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Educación para cambio climático: los roles de cambio de las nuevas generaciones

“Ad portas” del encuentro ambiental más importante del mundo, la COP16, vale destacar cómo en Bogotá la Secretaría de Educación busca fortalecer proyectos para mitigar los problemas medioambientales de los entornos escolares, a través de la articulación con distintas áreas del conocimiento y el pensamiento crítico de los jóvenes.

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Camilo Tovar Puentes
13 de octubre de 2024 - 11:00 a. m.
Estudiantes del Colegio José Félix Restrepo, de la localidad de San Cristóbal, durante una jornada de limpieza en la cuenta del Río Fucha, en la parte alta de su localidad.
Estudiantes del Colegio José Félix Restrepo, de la localidad de San Cristóbal, durante una jornada de limpieza en la cuenta del Río Fucha, en la parte alta de su localidad.
Foto: Secretaría de Educación
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En la parte alta de la localidad de San Cristóbal, en el borde oriental de la ciudad, desde hace más de 10 años los estudiantes del colegio distrital José Félix Restrepo velan por la cuenca del río Fucha y trabajan con la comunidad para que el respeto y el cuidado por el cuerpo de agua que atraviesa la localidad, más que un compromiso, sean parte de su cotidianidad. En 2013, convencidos del poder de las pequeñas acciones y de los cambios individuales como motor de transformación social a gran escala, surgió el proyecto “Ecologismo colectivo ambiental”, que involucra a estudiantes, docentes y vecinos.

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“La idea surgió de la cotidianidad de estudiantes y profesores, que veían cómo los paseos de olla o las caminatas por la ronda del río terminaban siendo un foco de generación de residuos y contaminación del río. Entonces nos propusimos hacer intervenciones de recolección de basura y plantación de árboles. Hoy podemos decir con orgullo que llevamos más de cuatro toneladas de residuos recolectadas y que hemos logrado integrar a la comunidad para revitalizar un espacio que, además de propiciar zonas de contemplación de la naturaleza, es de suma importancia para la ciudad y su sistema ecológico”, señala Jimmy Giraldo, rector del colegio. La importancia de la estrategia, en tiempos de crisis hídrica y cambios climáticos, no es menor, teniendo en cuenta que el río Fucha, que atraviesa cinco localidades y nace en el páramo de Cruz Verde, es uno de los 198 cuerpos de agua de Bogotá y uno de los más contaminados.

“La meta es formar a estudiantes capaces de repensar su realidad y proponer soluciones a los problemas que enfrenta su comunidad más próxima. La idea es que, más allá de que hagan su servicio social cuidando el río, sean un motor de cambio en sus núcleos familiares y sociales a partir de experiencias tempranas con la naturaleza. Si no le apostamos a generar cambios en las nuevas generaciones, todos los esfuerzos serán obsoletos. Es importante dar esta discusión, más ahora con un contexto tan importante como el de la COP16″, asegura Giraldo.

Con la idea de apostarle al pensamiento crítico de los alumnos y apoyar las estrategias que vayan más allá del corto plazo y generen procesos respaldados por el conocimiento científico y la responsabilidad social y ambiental, la Secretaría de Educación ha venido desarrollando estrategias enfocadas en robustecer la conciencia ambiental. Por ley, todos los colegios tienen un PRAE (Proyecto Ambiental Escolar), “que promueve el análisis y la comprensión de los problemas y las potencialidades ambientales locales y nacionales, y generan espacios de participación para implementar soluciones acordes con las dinámicas naturales y socioculturales”.

En ese sentido, el trabajo que se viene adelantando tiene que ver con potenciar las iniciativas. “En Bogotá tenemos páramos, cuencas hídricas, humedales, bosques de niebla, entre otros ecosistemas, que nos ofrecen una riqueza natural inmensa, que muchas veces no conocemos como deberíamos. Por eso buscamos, además de velar por la protección y el respeto a estos espacios, desarrollar estrategias desde todas las áreas del conocimiento. Hemos encontrado que está la conciencia ambiental y que nuestros niños, niñas y adolescentes tienen una sensibilidad importante en relación con la naturaleza y los animales. Entonces, si sabemos que ellos se interesan más allá de una clase o una nota para un proyecto, la pregunta es, ¿cómo vamos más allá?”, señaló Julia Rubiano, subsecretaria de Calidad y Pertinencia de la Secretaría de Educación.

¿Ciencias para qué?

