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“¡Alcalde, arregle las calles!”, le gritó a Samuel Moreno un ciclista que utilizaba la ciclorruta de la calle 13, en plena Zona Industrial, para llegar a su trabajo en el Día por el Aire Limpio, o el Día sin Carro, como es tradicionalmente conocido. Moreno caminaba en la mañana del jueves por la zona, acompañado por el secretario de Ambiente, Juan Antonio Nieto, y su comitiva de asesores y guardias de seguridad, inspeccionando con la mirada a todo aquel que se le acercaba. Sonrió ante la petición, y mientras el ciclista se alejaba, le gritó: “Estamos en eso, para eso estamos trabajando”.
Moreno salió de su apartamento en Rosales pasadas las seis de la mañana, y para comenzar el día previo a que se pusiera en marcha una de las decisiones más polémicas que ha tomado durante su administración, el Pico y Placa durante todo el día, fue a casa de su madre, María Eugenia Rojas, en Teusaquillo. Después de un corto saludo caminó hasta la estación de Transmilenio de la Caracas con calle 39. Los ciudadanos lo miraban con ojos desorbitados, como si a quien vieran fuera la ilusión del hombre de casi dos metros que ayer vestía jeans y una chaqueta informal, y quien desde hace un año tiene la responsabilidad de gobernar la ciudad.
Hacia las siete de la mañana llegó a la calle 13 con carrera 58, donde las autoridades realizaban monitoreos ambientales. Mientras daba declaraciones a los periodistas que lo oprimían con las grabadoras, las cámaras, los micrófonos y los directos para los distintos programas matinales, al norte, en la calle 127 con Avenida Suba, se presentaba el primer inconveniente del día. Un grupo de más de 100 estudiantes del colegio Gustavo Morales bloqueaban los carriles de Transmilenio como protesta por las malas condiciones de infraestructura de la institución.
Entre tanto, el comandante de la Policía Metropolitana de Tránsito, el coronel Jaime Moreno, y el gerente de Transmilenio, Fernando Páez, intentaban manejar la situación. Por los radios y teléfonos celulares daban órdenes y recibían los reportes de sus agentes. Los asesores del Palacio Liévano le informaron al Alcalde la situación. Entre los periodistas se hablaba de menores heridos y de un primer colapso en el sistema de los buses articulados.
A la misma hora, uno de los principales detractores de la medida del Pico y Placa, David Luna, salía de su casa en el barrio El Nogal. A diferencia del Alcalde, el representante vestía corbata y había escogido como medio de transporte la bicicleta. Luna ha llamado la medida del Alcalde “día y placa” y ha denunciado varias veces que la restricción establecida por el mandatario no está basada en estudios técnicos y que es inequitativa.
En sus declaraciones, Moreno aseguraba que la jornada del Día sin Carro era la preparación para lo que viviría la ciudad con la implementación del Pico y Placa durante todo el día y repetía una y otra vez que lo más importante era la colaboración de la
ciudadanía. “Esta es un medida que ya está tomada, que vamos a estar monitoreando todos los días y que debió ser ejecutada hace por lo menos 10 años”, decía Moreno. Además, confesó que él mismo haría parte de los ciudadanos que desde hoy no pueden utilizar sus vehículos dos días a la semana.
A las ocho de la mañana los disturbios en la calle 127 con Avenida Boyacá fueron controlados por las autoridades. Páez anunció la normalidad en el sistema y dijo que para hoy se esperan cerca de 180 mil pasajeros adicionales. “Hemos dispuesto 15 puntos para que los usuarios puedan comprar sus pasajes fuera del sistema y no se presenten tantas congestiones. Además tenemos 27 buses adicionales”, dijo.
Entre tanto, en el Palacio Liévano un grupo de 10 abogados, junto con funcionarios de las secretarías de Planeación y Movilidad, verificaban los últimos aspectos jurídicos del decreto que el Alcalde firmaría en las horas de la tarde para reglamentar el Pico y Placa desde las 6:00 a.m. hasta las 8:00 p.m., dos días a la semana, durante los siguientes dos años.
El secretario de Movilidad, Fernando Álvarez, apareció ante los micrófonos para aclarar que la restricción durante todo el día no aplicaría para vehículos de transporte público. “Hasta que los transportadores no establezcan cuántas rutas van a salir de circulación en la carrera séptima, no se firmará el decreto del Pico y Placa para ellos. Esto significa que seguirán con la misma restricción, de 5:30 a.m. a 9 p.m.”, dijo. Fuera de las cámaras, Álvarez admitió cierto nerviosismo por la forma en la que reaccionará la ciudadanía frente a la medida. “Ha habido muchas críticas, y bueno, no puedo decir que no me preocupo”.
