Bogotá y sus calles están llenas de “no lugares” en el espacio público y excluidos que los habitan. Sitios que terminan marcados por la inseguridad y se vuelven pasos restringidos, como lo fue hasta hace unos días la esquina de la NQS con calle 79, en la entrada del barrio 12 de Octubre y el Gaitán, puerta de la popular Zona M. Curiosamente, a los que culpan de haber deteriorado tanto este punto estratégico, son quienes hoy ponen de su arte para intentar recuperarlo con muralismo, en un interesante proceso comunitario. Exhabitantes de calle recuperaron el sector y el reto de la comunidad es mantenerlo con cohesión barrial.
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Lacides Guzmán Garzón, de 57 años, que siempre se desempeñó como constructor, puso su nombre en la placa del carro antiguo que pintó en un fragmento de los casi 90 metros que tiene el mural de la esquina intervenida. Pintó un Chevrolet de los cincuenta porque, dice, “ese carro es como yo, como mi vida, es lo clásico, lo que se tiene olvidado. Así como ve ese carro, es representarme y en cada pieza del mural hay algo de calle, de nosotros”.
Dice que habitó en la calle por culpa del “vandalismo” o la “tragedia”, como se refiere a la violencia urbana de la que fue víctima con su familia el 4 de septiembre de 2021, en Ciudad Bolívar. Ese día asesinaron a su hijo en su casa del barrio Arabia, en un atentado que no ha llegado a comprender, recibiendo él mismo disparos en su cabeza y cadera que hoy lo tienen caminando en muletas. Situación que, sumada a la poca solidaridad que recibió, lo llevó a vivir en un cambuche ubicado en un caño de Candelaria la Nueva.
El hecho de que 42 exhabitantes de calle -más dos en ejercicio que se unieron- fueran parte de la pintada del mural, la cual duró más de 20 días y contó con la participación activa de la comunidad, no fue una idea aislada. Vino de la misma comunidad que ha sentido el impacto del deterioro del espacio público que ha tenido sus efectos económicos en la popular zona comercial, puerta de entrada a la plaza de mercado, la Zona M.
Melissa Morales, alcaldesa local de Barrios Unidos, lo cuenta de esta manera: “lo que pasa aquí en la NQS con 79, que es una arteria de Bogotá, es una de las denuncias que más nos reportaron en las conversaciones con la comunidad. Durante más de tres meses hubo diálogo y se concertó la recuperación de esta zona”.
Otro componente que se busca fortalecer con actos como darle otra cara a una esquina marginada, es el comercio, representado en las verduras y la variedad gastronómica que se observa entre los colores. El sector ha sentido lo que la alcaldesa local llama “el fenómeno Ikea” que ha repercutido con mayor impacto la Zona M. “Hace más de 70 años este barrio se ha dedicado a hacer muebles, un oficio artesanal que se ha visto afectado no solo por la pandemia, sino por la llegada de grandes empresas internacionales como Ikea. La gente quiere ganar visibilidad, decir “seguimos aquí” y llamar la atención de los miles de personas que pasan por este corredor”.
Color de calle
José Luis Rodríguez, que tuvo su encuentro con el vicio -”la bazuca”, dice él- a los 25 años, hoy tiene 45. “Fui grafitero y parte de un grupo en Chapinero, pero caí a la calle sin dejar de pensar en querer recuperarme”, cuenta ya después de casi un año sin consumir. Ahora trabaja vendiendo flores en ‘Perro Amor’ y espera seguir pintando.
Actores como la Universidad Libertadores y el Distrito se unieron a encuentros como ‘Café con aroma a calle’ en donde se discutió cómo llevar la iniciativa más allá de un muro pintado y tocar temas poco tratados como lo es vincular el arte a poblaciones vulnerables. “La comunidad manifiesta bajas ventas debido a factores como la reducción del tránsito en zonas en las que antes había flujo. La idea es que se fortalezca toda la comunidad y como entes gestores promover la reactivación”, señaló la alcaldesa.
Juan Manuel Benjumea García, referente de Seguridad y Convivencia de la alcaldía local, destaca: “la carrera 30 que atraviesa la localidad de Barrios Unidos, ha sido históricamente un corredor con presencia fuerte de grafitis y escenarios de muralismo. En este caso, la comunidad de la zona M y este sector del barrio 12 de Octubre quiso resaltar todo lo que la caracteriza, que, aunque es muy relevante, va más allá de los muebles”.
En el grupo de artistas estuvieron personajes como Juan Carlos Gómez, de 36 años, psicólogo con especialización en farmacodependencia, quien está en proceso de salir del mundo de las drogas, con la ayuda de la Comunidad de Vida ‘Guardianes de Sueños’. “Me encontraron en una de las ollas del centro y me hacen la invitación de dejar la calle, veo entonces una alternativa de cambio”. En este sitio de atención operado por la cartera de Integración Social, se destacó por transformar los espacios, lo que le permitió ser uno de los que pintó el mural. “Hay muchas habilidades en nosotros, más allá del consumo, que pueden construir un tejido social como lo es darle vida al mural”.
Y Remi, una mujer trans de Montería que acabó siendo trabajadora sexual en el Santa Fe y se recupera de una adicción, encuentra valioso poder aportar un poco de arte a los muros de la capital. “Mostrar que uno no es uno más del montón, ante todo seres humanos que tenemos una problemática”.
“El estereotipo del habitante de calle es que representa todo lo que salió mal en la sociedad, lo que no funcionó. Es una idea errada. Aunque en este mural participaron particularmente 42 exhabitantes de calle que quieren, a sus ojos, devolverle algo a la sociedad, se unieron actuales habitantes de calle que todo el barrio conoce”, añadió Morales.
No es el primer proyecto de este tipo, pero quieren que perdure. El barrio propone que los 12 de cada mes, se realicen ferias y eventos en la esquina de la 79 par mantener el sitio, un reto que está en manos de la misma comunidad. “Se puede creer que pintando muros no soluciona los problemas de inseguridad, o se devuelve toda la vida que perdió el habitante de calle, pero yo creo que en parte es sembrar en las personas que habitan estos lugares, un cambio de perspectiva”.
Este tipo de encuentros buscan hacerse en otras frentes de la capital. Muchos barrios ya empezaron a identificar sus zonas con el grafiti y a reconfigurar los “no lugares”. En lo que respecta a Barrios Unidos, un punto clave que será parte de encuentros ciudadanos de corte comunitario, es en el intercambiador de la calle 72, según informó la Alcaldía Local. Una zona que ha sido punto de discordia entre comerciantes y la Empresa Metro y en la que el arte y el proceso barrial, tendrá que ser el nuevo protagonista.
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