
Édgar Bermúdez, cantante distrital que tocará en la II edición de Vallenato al Parque.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga
A 860 kilómetros del corazón cultural del vallenato, las letanías del acordeón, la guacharaca y la caja resuenan en medio de la neblina y frío de Bogotá. Con un clima opuesto al del Caribe Colombiano, cuna de legendarios juglares, que le dieron vida al género considerado patrimonio inmaterial de la humanidad, la capital del país demuestra por qué en el ecosistema de su diversidad cultural se sigue tocando vallenato, incluso con la misma intensidad que en sus épocas doradas, a principios de los 70, cuando las notas del merengue, el paseo, la...

Por Miguel Ángel Vivas Tróchez
Periodista egresado de la Universidad Externado de Colombia interesado en Economía, política y coyuntura internacional.juvenalurbino97 mvivas@elespectador.com
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