Veintiséis edificios de la carrera décima, que en su mayoría fueron construidos en los años 60, son hoy objeto de estudio entre los urbanistas y arquitectos del Distrito que esperan convertirlos en patrimonio. Su arquitectura moderna, sus estructuras en acero y su importancia para la historia de la ciudad son algunas de las características que los hicieron parte de la investigación que adelanta un grupo de arquitectos de la Universidad Nacional liderados por Carlos Niño.
“A raíz de las obras de la III Fase de Transmilenio comenzamos a pensar en cuál iba a ser el futuro de la décima y nos dimos cuenta de que este sector tiene un valor arquitectónico impresionante para la ciudad que se debe conservar. Lo que se quiere hacer, desde los edificios, es cambiar esa idea de que esta vía es fea y peligrosa y hacer una reflexión sobre la arquitectura moderna”, explicó Gabriel Pardo, director del Instituto de Patrimonio.
La carrera décima fue construida entre 1945 y 1960, y se planteó como una obra urbana de gran dificultad. El objetivo era convertir la antigua calle colonial de ocho metros de ancho en una avenida de 40 metros, con cuatro carriles, andenes y separadores. La vía fue trazada desde la calle 28 hasta la calle primera en el Hospital de la Hortúa, y luego hasta la Avenida Primera de Mayo y la calle 27 sur.
A lado y lado se construyeron edificios de gran altura y con el tiempo la zona se convirtió en el centro financiero del país. Uno de los edificios más significativos es el del Banco de Bogotá, en la carrera 10 con calle 14, inaugurado en 1959 y que, como relata el historiador Fabio Zambrano en su libro Historia de Bogotá siglo XX, fue considerado por los bogotanos de la época como el mejor de la capital y el símbolo de la innovación de la arquitectura colombiana.
Para el arquitecto Fernando Carrasco, los edificios de la décima marcaron la pauta de la primera generación de arquitectura moderna. “En esta zona se genera una nueva utilización del suelo y se comienza a construir en altura, algo jamás pensado en la capital”. Entre las construcciones que se quieren conservar se encuentra el Edificio Gómez (carrera 10 N° 24-39), Edificio Camacol (carrera 10 N° 19-65), Edificio Seguros Bolívar (carrera 10 N° 16-39) y el Edificio Cardenal Luque (carrera 10 N° 19-64), entre otros.
El proyecto hace parte de la política de renovación y recuperación del centro de Bogotá que en este momento adelanta el Distrito. Una vez finalizada la investigación se presentarán los bienes seleccionados ante el Consejo Asesor de Patrimonio, el cual decidirá si las edificaciones serán declaradas bienes de interés cultural. El Instituto de Patrimonio espera que al finalizar este año al menos cinco de estos bienes sean aceptados por el comité.
Por El Espectador
