitado.

Parte de las situaciones más críticas las experimentan quienes viven de lo que en el gremio se conoce como “contratos por turnos”; es decir, trabajadores que emplean dependiendo de los eventos. ACOE asegura que esta característica agrupa a por lo menos noventa actividades que completan tres meses sin recibir un peso.

Alternativas para la crisis

Entendiendo que no todo se puede llevar a lo virtual, las agremiaciones creen que lo mejor sería permitir, cumpliendo normas de bioseguridad y distanciamiento social, una reactivación gradual de los eventos. Para casos como matrimonios y quince años, que hacen parte de las reuniones que atienden los afiliados de ACOE, se propone que estas no superen cuarenta invitados y diez personas de logística. “Estamos elaborando protocolos para nuestros eventos. Sabemos que hay otras asociaciones que ya los tienen. Entendemos que estos no pueden ser masivos, pero igual necesitamos llevar algo de sustento a nuestras casas. Si nos dan la oportunidad, nos sometemos a hacerlos cumplir”, concluye Toro.

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También hay quienes han visto en la virtualidad una alternativa para la crisis. Tal es el caso de Livent X, un emprendimiento colombiano capaz de realizar eventos online a gran escala, como conciertos, foros, congresos y charlas magistrales de aforo “infinito”. Jaime Torres, presidente de Inmov (empresa desarrolladora de este emprendimiento), le dijo a El Espectador que, a causa de la cuarentena, el streaming tomó fuerza.

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“Comenzamos a hacer eventos grandes. Tuvimos uno con Avianca de 21.000 personas conectadas”, comenta el empresario, quien detalla que una reunión con su tecnología puede costar desde $1,5 millones hasta $200 millones, dependiendo del aforo y las especificaciones de cada servicio. Este empresario proyecta que para el período 2020-2021 Livent X habrá consolidado ventas cercanas a los $3.500 millones.

Y es que para Antonio Couttolenc, CEO de la compañía tecnológica Xertica, la industria de los eventos globales transmitidos por streaming facturó US$38,56 billones. Se espera que esta industria continúe creciendo de manera sostenida, a tal punto de que para 2026 alcance los US$149 billones, de lo cual Colombia podría sacar una parte.

“El 2020 representará una bisagra donde los eventos del mundo se verán en la disyuntiva de adaptarse al online o cancelar su realización: quienes se adaptaron a las exigencias son aquellos que apostaron por el valor del contenido y la interacción que pueden ser llevados al online. Y esto permite mantener a las marcas vivas, explorar otras formas de llegar a las audiencias y afianzar los vínculos con la comunidad relacionada”, dijo este CEO.

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No obstante hay quienes le siguen apostando a lo análogo, como los centros comerciales de Bogotá. Unicentro, por ejemplo, planea retomar el negocio de los autocines, usando un espacio para proyectar filmes y que las personas vayan, respetando la medida del distanciamiento. A esto se suman otros formatos como “autoconciertos” y hasta “automisas”. Muchos son los empresarios que creen que las crisis no son más que oportunidades para reinventarse y las mencionadas compañías son ejemplo de cómo el COVID-19 no ha sido suficiente para detener sus industrias.

Pero hay quienes por más tecnología que exista no ven salidas para continuar con sus profesiones, razón por la cual acuden al Gobierno para encontrar soluciones que les permitan funcionar, mitigando al máximo el riesgo del contagio y la propagación del virus.

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