Tras dos años de retrasos y un historial de incumplimiento y afectaciones a comerciantes y vecinos del sector, el deprimido de la calle 72 con avenida Caracas, que cruza la avenida de manera soterrada, entró en operación el 17 de febrero. Ese día, pasadas las 3:30 a.m., el alcalde Carlos Fernando Galán inauguró la obra, que hace parte del proyecto de la primera línea del metro, y habilitó el paso de vehículos. Aunque la obra entró en funciones, su entrega fue parcial, pues quedaron pendientes adecuaciones del espacio público y conectantes, puntualmente, en el costado suroccidental de la obra.
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En contexto: “Nos iba mejor en pandemia”, afectados por retrasos en deprimido de la 72
“Estamos exigiéndole al concesionario Metrolínea 1 la terminación en el menor tiempo posible del espacio público y la conectante suroccidental. Nuestro compromiso es con la comunidad; nuestro compromiso es con el usuario, y eso se refleja en las acciones que tomamos para exigir que se dé cumplimiento en el menor tiempo posible a la terminación de las obras del intercambiador vial de la calle 72″, señaló el gerente de la Empresa Metro, Leonidas Narváez, a propósito de la puesta en marcha del intercambiador.
Tras poco más de un mes de la puesta en marcha del deprimido, las obras peatonales pendientes ya las terminaron, pero no se han entregado oficialmente a falta del visto bueno de la interventoría. Y no es para menos: tras la larga espera, comerciantes y líderes del sector denuncian fallas en los trabajos, problemas de inundaciones, sistemas inadecuados de drenaje, basura acumulada y daños estructurales en, por lo menos, 50 viviendas, por los que nadie les responde.
Los líos tras las entregas
“En el último plantón que hicimos, el 17 de febrero, se nos dijo que el 30 de marzo nos entregarían la obra. Teníamos reunión con el gerente el lunes 31 de marzo para recibir la obra, pero resulta que, con el aguacero que cayó el sábado anterior, todo el sector se nos inundó, entonces llegamos con la reclamación de las inundaciones. Ahora tenemos más de lo mismo: obras a medias y fechas de entrega en el aire”, resalta Luz Dary Samboní, vocera de vecinos y comerciantes afectados de los barrios aledaños al intercambiador. Agrega que, si bien los andenes se terminaron, todavía están las polisombras, los separadores viales y residuos de los trabajos, entre otros elementos que dan un aire de que en el lugar las labores continúan. Por su parte, la Empresa Metro asegura que los trabajos ya terminaron y que solo queda pendiente el proceso de interventoría, para entregarla en su totalidad.
Inundaciones: “tanta espera para qué”
“Tenemos un problema grave con las inundaciones, porque no se recogen los escombros de la obra. Yo llevo más de un mes insistiéndoles todos los días: ‘Oiga, por favor, hagan aseo aquí, allá’, pero no pasa nada. Es como si uno no existiera. Resulta que toda la tierra y la gravilla que dejan en la calle, cuando llueve, se convierte en lodo y con el primer aguacero tapona las alcantarillas. Eso es un problema grave, porque los alrededores de la obra se convirtieron en una escombrera, cuando se supone que ellos tienen un manejo ambiental adecuado, pero no recogen nada”, asegura Samboní.
Con esto concuerda Rafael Ávila, propietario de una ferretería ubicada en el extremo suroccidental de la obra. “El tema de las inundaciones realmente es un dolor de cabeza, al que no se le ha prestado atención. Desde que empezaron los trabajos y con los retrasos de dos años, mi local se ha inundado siete veces. ¡Siete! Y nadie me ha respondido por nada. Además del problema de los escombros, varios de estos locales quedan a desnivel, entonces es necesario que los andenes no queden en bajada, para que el agua no se nos meta, pero eso no pasó. El sábado pasado nos volvimos a inundar y nada hacen, nadie viene a dar la cara; es como si eso fuera parte del proceso. Antes de las obras esto no pasaba”, reclama el afectado.
En esa última inundación fue tal la cantidad de agua que se rebosó de los sistemas de alcantarillado y de drenaje, que en los barrios Colombia y Concepción, ubicados en la ronda del costado suroccidental de la obra, se inundaron varias calles, locales comerciales y viviendas. “Simplemente, el tema de los desagües está mal desarrollado. En las últimas reuniones nos dijeron que iban a ampliar la capacidad de los desagües, pero eso no sirvió, porque el agua pasa por encima, supera su capacidad. Y si además se taponan por la grava y la basura que no recogen, pues todo empeora. Eso, además, espanta a la gente y sigue empeorando la situación de los negocios”, resalta Samboní.
