Las imágenes satelitales que compartió la Personería Distrital evidencian la crisis que persiste en el sistema Chingaza, de donde se obtiene el 50 % del agua potable que consume Bogotá. En diciembre, cuando se esperaba una reducción en el consumo de agua, los embalses de Chuza y San Rafael experimentaron un descenso del 3,35 y 16,46 % respectivamente, lo equivalente a dos semanas de consumo de agua en la capital. De hecho, durante el último mes de 2024 el sistema consolidó 31 días de tendencia a la baja y su nivel de llenado pasó del 52,37 al 46,41 %.
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La situación borró la poca esperanza que nació entre octubre y noviembre, cuando los embalses de Chuza y San Rafael, gracias a las lluvias de esos meses, se llenaron por encima del 50 % y superaron los registros de 2023 para ese mismo mes. No obstante, solo en diciembre el proceso se vino a pique y el nivel de llenado descendió 4 %, mismo porcentaje que se había recuperado en dos meses.
Una vez más la suspensión del racionamiento (esta vez entre el 23 de diciembre y el 6 de enero) ciertamente influyó en esta situación, pero no fue la única variable. En Bogotá y sus alrededores, salvo por algunas lluvias ocasionales en la víspera del 31 de diciembre, primaron los cielos despejados y el Sol intenso. Sin asomo de lluvias en la ciudad, y menos en el sistema Chingaza, los expertos ya pronostican un período de sequía que se extenderá al menos hasta principios de marzo. Así pues, con poca agua ingresando a los embalses y la misma cantidad de siempre saliendo para abastecer a los capitalinos, parece claro que la crisis seguirá azotando a Chingaza.
Aunque el Distrito y el alcalde se mantienen en que, aun con una temporada climática más árida que la del año pasado, Bogotá tendría agua suficiente para abastecer la ciudad durante siete meses, la Personería advierte un punto de inflexión para finales de marzo. De acuerdo con la entidad, para el próximo 30 de marzo los niveles de Chuza y San Rafel llegarían al 19,78 y 30,16 % respectivamente, lo cual nos llevaría a un promedio de llenado del sistema por debajo del 35 %, nivel que señaló el Distrito como el día cero para endurecer el racionamiento. De hecho, si la demanda de agua es similar a la de diciembre y la sequía persiste en los embalses, ese día podría adelantarse incluso 30 días.
Consumo y sequía
Lo primero a recalcar es que la reducción del consumo proyectada para la última semana del año, con la cual se tomó la decisión de suspender el racionamiento, no fue la que esperaban las autoridades del Distrito. Si bien no se puede hablar de una tendencia de gasto estrictamente superior respecto a los demás meses del año, la reducción no fue nada sustancial. Por eso, de acuerdo con las gráficas de consumo, solo hubo dos días en los que el consumo cedió: durante la noche de Navidad y la del Año Nuevo. El resto de los días los hogares utilizaron la misma cantidad de agua e incluso se presentaron picos importantes durante el 23 y 28 de diciembre, cuando el consumo fue de 17 m³/s.
No obstante, al no experimentarse una variación brusca en el consumo, el descenso de los embalses no puede ser indexado únicamente al bajo ahorro del recurso en los hogares. La sequía proyectada por el Ideam, que avizora un arranque de año marcado por una temporada fuerte de sequía en la región central del país, se cumplió antes de tiempo, y se sintió en diciembre que salvo por algunos desparpajos en el casco urbano, el clima se caracterizó por la ausencia de lluvias. Por consiguiente, si no hay cambios en el comportamiento, lo más probable es que durante marzo los bogotanos estén comenzando a prepararse para un racionamiento más estricto.
Lo que viene para 2025
El Acueducto resaltó la ampliación de la planta de agua potable Tibitoc: “En este período se aceleró la ejecución de la obra que permitirá aumentar capacidad de tratamiento del líquido desde el río Bogotá, alcanzando un avance en la ejecución del 82 %”. La modernización de la planta Francisco Wiesner es otra clave. Es una obra fundamental para el aumento en el abastecimiento de la ciudad, y que cierra el año con un 29 % de ejecución en las labores de ampliación y arribo de nuevos equipos.
Sin embargo, además de las adecuaciones para disminuir la presión al sistema, y la exploración de aguas subterráneas que anunció la CAR para este año, hay todavía materias pendientes por arreglar. Mientras que el Acueducto incrementó los operativos para localizar conexiones clandestinas, para evitar el robo de agua, y mantenimientos en los barrios en donde se presentan fugas, para la Personería el esfuerzo todavía es insuficiente. “Tampoco se evidencia la puesta en marcha de estrategias para mitigar, de manera contundente, el efecto de agua no contabilizada. Disminuir un 10 % el agua no facturada equivale a más de siete millones de m3″, afirmó el personero Andrés Castro Franco.
Aunque limitados por el clima, aún es mucho lo que puede hacerse para evitar el temido día cero. El ahorro en los hogares, sumado al control de pérdidas de agua, deben ser prioridad. Mientras esto ocurre, todo Bogotá seguirá viendo de reojo al cielo en los próximos meses, rogando por el tan ansiado maná líquido que ponga fin a la incertidumbre que provoca la amenaza de sed.
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