
Con el Idipron, el Distrito empieza a tener injerencia en El Redentor. / Archivo El Espectador
La crisis en El Redentor, el centro penitenciario para adolescentes en Bogotá, es reconocida por todos. Internos, autoridades y ciudadanos admiten que este lugar, creado para la pedagogía y la resocialización de menores en líos con la justicia, se ha convertido en un sitio de inseguridad, conflictos, abusos e indisciplina, conductas hostiles que se han arraigado y normalizado entre los jóvenes.
Por ejemplo, el pasado domingo, un grupo de reclusos (todos mayores de edad) tomaron cuatro colchones, dos llantas y algunas tablas, se...
Por Kelly Rodríguez / krodriguezd@elespectador.com
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