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Problemas estructurales
Por otro lado, la veeduría ciudadana creada a partir de los retrasos en las ejecuciones de la obra se ha encontrado con, al menos, 50 reportes de viviendas afectadas estructuralmente durante el desarrollo del proyecto. Las casas de los barrios Colombia y Concepción (en la localidad de Barrios Unidos) tienen estructuras antiguas y el terreno tiene problemas de inestabilidad. “En algunos lugares las casas se hunden, por ejemplo, y resulta que colocaron una cantidad de reductores de velocidad que, con el tráfico pesado de volquetas, camiones, mezcladoras y demás necesarias para la obra, las vibraciones aumentaron y, en consecuencia, hay casas que se están deteriorando. En la carrera 20 con 71, por ejemplo, tenemos una señora de la tercera edad, a la que se desprendió un pedazo del techo. Y así, en mayor o menor medida, con grietas, desprendimientos de fachadas o repisas, tenemos unas 50 casas afectadas” señala la líder de la zona.
Aunque la Empresa Metro asegura que sí hicieron los actos de vecindario para tener en cuenta este tipo de afectaciones, lo cierto es que los dueños de la mayoría de las propiedades afectadas aseguran que nunca que se les informó lo que iba a pasar y que no se hizo una revisión minuciosa de los predios ni un acta que señalara esas circunstancias puntuales.
La interventoría
La Empresa Metro le aseguró a este medio que la obra ya finalizó y está habilitada, pero no está recibida a satisfacción, porque se espera el informe de interventoría. “La verdad es que interventoría aquí no nos responde. En una ocasión, incluso, el gerente del Metro dijo que ni a él le respondía. Hemos peleado mucho por eso, porque se ve mucho personal y cero trabajo. Usted ve al gerente y anda con un montón de ingenieros al lado, no se ve que hagan mucho. Nunca se ve a la interventoría dando respuesta por X o Y situación. Ellos solamente asisten a la reunión; firman lo que les toca; se toman la foto, y se van. No se ve un interés por la comunidad y esto es evidente en la manera en que entregaron los trabajos”, advierte Samboní.
Los alivios económicos
Al pasar por la zona que ronda el intercambiador salta a la vista la afectación comercial. Se ven locales cerrados, en arriendo o en venta, en ambos costados de la avenida Caracas. Comerciantes como Óscar Cristancho, propietario de un restaurante ubicado en la calle 72 , comenta que la caída en las ventas es de, por lo menos, el 80 %. “Nos iba mejor en pandemia. Antes hemos podido aguantar. A la mayoría les ha tocado irse. Éramos 12 y ahora quedamos seis”, asegura.
Para aliviar ese panorama, y ante la recurrente protesta de los afectados, la Empresa Metro anunció un plan de alivios económicos para los comerciantes. “Dos años de retrasos, además de que es el colmo de la irresponsabilidad y de la falta de un gobierno serio, que ponga multas o cambie a quien incumpla, pues nos afectó a todos los pequeños comerciantes. Con las pólizas de daños a terceros que tienen esos contratos deberíamos tener derecho a esa reclamación. Pero para acceder a los alivios nos piden unos documentos que el primer grupo de afectados está por entregar”, resalta Samboní.
En ese sentido, la Empresa asegura que, en efecto, el gerente Leonidas Narváez se está reuniendo cada 15 días con la comunidad para avanzar en el tema de la entrega de los alivios. Frente a este proceso, el clima entre los comerciantes es favorable. Dicen que en las reuniones se han sentido escuchados, “pero una cosa es lo que se dice ahí y otra la que pasa. Esperamos que esto termine de la mejor manera, porque no es un favor ni una exageración. Estamos quebrados por las demoras en las obras”, resalta Rafael Ávila.
¿Y las sancionese contra el contratista?
La pregunta que ronda en la zona es ¿por qué no se multó al contratista por las demoras ni se le quitó el contrato? Al respecto, la Empresa Metro señala que tras el incumplimiento del 8 de octubre, día en que estaba prevista la entrega, el contratista compró tiempo y este se venció el 8 de diciembre.
“Ahí entra un debido proceso que, en este momento, está cursando su trámite normal: el interventor entrega un resumen de lo acontecido; la Empresa Metro lo revisa; después se va a audiencia, y el contratista puede decir que está de acuerdo o no y hacer su reclamación. En este momento estamos en ese debido proceso y todavía no se ha definido el tema de la multa o la sanción”, informa la empresa.
La obra debería haber sido entregada en enero de 2023. El consorcio chino Metro Línea 1, responsable de la obra, extendió los tiempos de entrega comprando tiempo hasta terminarla. Por ahora el concesionario solo ha pagado los días de retraso mientras que el proceso sancionatorio por las demoras sigue abierto.
Entre tanto, el 21 de abril, la veeduría ciudadana tendrá una reunión con la gerencia de la Empresa Metro para encontrar soluciones a los temas de inundaciones, desagües, escombros en la zona, daños en viviendas, pasos peatonales y cierres aledaños, que los continúan afectando. “Si no llegamos a una solución real, continuaremos con los plantones. No se puede recibir una obra en esas condiciones. Acá ya es costumbre que una obra tenga retrasos y que la entreguen a las patadas. Y eso no debe ser así”, concluyen en coro los afectados.
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