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El triste presentimiento de un robo

En una carta el comando artístico se va lanza en ristre contra las oligarquías del arte y el alcalde Samuel Moreno. Pese al incidente, la muestra estuvo abierta ayer en el horario habitual y estará en Bogotá hasta el 20 de octubre. El montaje fotográfico de una de las obras  fue uno de los elementos llamativos del comunicado.

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Fernando Araújo Vélez
14 de septiembre de 2008 - 06:54 p. m.
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El único indicio con el que la Policía pudo trabajar el fin de semana en su búsqueda de los ladrones del grabado de Goya, sustraído el jueves en la noche de la Fundación Alzate Avendaño, fue una misiva enviada a algunos medios de comunicación y a la directora de la Fundación, Ana María Alzate, firmada por un grupo que se hizo llamar Comando Arte Libre S-11. En la carta, escrita en un impecable español, había una especie de subtítulo que decía: “Por la lucha contra la burocracia del arte”, seguido por dos fotografías. En la primera estaba el alcalde Samuel Moreno Rojas el día de la inauguración de la muestra “Los desastres de la guerra”. En la segunda se veía al Alcalde, pero de perfil, observando una de las obras del maestro de Fuentedetodos, Zaragoza, que había sido intervenida (ver recuadro, página 17).

La Policía recibió esta especie de “reivindicación” del hurto el sábado en la noche. El coronel Yesid Vásquez dijo, de inmediato, que los técnicos de la institución estaban trabajando en la carta, cotejando sus huellas dactilares, su posible veracidad, el tipo de papel, etc. No descartó que “la prueba” se tratara de un elemento distractor. “Esta carta puede formar parte de un plan elaborado para desviar la atención de las autoridades”. Ayer, el mismo coronel, el general Rodolfo Palomino y sus asesores, prefirieron guardar prudente silencio, en vista de que la investigación se encontraba en el mismo grado de estancamiento.

“Es que es difícil y engorroso perseguir un grabado cuando estás acostumbrado a buscar asesinos”, comentaba casi al mismo tiempo el licenciado Hugo Torres, un anónimo profesor de arte que también se preguntaba la razón por la que en la Alzate Avendaño apenas hubiera un par de celadores la noche del hurto y unas cámaras prácticamente inservibles, en comparación con el profuso sistema de seguridad con el que ha trabajado la exposición sobre el bicentenario de José Celestino Mutis. “Acá jamás ha existido una unidad de investigaciones sobre robos de arte o asuntos similares. Dudo mucho que este insuceso, que nos ha vuelto a poner en rojo en las primeras planas de los diarios de todo el mundo, tenga un final feliz”, concluía Torres.

La noche fatídica, la sala del segundo piso de la Alzate fue cerrada, como todos los días, a las seis de la tarde. Sin embargo, la Fundación continuó abierta, pues desde tiempo atrás se habían programado distintos actos. Uno, un concierto de música oriental y, el otro, una charla. Cualquiera habría podido escabullirse hacia la muestra de Goya y Lucientes, y convertirse en 60 segundos en uno de los ladrones que en 180 años se han llevado 84 obras del maestro. La última vez que el nombre de Francisco de Goya encabezó titulares de diarios y revistas, y abrió noticieros de televisión fue en marzo de este año, cuando un refinado grupo de ladrones se llevó del castillo de Voergaard, en Dinamarca, su pintura ‘El loco’.

Su dueño, el barón de Oberbech Clausen, ofreció entonces una recompensa de 20 mil ochocientos dólares a quien le diera información sobre el paradero del cuadro, pero el tiempo pasó y Oberbech Clausen no supo nada de su reliquia. “Es que es más sencillo robarse una pintura que venderla después”, le dijo el curador Jesús Antón, de la Guardia Patrimonial Española,


para aclararle después que el mito de los ladrones de guante blanco por encargo no es más que eso, un mito. “Nadie roba por encargo una obra de tanto valor para admirarla por las noches y a escondidas”.

 La pieza ‘Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer’, de Goya, como lo informaron los distintos medios del mundo, fue grabada a partir de la plancha original por su propio hijo entre 1810 y 1815, sobre un espacio de aproximadamente medio pliego. Antes de que saliera de Francia, el último lugar donde fue expuesta, hacia Colombia, la muestra fue asegurada por la firma Old Masters Art Brokers por cuatro mil euros. “Nuestros datos indican que el seguro está entre seis mil y 10 mil euros”, afirmó Carlos Arenas, el portavoz de la Policía.

Arenas fue de los pocos que se pronunció sobre el tema ayer. El alcalde Moreno, a través de su oficina de comunicaciones, dijo que no iba a dar ningún tipo de declaraciones, más allá de que la misiva del Comando Arte 11-S lo sindicó como uno de los referentes aristócratas y burocráticos del arte en Colombia. La única persona habilitada para dar declaraciones era Ana María Alzate. La directora de la Fundación Alzate Avendaño aclaró que el grabado podía valer 12 millones de pesos, pero que su precio era incalculable. “Las planchas originales del grabado están en España, ese no es el problema real, el daño se le hizo al pueblo de Goya, un caserío de 179 habitantes que ha vivido desde la muerte de su maestro de él y su memoria, de él y su legado”. 

La exposición de Goya en breve

La exposición del artista español Francisco Goya estaba programada desde el 3 de septiembre hasta el 20 de octubre en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. La serie venía de presentarse en el Petit Palais de París.

La muestra se compone de 79 —ahora 78— de los 82 grabados de la serie “Los desastres de la guerra”. Los grabados fueron hechos por el hijo del pintor entre 1810 y 1814.

El grabado Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer, robado el pasado jueves 11 de septiembre de las instalaciones de la Fundación entre las 6:00 y las 8:00 p.m. según la policía, fue hecho público en 1863 por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

Durante la vida del pintor español se imprimieron dos juegos completos de los grabados de la serie, pero permanecieron inéditos hasta 1863. Un conocedor del tema afirmó que, pese a la existencia de segundas ediciones del grabado, este es una pieza por completo invaluable.

La empresa encargada de la exposición es Old Masters Art Brokers. La muestra, luego de su paso por Bogotá, tenía programada una visita a Medellín.

Por Fernando Araújo Vélez

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