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Del minimalismo nipón a la capital andina: cápsulas para dormir en Bogotá

La puesta en marcha de tres hoteles, en donde las habitaciones son cápsulas, es un atisbo de las nuevas tendencias de alojamiento en la capital. Nos adentramos en el corazón de uno de ellos para conocerlos y saber cómo funcionan.

Miguel Ángel Vivas Tróchez

28 de julio de 2025 - 06:08 p. m.
Hotel tipo cápsula que recién se abrió en Bogotá.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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¿Va de paso por Bogotá y no tiene para un hotel costoso ni familia que lo hospede... y dormir en un pagadiario no es opción? Para este perfil de viajeros viene creciendo una modalidad: los hoteles cápsula, con espacios de 1,05 de alto, 1,25 de ancho y 2,25 de largo, para que los viajeros puedan descansar. Allí se paga $40.000 por persona o $60.000 por pareja, siendo una opción más privada que un hostal y menos costosa que otros hospedajes. Aunque novedosa para la capital, vale resaltar que ha sido popular en otros países densamente poblados, como Japón, o en crisis inmobiliarias, como España.

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Hotel tipo cápsula que recién se abrió en Bogotá.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

En Bogotá aterrizó hace año y medio, tiempo en el que se han habilitado siete alojamientos, donde pese a su reducido espacio se han vuelto una solución atractiva. No obstante, hay un antecedente que le hace ruido a su implementación: en ciudades como Barcelona, Ámsterdam y Tokio, donde es costoso alquilar o comprar un apartamento, se ha llegado a plantear estas cápsulas como opción de vivienda, lo cual ha suscitado un intenso debate sobre el acceso a la vivienda digna y el rumbo de las políticas públicas habitacionales.

Si bien, por ahora, no es el caso de la capital, ya que las opciones son incompatibles con estadías de más de 10 días y no se vive una crisis inmobiliaria, siempre será algo que esté sobre la mesa. El Espectador se adentró en uno de estos hospedajes para ver cómo funcionan y los pormenores detrás de esta alternativa para una ciudad en donde el 15 % de sus visitantes al año solo están de paso.

Un mercado a la medida

El último hospedaje tipo cápsula que se abrió en Bogotá queda en el barrio La Castellana, uno de los núcleos de expansión urbana con mayor potencial económico de la ciudad. Después de algunas pruebas, sin buenos resultados, los dueños relanzaron la propuesta con el objetivo de lograr una ocupación mínima del 30 % . En principio, cuando uno se acerca, ve una casa de fechada negra con rejas, que se parece más a un complejo de oficinas que a un hotel. Sin embargo, dicen sus administradores, que quienes llegan ya han reservado alguna de sus 25 cápsulas para dormir.

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Hotel tipo cápsula que recién se abrió en Bogotá.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Cristian Cruz, CEO de la compañía extranjera SLAP TestGo, dedicada al negocio inmobiliario, explica por qué le apostaron a este alojamiento en Bogotá. “En nuestros ‘coliving’ había interés en quedarse menos de tres meses y teníamos que rechazarlos, porque no era viable. Entonces decidimos probar cómo respondía el mercado a una oferta más corta, manteniendo un precio bajo”.

El aterrizaje de estas inversiones en Bogotá no resulta sorpresivo. Según la Asociación Colombiana de Prestadores de Servicios Turísticos por Medio de Plataformas Digitales (Asohost), la industria tiene un crecimiento exponencial del 7 % y un potencial de utilidad de US$650 millones a nivel nacional. Solo en Bogotá, para 2024, el alquiler de inmuebles para rentas cortas facturó $493.000 millones, lo cual abre un mercado interesante en cuanto a inversionistas.

La capital, además, aglutina el 14 % de la oferta de hospedajes para instancias cortas, con 17.000 inmuebles. La perspectiva podría ser mayor, pues de momento está rompiendo la cifra de visitantes, con tres millones en los primeros seis meses del año. En este rubro, según las partidas de años anteriores, el 15 % llega de paso o conexión, mientras el 7 % viene por negocios. En ambos nichos es notoria la predilección por hospedajes de tiempo corto. Atraídos por este potencial, Cruz ofreció su servicio en las principales plataformas de hospedaje. “La inversión fue de US$320.000 (casi $1.300 millones), contando la propiedad. En las cápsulas fueron US$68.000 ($280 millones)”, comenta.

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Hotel tipo cápsula que recién se abrió en Bogotá.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Quien alquila llega a un recinto adecuado con cocinas, baños, duchas y los cubículos blancos con luces led azules, dotado de una cama doble y un televisor de 15 pulgadas. Este espacio, resalta el director, es suficiente para quien necesite quedarse unos días, pero no cuenta con el dinero o no le interesa pagar las comodidades de un hotel convencional.

Comodidad y pragmatismo

Sobre las 10:00 a.m. de un viernes, Ivonne se maquilla frente al espejo de uno de los cinco baños del hospedaje. Acaba de salir de su cápsula y se alista para ir a trabajar. 24 horas atrás no estaba en sus planes quedarse en este hospedaje. De hecho, vive en el barrio La Felicidad, pero en medio de sus actividades del día anterior se le hizo tarde para regresar a casa. Ella, que suele desconfiar de servicios de transporte por aplicación, optó por un hospedaje barato y cercano. “Filtré y encontré estas cápsulas. Cuando llegué, todos estaban durmiendo o viendo películas, por lo que es un ambiente ideal para aquel que solo busque descansar”, comenta.

Como este caso hay muchos de bogotanos, turistas nacionales e internacionales que buscan el hospedaje del hotel cápsula. “La gente que viene busca solución práctica, sin mucho trámite. Aquí tenemos hospedados desde extranjeros hasta gente que debe venir a sacar visados a embajadas y hasta militares, convocados a la Escuela Militar de la 80 para cursos. La diversidad de los perfiles hace ver que nuestra solución es útil y cómoda”.

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Al preguntarle sobre la posibilidad de que estas cápsulas puedan convertirse en una solución de vivienda, el gerente es escéptico. “Por comodidad y precios, no saldría rentable alquilar la cápsula para más de 15 días. Creo que seguirá siendo una opción en crecimiento para estancias cortas, pero no veo una dinámica inmobiliaria que nos indique algo semejante”, apostilla.

En una ciudad en donde los apartamentos son cada vez más pequeños, se espera que las palabras de los dueños del hotel se cumplan. De lo contrario, la batalla por la vivienda digna se perderá cuando un bogotano se vea obligado a quedarse más de 15 días en una cápsula, porque no tiene cómo pagar un apartamento completo. Por el momento, la novedad debería quedarse en el mero terreno de las estancias cortas, dinamizando un mercado como el de Bogotá.

Hotel tipo cápsula que recién se abrió en Bogotá.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.

Por Miguel Ángel Vivas Tróchez

Periodista egresado de la Universidad Externado de Colombia interesado en Economía, política y coyuntura internacional.juvenalurbino97 mvivas@elespectador.com
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