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El San José de los habitantes de calle

El hospital San José funciona desde 1925 y está a dos cuadras de la olla recién intervenida. A él llegan constantemente pacientes en difíciles condiciones.

Carlos Hernández Osorio
01 de junio de 2016 - 04:04 a. m.
El Esmad de la Policía custodia desde el sábado los alrededores del hospital San José y la plaza España, a dos cuadras del Bronx, sector donde serán demolidos 47 edificios.   / Óscar Pérez - El Espectador
El Esmad de la Policía custodia desde el sábado los alrededores del hospital San José y la plaza España, a dos cuadras del Bronx, sector donde serán demolidos 47 edificios. / Óscar Pérez - El Espectador

Por los largos y limpios pasillos del hospital San José, donde caminan a diario unos 7.000 pacientes, empleados, médicos, enfermeras y estudiantes, se ven ahora agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía (Esmad). Como manchas negras, se mezclan con sus escudos entre los visitantes. Su presencia dentro y fuera del edificio es constante desde el pasado sábado, cuando las autoridades irrumpieron en la olla del Bronx, a dos cuadras de allí, y cientos de habitantes de calle se agolparon en la plaza España, frente a este centro asistencial que funciona desde 1925.

Una mancha de hollín en la fachada es el recuerdo de un fin de semana difícil. El sábado y el domingo sufrió los efectos de los choques entre indigentes y el Esmad. Una bola de fuego pegó contra la pared. El personal médico debió resguardar en otros cuartos a los pacientes hospitalizados cerca de las ventanas.

Para los trabajadores, sin embargo, los habitantes de calle no son extraños. Son pacientes que frecuentemente tocan a sus puertas tras sufrir los embates propios de vivir en el Bronx.

“Los atendemos durante toda la semana, sobre todo en las noches”, precisa el doctor Luis Alberto Blanco, director del hospital. Este médico, que ha trabajado 35 años en el lugar, recuerda que hace 16 llegó al sector una avalancha de personas que viven en las calles, provenientes del Cartucho, una vergüenza que entonces comenzaba a morir por la intervención que impulsó Enrique Peñalosa en su primera alcaldía. Producto de esa operación, cuadras más abajo nació el Bronx. “Desde entonces los venimos atendiendo. Muchos no pagan, pero nos toca salvarlos. Cumplimos con nuestro juramento hipocrático y además este hospital, que es privado, no tiene ánimo de lucro”.

Esos pacientes generalmente llegan con heridas de arma blanca. Los estudiantes de medicina de la Fundación Universitaria Ciencias de la Salud, que tiene sede a un lado, hacen sus prácticas allí y aprenden su oficio tratándoles heridas de armas de fuego, tuberculosis y desnutrición. Tras los enfrentamientos del fin de semana, tres indigentes ingresaron con diagnósticos poco comunes para esa población: quemaduras. Se hirieron al manipular bombas hechizas alimentadas con gasolina. La Secretaría de Seguridad denunció que las redes criminales, que mantienen su injerencia sobre los habitantes de calle suministrándoles droga y algo de alimentos, los utilizaron para atacar a la Policía, que se apostó delante del hospital. El doctor Blanco no tiene duda: por más que la bola de fuego hubiese impactado la fachada, su objetivo no era el centro asistencial sino el Esmad.

Esos enfrentamientos atizaron el temor en la plaza España, cuya tranquilidad venía en declive. El médico dice que en los últimos años se interrumpió un proceso que habían liderado para “culturizarla”: conciertos, celebraciones para niños, novenas. Se la habían tomado para bien, cuenta, pero las diferencias con la anterior administración interrumpieron el proceso. La delincuencia pulula y “ya peligran los empleados” que a diario deben caminar por el lugar.

Persuadirlos, el desafío

La plaza amaneció vacía ayer. La ocupación de los tres días anteriores, que incluía cambuches y fogatas, dejó como rastro leve algo de basura y heces humanas. El comercio a su alrededor apenas abría a las 8:00 de la mañana, custodiado por agentes del Esmad y de la Policía, que acordonan el sector ayudados de cintas amarillas. Algunos habitantes de calle caminaban por cuadras aledañas.

El informe oficial reporta que el lunes pasaron la noche 842 de ellos en los ocho centros de atención a cargo de la Secretaría de Integración Social. “Desde el momento de la intervención se han entregado 7.922 raciones de comida y se aumentaron de 300 a 739 los cupos de cobertura transitoria en los centros especializados en habitantes de calle”, informó esa entidad por medio de un comunicado.

La secretaria de Integración Social, María Consuelo Araújo, considera que el desafío sigue siendo convencerlos de ingresar a los programas que les ofrece el Distrito, labor que no ha sido fácil por la hostilidad que cientos de ellos han manifestado desde que se agruparon en la plaza. Son dificultades propias del proceso que se avecina tras recuperar el control sobre el territorio del Bronx.

El doctor Blanco lo explica mediante una metáfora médica: “Es como un absceso, que cuando se drena, duele”.

Por Carlos Hernández Osorio

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