Si aun no encuentra un destino ideal en medio de estas fechas marcadas por el afán y el cierre acelerado del calendario, el Embalse El Hato se levanta como una alternativa para quienes buscan despedir el año desde otro ritmo: lejos del trajín de la ciudad, en contacto con la naturaleza y con un elemento primordial para un descanso ideal: el silencio.
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Ubicado en el norte de Cundinamarca, puntualmente en el municipio de Carmen de Carupa, a unos 130 kilómetros de Bogotá y un trayecto promedio de dos horas, este escenario combina paisaje, patrimonio y relato histórico en un solo lugar.
El hato: mística e historia
Más que un destino turístico que se sale de lo convencional, El Hato funciona como un Aula Ambiental Abierta, pensada para promover una relación consciente con el entorno. Senderismo interpretativo, caminatas nocturnas guiadas, camping, alquiler de hornillas para asados y hospedaje en cabañas hacen parte de la oferta disponible para familias, parejas o grupos de amigos que buscan una experiencia distinta durante la temporada de fin de año.
Sin embargo, el mayor atractivo del parque no está solo en sus actividades al aire libre. En el corazón del embalse se erige una antigua casona colonial de más de 400 años, cuya estructura conserva huellas profundas de la historia colombiana. Sus túneles, bodegas, refugios y estancias conforman una edificación que fue propiedad del general Luis Ernesto Vélez, como reconocimiento a su participación en las batallas de la Independencia, y que posteriormente sirvió como posada para órdenes religiosas y residencia temporal y estancia de descanso de antiguos mandatarios.
Con el paso del tiempo, la casona también se ha convertido en un lugar cargado de relatos místicos. Habitantes y guardianes del sector hablan de experiencias inexplicables, especialmente en zonas como la capilla y los llamados “calabozos”, espacios que, según la tradición oral, habrían funcionado como lugares de reclusión de esclavos o fosas comunes durante epidemias. Estas historias, transmitidas de generación en generación, hacen parte del imaginario que envuelve al lugar y que hoy despierta la curiosidad de visitantes y caminantes.
“Nuestro embalse El Hato es el espacio perfecto para los amantes de los planes que combinan la conexión con la naturaleza y la pasión por la historia colombiana. Aquí se vive una experiencia que une lo mejor de estos dos mundos, promoviendo un turismo consciente y sostenible”, señala Luisa Aguirre, directora de Sostenibilidad e Innovación para el Fortalecimiento de la Cultura Ambiental de la CAR.
A este recorrido se suma la biblioteca al aire libre Sabores de mi Tierra, un espacio pensado para la lectura, la contemplación y el encuentro pausado con el paisaje. Bajo cielos despejados y noches estrelladas, el embalse ofrece un escenario propicio para la reflexión y el descanso, lejos del ruido urbano y de las celebraciones masivas.
Horarios
El Embalse El Hato presta servicio de martes a domingo y días festivos, entre las 8:00 a. m. y las 4:00 p. m., con camping habilitado hasta las 7:30 p. m. Tenga en cuenta que, por cuestiones de mantenimiento, los días lunes no hay servicio.
El servicio de camping tiene un coso de COP 35.000, valor que incluye un máximo de tres noches. El ingreso para turistas nacionales es de COP 13.000 y para extranjeros de COP 22.000.
En un cierre de año marcado por balances y propósitos, El Hato propone algo distinto: detenerse, escuchar el territorio y reconectarse con una historia que aún respira entre el agua, la piedra y el bosque.
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