“El célebre coscorrón Vargas Lleras”, un suceso protagonizado por el exvicepresidente en diciembre de 2016 y que, según analistas, le terminaron cobrando al jefe de Cambio Radical en los pasados comicios presidenciales, hoy vuelve a evocarse en la agenda mediática. Esta vez, el protagonista de la historia no es el político, sino el escolta de ese entonces, Ariel Ahumada, quien recibió el famoso coscorrón.
En su momento, Vargas Lleras le ofreció disculpas por la agresión y el uniformado las aceptó con aparente comprensión, pero hoy, dos años después, levantó su voz para manifestar su rechazo hacia el “abuso del poder”, su sumatoria al movimiento Activista –liderado por Luis Ernesto Gómez, candidato a la Alcaldía de Bogotá– y su aspiración al Concejo de la capital.
Según él, el coscorrón fue lo de menos, lo difícil vino después con burlas, maltrato e intentos de apagar su voz. “Podemos organizarnos, volvernos activistas. Como ciudadanos, como bogotanos, es hora de que tomemos conciencia y demos un paso para mejorar colectivamente. Hablemos abiertamente de maltrato, nadie tiene derecho de maltratar a nadie no importa cuánto poder tenga, cambiemos la cultura de maltrato y de abuso del poder”, concluye.
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