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Una vez más la Plaza de Bolívar sirvió de escenario para que un gremio de la ciudad se hiciera escuchar. Ayer, en honor al Día Internacional del Reciclador, cientos de ellos se congregaron para celebrar su labor. En esta oportunidad no protestaron ni lanzaron arengas contra el Palacio Liévano, como suele pasar cuando se concentran en este punto. Simplemente compartieron con los transeúntes un mensaje claro: “Les vamos a enseñar a reciclar, para hacer de Bogotá un lugar más responsable con el ambiente”.
Con la actividad se puso en marcha el plan que anunció el Distrito de trabajar con los recicladores en campañas de cultura ciudadana, para difundir lecciones a los bogotanos sobre la forma correcta para separar los residuos desde la fuente y de esta manera aprovechar eficientemente los materiales reutilizables y minimizar el impacto que genera la basura mal clasificada.
Esta campaña, respaldada por el Distrito, es apenas una de las estrategias con las que se espera mejorar el futuro de los recicladores. Eso sí, este gremio también se enfrentará a una serie de dudas y retos, especialmente ahora que la Comisión de Regulación de Agua y Saneamiento Básico (CRA) aprobó el nuevo modelo de aseo que promueve la administración Peñalosa, que consiste en dividir la ciudad en cinco Áreas de Servicio Exclusivo (ASE) para la recolección de basura, que se adjudicarán a través de licitación a empresas privadas.
Con el nuevo modelo, los recicladores tendrán que adaptarse a nuevas condiciones. Una de ellas, la forma como recibirán la remuneración por su oficio. Antes, el Distrito, a través de la Uaesp, les pagaba de manera individual. Ahora, para poder cobrar, tendrán que estar asociados a una organización avalada por la Superintendencia de Servicios Públicos.
El cambio implica un reto: que los recicladores se organicen, ofrezcan un mejor servicio, establezcan mayores controles sobre el material aprovechable que recogen y se dé cumplimiento a la Resolución 720 de 2015 de la CRA. Así las cosas, Sergio Rodríguez, subdirector de aprovechamiento de la Uaesp, explicó que “después de que las empresas reporten el reciclaje recibido, informarán al Acueducto para que facture y tramite el pago a los recicladores”.
Ante el nuevo panorama, Paula Rengifo, representante legal del Grupo Empresarial de Recicladores de la Zona Octava, señaló que está de acuerdo con la idea de que su gremio se organice para que a futuro las asociaciones se consoliden como empresas o microempresas de aseo. Aun así, espera que el Distrito los ayude con capacitaciones para sacar a flote la iniciativa. “No es fácil convencer a todos los recicladores de que si nos aliamos vamos a recibir un pago más ordenado y podremos crecer. Tal vez, si la administración nos brinda las herramientas para consolidar las organizaciones, lo podamos lograr”, resaltó.
A los retos se suman las dudas sobre las rutas donde recogerán los materiales aprovechables. Y todo porque algunas personas del gremio no tienen claro si las empresas que se encargarán de la recolección de basuras tendrán el control total de los contenedores de los conjuntos residenciales y centros comerciales, o ellos podrán seguir accediendo como lo han venido haciendo.
Ante esta preocupación, el subdirector Rodríguez de la Uaesp mencionó que la falta de claridad podría obedecer a un problema de comunicación. Por eso les envió un mensaje de calma, al explicar que las empresas que se encargarán de las basuras bajo el nuevo esquema no tendrán autorización para recoger el material aprovechable. Lo dejarán en los contenedores a disposición de los recicladores.
Las funciones de los privados serán cortar el césped, limpiar los entornos, pintar los postes, paredes, puentes y estructuras, y recoger las basuras que tienen residuos orgánicos, entre otras, para garantizar el embellecimiento de la ciudad.
Queda en evidencia la necesidad de que los recicladores se asocien y de que el Distrito difunda más la forma como se ejecutará el nuevo esquema de aseo, para que en el futuro no se presenten confusiones. Por ahora, la Uaesp adelanta reuniones con algunas organizaciones para resolver preguntas y concretar los horarios en que trabajarán.
En medio de todo, los recicladores tienen claro lo que esperan de su oficio en el futuro. José Malagón, quien lleva 30 años en esta labor, asegura que es importante crear una conciencia de reciclaje en la ciudadanía, para que los daños al ambiente, producidos por los lixiviados de las basuras, sean menores. “Al día una persona genera 0,8 kilos de residuos. Si éstos se vertieran en los contenedores previamente seleccionados, sería más fácil hacer uso de materiales como el cartón o el vidrio”, resaltó.
Pero no sólo aprender a clasificar la basura sería un aporte importante para facilitarles su trabajo. La representante Rengifo cree que si los dotaran de overoles, gorras, gafas, tapaoídos, tapabocas, impermeables y guantes su trabajo sería más responsable. Estas y otras necesidades, como contar con infraestructuras adecuadas para conformar sus organizaciones, forman parte de lo que esperan para dignificar su tarea a mediano y largo plazo.