A las nueve de la mañana el Alcalde comenzó desplazarse hacia el centro comercial Carrera, donde se reunió con los miembros de la Federación de Empresas Operadoras de Transporte (Fenot) y el transportador Uldarico Peña, representante del gremio de los taxistas, para firmar un pacto en el que los distintos entes se comprometieron a trabajar por el medio ambiente de Bogotá.
En medio de la caminata el mandatario fue detenido por los ciudadanos, que se le acercaban para agradecerle su visita a la zona o para contarle los problemas del barrio. Uno de los encuentros más curiosos fue con tres transportadores que lo cuestionaron por la medida del Pico y Placa. “No, Alcalde, ahora sí me dejó sin poder sacar ninguno de los dos carros tres días. Yo no sé cómo vamos a hacer”, decía uno de ellos entre risas, como si no creyera que desde hoy tendría que buscar otra forma de movilizarse por la ciudad.
Pese a las críticas, cada vez que llegaba a un nuevo lugar, la gente no dejaba de mirarlo. Entre murmullos se oía: “Mire que sí es tan alto como se ve en la televisión. Es hasta joven. ¿Por qué tendrá la cabeza toda blanca?”. A su lado siempre estaba don Edilberto, el mayordomo que trabaja en la Alcaldía hace 20 años, atento a cualquier necesidad del Alcalde. En una maleta llevaba las provisiones para toda la mañana. “A este Alcalde por lo general le gusta comerse a media mañana un cereal con yogur y una fruta, no es como Lucho que, si uno le ponía un pedazo de carne a las 11 de la mañana, se lo comía”.
El ultimo tramo del recorrido fue nuevamente en Transmilenio. Páez le mostró con orgullo a Moreno que, pese a los inconvenientes que se habían presentado en la mañana, el sistema funcionaba con normalidad y que sí era sostenible para recibir los nuevos pasajeros que dejarían de movilizarse en carro. Esta vez el Alcalde y todo su equipo de seguridad cogieron un bus en la estación de las Américas 53A, que los llevó hasta el Patio Portal de las Américas. Allí los noticieros de televisión estaban nuevamente a la espera para transmitir las imágenes de Moreno en sus emisiones del mediodía.
En una caravana de tres taxis, rodeado por agentes de la Policía, llegó Moreno con sus asesores nuevamente al Palacio Liévano. Apenas tuvo tiempo de contestar algunas llamadas, de almorzar y de seguir hablando con los periodistas. A las tres de la tarde llegó al humedal Juan Amarillo, donde presidió la plantación de mil árboles. Cuando volvió al Palacio Liévano se
sentó en su escritorio dándole la espalda al cuadro del Libertador, cogió el decreto que habían revisado durante todo el día sus asesores y puso su firma justo en el momento cuando desapareció el sol. La mano no le tembló. Tal vez, como dicen, la procesión iba por dentro.
La norma en otras ciudades
Sao Paulo
Horarios: de lunes a viernes de 7 a 10 a.m. y de 5 a 8 p.m. Lo bueno: fue la ciudad pionera en implementar la norma y redujo el congestionamiento de las vías principales. Lo malo: se incrementó la compra de vehículos, lo que generó problemas ambientales.
Santiago de Chile
Horarios: de lunes a viernes de 7:30 a.m. a 9 p.m. para particulares. De 10 a.m. a 6 p.m. para vehículos de carga. Buses urbanos de 11 a.m. a 4 p.m. Automotores escolares de 9 p.m a 6:30 a.m. Lo bueno: el índice de contaminación bajó. Lo malo: las vías ahora son concesionadas por peajes.
Tegucigalpa
Horarios: de lunes a viernes de 6 a.m. a 8 p.m. Lo bueno: en todo el país cada quien escoge el día en el que no circula. Lo malo: la medida causó descontento general y dos días después el programa fue suspendido a causa de fallos interpuestos por los ciudadanos.
La Paz
Horarios: de lunes a viernes de 8 a 9:30 a.m., de 12 a 1 p.m. y de 6 a 8 p.m. Lo bueno: durante los primeros días dejaron de circular cerca de 15 mil vehículos colectivos. Lo malo: no podían ingresar al centro de La Paz y en 2006 se incrementó la compra de vehículos, lo cual generó congestionamientos.
Seúl
Horarios: los ciudadanos eligen el día de la semana que no quieren circular en las calles. Lo bueno: el gobierno ofrece el 15% de descuento en impuestos para quienes se suman a la iniciativa. Lo malo: Hay días de la semana en los cuales son pocos los que se ponen de acuerdo.
Roma
Horarios: de lunes a viernes hay restricciones en lugares considerados patrimonio. Lo bueno: preservación de sitios turísticos. Lo malo: el acceso es sólo para huéspedes de hoteles o residentes de esos lugares.