STEM es el término que por sus siglas en inglés hace referencia a las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (Science, Technology, Engineering and Mathematics) y a un enfoque educativo que propende por la innovación en el aprendizaje integral y activo de diversas áreas que permita formar, además de estudiantes, a ciudadanos capaces de responder a las dinámicas y desafíos, tanto de su entorno local como dal contexto global. Así, los proyectos PRAE podrán integrar varias metodologías que promuevan la experimentación y las lecturas de su contexto para abordar problemas de forma interdisciplinar.

“Las cualidades del pensamiento científico como la indagación, la formulación de hipótesis y la resolución de problemas a partir de la evidencia y la investigación, cuando se vinculan con los aprendizajes de las ciencias sociales, por ejemplo, permiten un entendimiento más amplio de, en este caso, las problemáticas medioambientales, y con un diagnóstico más claro podemos propiciar el pensamiento crítico de los estudiantes. Por ejemplo, ahora estamos hablando del cuidado del agua, y lo primero es entender qué pasa. ¿Por qué hay sequía? ¿Qué es el fenómeno de El Niño? ¿De dónde viene el agua de Bogotá? ¿Cómo incide el Amazonas en la oferta de agua? Esa comprensión ya es un aprendizaje, y para explotar ese conocimiento son necesarias las bases científicas y tecnológicas, es decir, un enfoque STEM”, explica Rubiano. Con estas apuestas buscan llegar al otro gran objetivo: desarrollar el pensamiento crítico e ir más allá del activismo.

Olimpiadas STEM y educación para el cambio climático

Con el objetivo de “educar para el cambio climático”, la Secretaría de Educación, en alianza con el Instituto UNNO (pinero del aprendizaje STEM en el país), lanzaron las Olimpiadas STEM 2024, estrategia para fortalecer aprendizajes y competencias en ciencias y matemáticas de manera articulada con las actividades de aula en 220 colegios distritales, 11 de los cuales están en zona rural.

Con las olimpiadas se busca despertar en niños, niñas y adolescentes vocaciones científicas en concordancia con el momento histórico que atraviesa el planeta, cuyos aprendizajes les permitan revolver problemas relacionados con el cambio climático. “En ese sentido, los estudiantes aprendenrán con sus docentes a crear modelos que les permitan estar listos para enfrentar desafíos ambientales”, asegura la entidad distrital.

El evento busca premiar a los estudiantes agentes de cambio que abordarán temas específicos, según sus categorías: Preinfantil (estudiantes de primero a tercero de primaria, que abordarán la temática de biodiversidad); Infantil (estudiantes de cuarto a quinto de primaria, que abordarán temáticas sobre los seres vivos y su interacción con ecosistemas locales); Júnior A (estudiantes se sexto y séptimo grados, que abordarán problemáticas ambientales); Júnior B (estudiantes de grados octavo y noveno, que tendrán como tema central la adaptación al cambio climático), y Juvenil (estudiantes de grados décimo y once, que cubrirán la temática de cambio climático y procesos biológicos, físicos y químicos).

La estrategia, que este año llega a su tercera edición, se basa en dos objetivos importantes: por un lado, se busca el fortalecimiento de aprendizajes y competencias priorizadas en términos de ciencias naturales y matemáticas, para que los estudiantes puedan tener mejores desempeños académicos. Y, por otro lado, la estrategia busca soluciones reales a problemas reales, generando un enfoque multidisciplinar en el que se puedan identificar retos en torno a los objetivos de desarrollo sostenible (en esta edición las olimpiadas trabajan con el objetivo de desarrollo número 13, que tiene que ver con la acción por el clima) y estrategias para mitigar su incidencia”, señala Nancy Carillo, coordinadora general de las Olimpiadas STEM.

Las olimpiadas se desarrollan en dos ciclos: el primero es el “Preolímpico”, en el que se abordan las problemáticas locales de cada institución y el respectivo análisis de datos e información, priorizando los aprendizajes relacionados con ciencia y matemáticas. El segundo es el ciclo “Olímpico”, que es el actual, enfocado en la comprensión y uso de datos para la toma de decisiones que mitiguen los problemas ambientales de cada zona.

