"El Redentor era una bomba de tiempo"

Las autoridades finalmente separaron a los menores de edad de los mayores que se encontraban internos en el centro de reclusión El Redentor. En la madrugada de ayer, en siete buses y escoltados por la Policía, sacaron del reformatorio a 102 jóvenes que ya tienen derecho a cédula y los trasladaron a un pabellón especial en la Cárcel Distrital. Según el ICBF, la decisión fue el resultado del diálogo en el Puesto de Mando Unificado, al que asistieron las Secretarías de Gobierno, de Salud, la Policía, la Defensoría del Pueblo y la Unicef, y en el cual se llegó a este acuerdo “de carácter transitorio y excepcional”, mientras se adelantan la obras de reconstrucción de El Redentor, que durarán ocho meses.

Sin embargo, lo que parece una solución ante la actual crisis, la verdad es que es una deuda atrasada que debieron cumplir hace dos años. Según Luz Alcira Granada, directora de Advocacy World Vision Colombia y directiva del Comité por la Niñez Colombiana, la crisis en El Redentor estaba anunciada. Tanto en 2011 como a principios de este año, este centro tuvo la visita de un comité de verificación integrado por Defensoría, Procuraduría, ICBF y organizaciones defensoras de la niñez, que constató sus condiciones.

En ambas oportunidades se hicieron llamados de atención por situaciones como problemas de infraestructura, falta de profesionales especializados en trabajo con menores y, finalmente, el tener juntos a jóvenes que ya habían cumplido su mayoría de edad con menores. “Desde 2011 se les advirtió la necesidad de separarlos y trasladar a los mayores a un centro especial. En la última visita hallamos que no se había cumplido”. Según datos del ICBF, hasta antes del incendio en El Redentor había 333 internos, de los cuales casi 160 eran mayores. “Era una situación de hacinamiento que tuvieron que haber solucionado antes. Era una bomba de tiempo que explotó. ”, agregó Granada.

Desde el jueves en la mañana, las familias de los menores permanecen en la puerta del centro de reclusión, exigiendo a las autoridades que los dejen ver a sus hijos. Incluso, ese mismo día hubo enfrentamientos entre algunas madres y un Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). “Hasta ahora solo nos dieron la lista de los que trasladaron, pero queremos verlos. Aunque sabemos que ellos empezaron con el motín, también tenemos información de que fueron maltratados por la Policía, que entró al centro. Les echaron gases lacrimógenos y aturdidores. Esperamos que nos digan qué van a hacer con ellos”, dijo María Gallego, madre de uno de los trasladados.

Las autoridades finalmente separaron a los menores de edad de los mayores que se encontraban internos en el centro de reclusión El Redentor. En la madrugada de ayer, en siete buses y escoltados por la Policía, sacaron del reformatorio a 102 jóvenes que ya tienen derecho a cédula y los trasladaron a un pabellón especial en la Cárcel Distrital. Según el ICBF, la decisión fue el resultado del diálogo en el Puesto de Mando Unificado, al que asistieron las Secretarías de Gobierno, de Salud, la Policía, la Defensoría del Pueblo y la Unicef, y en el cual se llegó a este acuerdo “de carácter transitorio y excepcional”, mientras se adelantan la obras de reconstrucción de El Redentor, que durarán ocho meses.

Sin embargo, lo que parece una solución ante la actual crisis, la verdad es que es una deuda atrasada que debieron cumplir hace dos años. Según Luz Alcira Granada, directora de Advocacy World Vision Colombia y directiva del Comité por la Niñez Colombiana, la crisis en El Redentor estaba anunciada. Tanto en 2011 como a principios de este año, este centro tuvo la visita de un comité de verificación integrado por Defensoría, Procuraduría, ICBF y organizaciones defensoras de la niñez, que constató sus condiciones.

En ambas oportunidades se hicieron llamados de atención por situaciones como problemas de infraestructura, falta de profesionales especializados en trabajo con menores y, finalmente, el tener juntos a jóvenes que ya habían cumplido su mayoría de edad con menores. “Desde 2011 se les advirtió la necesidad de separarlos y trasladar a los mayores a un centro especial. En la última visita hallamos que no se había cumplido”. Según datos del ICBF, hasta antes del incendio en El Redentor había 333 internos, de los cuales casi 160 eran mayores. “Era una situación de hacinamiento que tuvieron que haber solucionado antes. Era una bomba de tiempo que explotó. ”, agregó Granada.

Desde el jueves en la mañana, las familias de los menores permanecen en la puerta del centro de reclusión, exigiendo a las autoridades que los dejen ver a sus hijos. Incluso, ese mismo día hubo enfrentamientos entre algunas madres y un Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). “Hasta ahora solo nos dieron la lista de los que trasladaron, pero queremos verlos. Aunque sabemos que ellos empezaron con el motín, también tenemos información de que fueron maltratados por la Policía, que entró al centro. Les echaron gases lacrimógenos y aturdidores. Esperamos que nos digan qué van a hacer con ellos”, dijo María Gallego, madre de uno de los trasladados.