El 15 de enero se desmontará el campamento de venezolanos en Bogotá

Cumpliendo con el propósito de que el albergue solo funcionara tres meses, esta semana comenzó su desmonte. En el lugar quedan al menos 140 personas.

-Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com
02 de enero de 2019 - 10:51 p. m.
Gustavo Torrijos - Archivo El Espectador
Gustavo Torrijos - Archivo El Espectador

La Secretaría de Integración Social comenzó el desmonte del albergue de venezolanos que desde el pasado 13 de noviembre se instaló en Engativá para atender a los migrantes que se habían ubicado en el predio El Bosque, junto a la Terminal de transporte de El Salitre. 

En el transcurso de los últimos tres meses ha sido progresiva su salida del lugar. Algunos en busca de alternativas han migrado a otras ciudades y países, mientras que los que lograron formalizar su situación en la ciudad consiguieron trabajos y nuevos lugares para vivir. 

Dentro del albergue ya hay pocas carpas. De las más de 40, junto a los dos hangares que se ubicaron al principio quedan un poco más de 25 en el que se han distribuido las cerca de 140 personas que aún viven en el lugar.

La reducción ha llevado a que se hayan redefinido las normas, por lo que en los últimos días se les ha prohibido cocinar dentro del campamento, mientras que algunos han aprovechado las condiciones para establecer ventas informales dentro del lugar. 

De acuerdo con Daniel Mora, encargado de la Secretaría de Integración Social del albergue tempora, en estos tres meses se ofrecieron ayudas a los migrantes en cuatro niveles. La primera, junto a la Cancillería y Migración Colombia, consistió en el apoyo para que los migrantes pudieran continuar su camino hacia otras ciudades o países. "Uno de los casos más representativos fue el traslado de un bus para Ipiales, en el que se fueron quienes querían irse para Ecuador". 

Además, se brindó ayuda jurídica para que los venezolanos lograran legalizar su situación en el país, mientras que, en el tercer nivel, se les dio la atención médica necesaria, social y educativa a niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas en condición de discapacidad. 

Por último, junto al Ejército y el Instituto de Desarrollo Económico se hicieron jornadas de formación de inclusión laboral, y privados se ocuparon de brindarles alimentación diaria. "Además, se dio atención psicosocial a las familias, para los casos de violencia intrafamiliar, consumo y demás problemas que pudieran presentarse durante la migración". 

A partir de esta semana, se comenzaron las socializaciones con los migrantes para garantizar su traslado. En los casos de familias con niños o madres gestantes se realizan acuerdos con entidades y fundaciones privadas para garantizar  condiciones tras el cierre del campamento. En cuanto al predio, el Distrito se comprometió a recuperarlo con el fin de no generar mayores traumatismos para las personas que residen en la zona. 

Por -Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com

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