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Un hombre de 72 años, paciente de cáncer en estado terminal, se lanzó desde el sexto piso del centro de salud en el que estaba hospitalizado. ¿Es común que un adulto enfermo se suicide?
El domingo en la noche, poco antes de que el reloj marcara el cambio de día, decidió que nada más había por hacer. Esperó a que la persona que se encontraba en su habitación, en el sexto piso de la Clínica Mederi (antigua San Pedro Claver), saliera por un poco de aire, un café, a hacer una llamada, lo que fuera. En el momento indicado, abrió la ventana, destrozó las barras de aluminio, instaladas afuera de la ventana por razones de seguridad, y saltó al vacío.
Murió en el acto. Tenía 72 años y un cáncer que se había expandido al hígado, el colon y otros órganos. El pronóstico, según el personal médico, no era alentador y la posibilidad de recuperación era remota, según el director de la clínica, el doctor Néstor Bustamante. “El paciente había sido evaluado por el personal de psiquiatría, como corresponde en estos casos, y nada indicó que fuera a pasar lo que pasó. Mederi es una clínica a la que mensualmente ingresan tres mil personas para hospitalización, en donde se realizan 2.500 cirugías al mes. Nunca había pasado una cosa similar y lo lamentamos profundamente”. La familia del paciente le pidió a la Clínica no divulgar su nombre.
En opinión del psiquiatra Carlos Alberto Miranda, ex presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, el caso ilustra una característica frecuente en el universo de los suicidas, y es el deseo de muerte de los pacientes terminales.
“Hay dos índices altos en los suicidios: uno es en la adolescencia y el otro es ya en la adultez avanzada, más aún cuando hay una enfermedad terminal”, afirma Miranda, quien añade que para manejar este tipo de crisis lo mejor, aparte de la identificación psiquiátrica de quien esté en riesgo de cometer suicidio, es el calor humano que le pueden brindar familiares y amigos. “Hay que dejar que la persona hable, que exprese su deseo de morir. Esto, contrario a lo que se piensa, es un alivio para el paciente, representa una catarsis para sus dolores y angustias”. El año pasado, 1.845 personas decidieron quitarse la vida en Colombia, 254 de éstas, en Bogotá, según cifras de Medicina Legal. Los jóvenes de entre 20 y 24 años fueron quienes más realizaron estos actos.
Para el doctor Juan Mendoza Vega, presidente mundial de la federación de asociaciones pro-derecho a morir dignamente, “una persona en esa situación debe tener el derecho a escoger su propia muerte, a pedirle a la gente que lo quiere que le ayude a morir dignamente. ¿Por qué la van a condenar a sufrir?”. Mendoza asegura que una solución de esta problemática puede ser la eutanasia. “Debe haber una manera legal de acabar con ese tipo de situaciones. A la fundación llegan muchas personas en ese trance que firman un documento llamado ‘Esta es mi voluntad’, en el que se hace explícito su deseo de morir en caso de encontrarse en un estado terminal, en el cual las opciones médicas se hayan agotado. Eso es algo humanitario”.
De acuerdo con Medicina Legal, el año pasado 1.845 personas se quitaron la vida por problemas de pareja, frustración económica o enfermedades, tanto físicas como mentales”. En 2008 hubo cinco casos menos de suicidio en el país y diez más en Bogotá.