El sueño de tener casa propia que se esfumó en Engativá: $2.000 millones refundidos

Para un bogotano de clase media tener casa propia es una decisión que implica años de ahorro y deudas, pero la satisfacción de saber que será un espacio “donde caerse muerto” motiva a miles a enfrentar el desafío. Es lo que motivó a por lo menos 20 familias a invertir en hoy cuestionados y atrasados proyectos de una joven constructora, liderada por un joven de menos de 30 años.

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Todo comenzó en 2023, cuando en el barrio La Granja, en Engativá, se instaló una sala de ventas que anunciaba una gran oportunidad: apartamentos de 55 m² por $270 millones.

Viviana Castillo la vio en la Av. calle 80 con Ciudad de Cali y se animó. Llevaba años esperando la oportunidad para comprar su apartamento, y en octubre de 2023 buscó opciones para financiar su sueño. Ella, su hermano Luis Alfonso y su cuñada visitaron la sala para conocer el proyecto Deja Vu, de la constructora Díaz Latorre, empresa que además tenía en marcha el edificio Home, en Santa Helenita (Engativá), y proyectaba uno llamado Caoba.

Todos tendrían seis pisos y entre 10 y hasta 20 apartamentos. La confianza que les generó Daniel Díaz, representante de la constructora, y el proyecto Home, los ayudó a tomar la decisión: separaron un apartamento para la joven, de 35 años, y el de la pareja. Viviana se decidió por uno de 55 m², que valía $275 millones, más $5 millones de cuota inicial. Tenía dos habitaciones, baño, sala, comedor, cocina y patio de ropas. El de su hermano costaba $345 millones, por una habitación más.

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“En noviembre de 2023 firmamos un contrato de acuerdo de inversión con la constructora. Este documento establecía que debíamos pagar el 40 % del valor total del inmueble en 23 cuotas mensuales, hasta octubre de 2025”. Para cuando Viviana había realizado 16 pagos, por un total de $69 millones, a una fiducuenta en Bancolombia, tal como indicaba el contrato, empezaron los hechos que desembocaron en las denuncias. Su hermano había realizado 17 pagos, por un total de $148 millones.

Según el contrato, la construcción comenzaba en diciembre de 2024, pero a finales del año les informaron que no había podido comenzar por retrasos con la licencia de construcción. La nueva fecha sería abril de 2025. No obstante, en enero de 2025 le notificaron a Viviana que habían decidido incluir un ascensor, lo que implicaba cambios en el diseño y su apartamento perdería 1,5 m². “Acepté las condiciones y firmé la modificación”.

Las cuotas eran pagadas a tiempo hasta el 28 de abril en horas de la noche, cuando el Whatsapp de la constructora “publicó un mensaje alertando a los compradores para que no se realizaran más consignaciones, y que nos comunicáramos a dos nuevos números telefónicos. Minutos después se generó otra publicación desde el número personal de Daniel Díaz, diciendo que las líneas corporativas de la constructora habían sido presuntamente ‘hackeadas’”.

Home

Ese mensaje también lo vio Alejandra García, quien desde 2023 buscaba apartamento para sus padres pensionados. Un familiar vio la sala de ventas de Home, en Santa Helenita, a una cuadra de la avenida 68 con calle 77. Comenzaron a indagar “sobre la fiduciaria, el representante, del punto de equilibrio... Todo nos apareció bien, así que mi papá vendió una propiedad e invirtió allí”.

Este proyecto sería un edificio de 10 apartamentos en 6 pisos, con 5 garajes privados, zona de bbq, depósitos, zona de biciparqueaderos y zona de circulación y acceso. Entre tres y cuatro meses, los papás de Alejandra pagaron el total del apartamento: $260 millones.

Pero empezaron los retrasos. La obra debía iniciar en diciembre del 2024, pero arrancó en febrero de este año, manteniendo la fecha de entrega para noviembre del mismo. “Estuvo bien por unos meses y luego, cada vez que pasábamos por el barrio, notamos que no avanzaba”. En noviembre hubo una reunión en la que Díaz informó que los cimientos de la construcción habían cedido. “Ahí ya teníamos dudas serias”.

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La constructora hizo una reunión con arquitectos y explicó que se trataba de fallas técnicas que serían resueltas pronto y solo desviaban el proyecto unos meses.

Pero llegó el 28 de abril, noche del estado de WhatsApp. Estado que también vieron otros inversionistas de este proyecto: Karol y su esposo, quienes también habían terminado de pagar el 100 % ($270 millones) de un apartamento ‘Home’.

Desde ese momento, las víctimas que hablaron con este diario señalaron no haber recibido respuesta alguna de la constructora o de Díaz. Esto generó que varios presentaran derechos de petición pidiendo terminar contratos y dos denuncias en Fiscalía por delitos de presunta estafa.

Los comentarios volaron en redes sociales y así se encontraron varias víctimas que afirmaban que nadie daba razón, por lo cual las mismas víctimas iniciaron sus indagaciones y encontraron: que de un momento a otro la sala de ventas de ‘Deja Vu’ estaba siendo desocupada y los logos retirados; el origen del estado de WhatsApp sería de una extrabajadora de la constructora quien dijo en un momento que la constructora no tenía cómo responder. “Quienes permanecían en esa cuadra (del edificio donde estaría Deja Vu) decían que tuvieron problemas con la sucesión“, dice una de las víctimas.

Sobre ‘Home’ la obra supuestamente volvería a empezar el 15 de mayo, después de los retrasos anunciados anteriormente. Pero eso no sucedió y dicen las víctimas que en el sitio de construcción no avanzarán las obras porque “los dueños tuvieron problemas con los pagos del predio”. Por último, han recibido mensajes en los que otras personas no solo empatizan con las denuncias, sino que indican que otra constructora relacionada con Díaz en la que hay otras personas que dicen que “se esfumaron con el dinero”.

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Habla el representante de la cuestionada constructora

Díaz, lo que no hizo con sus clientes lo hizo con El Espectador: respondió. Su defensa se configura en que él no premeditó un robo, sino que “las cosas salieron mal”.

“Cuando las cosas se pusieron difíciles traté de conseguir otras opciones, préstamos, inversionistas, pero era muy tarde. La gente empezó a desconfiar, se cayeron los aportes y no había cómo sostener nada. No fue una estafa planeada, fue una mala administración, sí, pero no un robo. Estamos haciendo todo por reunirnos con las familias, responderles, buscar acuerdos”, dijo.

“Quiero aclarar que no soy ningún estafador. Entiendo la preocupación, entiendo la rabia, fue una situación que se salió de control. Se nos cayó una financiación clave, un préstamo que teníamos casi listo, y sin eso nos quedamos sin recursos. Ahí fue cuando empezaron los retrasos y fue cuando cometí errores, como haber sido más claro, haber salido y dicho: ‘Esto se está complicando’. Pero nunca fue la idea desaparecerme, ni menos robar. Es decir, a mí también me afectó esto. Igual quedé mal. Me tocó irme del país por amenazas”, dijo a El Espectador.

Una semana después de que Díaz afirmara lo anterior, las víctimas continuaban esperando esos diálogos y que al menos les respondan los mensajes. El tiempo para responder los derechos de petición terminó, las obras parece que no retomarán en el proyecto Home, y se han sumado nuevas querellas en contra de su constructora. Las familias solo esperan poder recuperar lo que invirtieron en este sueño, de tener un espacio propio para habitarlo.

*Los nombres fueron cambiados por solicitud de las víctimas.

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