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Conocimiento del entorno y soberanía alimentaria

Un ejemplo claro del enfoque que busca ir más allá del acciones a corto plazo y tener un enfoque multidisciplinar para abordar problemáticas locales es el trabajo que se viene desarrollando en el colegio distrital Abel Rodríguez Céspedes, en la localidad en Engativá. “Desde que se inauguró el colegio, en 2022, empezamos con el proyecto de la huerta, que funciona, en su gran mayoría, en la terraza del colegio, que es un espacio de 400 m2. Ahí empezamos las pruebas piloto y poco a poco logramos constituir la huerta. En estos dos años hemos logrado sacar dos cosechas importantes. En la última, que fue en julio y logramos tener 25 variedades de especies entre las que se encuentran varios tipos de cebolla, lechuga, plantas aromáticas, entre otras plantas y hortalizas”, explica Luz Amanda Álvarez, una de las docentes líderes del proyecto.

En la huerta se integran varias áreas del conocimiento. Desde las matemáticas, con las que se hace un estudio de las plantas, donde los estudiantes hacen tablas y curvas de crecimientos. Desde el área de tecnología se trabaja por identificar los problemas que hay en la huerta, y han empezado a desarrollar prototipos de sistemas de riego y de cubrimiento de la huerta, para que las aves no se coman las semilla. Y desde el área de ciencias la riqueza es amplia: trabajamos botánica, taxonomía y biodiversidad. “Hemos logrado integrar el estudio del suelo y desarrollarlo con el estado de la materia, conceptos de PH. Queremos que más que un espacio para ir a sembrar sea un lugar de constante aprendizaje. Por eso nuestro proyecto se llama “La huerta de Abelito”, un laboratorio vivo para el aprendizaje significativo”.

Lo que se busca es que, a través de los conocimientos de los estudiantes, estas dinámicas puedan replicarse en sus entornos cercanos, para sustentarse de una manera autónoma cierto tipo de alimentos libres de químicos y cultivados con abonos naturales. Así, los estudiantes y su entorno empiezan a dejar la dependencia de la producción externa de alimentos y ponen en práctica los conocimientos multidisciplinares del abordaje STEM.

“Estamos inmersos en el humedal Jaboque y sentimos que tenemos una responsabilidad mayor con su cuidado. Hemos desarrollado actividades de reconocimiento de flora y fauna, con énfasis especial en las aves. También hemos llevado a cabo jornadas de limpieza y apropiación del territorio, para que las nuevas generaciones se adueñen de estos espacios desde el conocimiento, reconociendo su importancia ambiental para la ciudad y su papel en el cambio climático. Queremos hacer clases en el humedal, investigaciones de suelos, de contaminación y de especies invasoras, por ejemplo. Si bien hemos avanzado, factores como la inseguridad del humedal a veces frenan las iniciativas. Pero la idea es avanzar y entablar diálogos que respondan a la coyuntura global”, señala la profesora Luz Amanda.

“Acercarnos a los problemas que tenemos al lado, como el cambio climático y el desabastecimiento hídrico, es fundamental para entender el panorama global desde el conocimiento de lo local, a partir nuestras propias experiencias. Las problemáticas ambientales son detonantes de problemas sociales, económicos y culturales, por ejemplo, y en ese sentido, a través de estas estrategias, buscamos partir de la reflexión para llegar a la acción y proponer salidas a los líos que como sociedad históricamente hemos causado en la naturaleza y que las generaciones venideras tendrán que asumir con más decisión. La invitación a la ciudadanía bogotana es a entender los problemas e informarse adecuadamente para tomar decisiones basadas desde la experiencia”, puntualiza la coordinadora de las olimpiadas, Nancy Carrillo.

Como se ve, las estrategias que apuntan al pensamiento crítico y la responsabilidad individual como motor de cambio y ejemplo de compromiso son el derrotero que la Secretaría de Educación busca cimentar en el imaginario de la ciudad. Una persona que sea consciente de su entorno, que extienda más allá de las aulas el pensamiento crítico, que lea las múltiples caras de una realidad, que se pregunte por la verosimilitud de lo que le propone, que tenga la capacidad de criticar hasta sus propias convicciones y que estas incidan en su entorno familiar, social y laboral, es el modelo de estudiante que el Distrito busca forjar en las generaciones llamadas a asumir el liderazgo y a transformar los desafíos inaplazables de su presente y de su futuro.

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David(26932)13 de octubre de 2024 - 04:19 p. m.
Chévere la nota, bonitos los ejemplos, bien por el Distrito. Cuidado con algunas letras intercambiadas en el apartado de las olimpiadas.
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