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El Concejo Municipal de Fusagasugá aprobó este miércoles el proyecto de acuerdo que autoriza la asociación del municipio a la Región Metropolitana Bogotá – Cundinamarca.
La decisión permite acceder a recursos y acompañamiento técnico, con el fin de desarrollar proyectos que contribuyan a enfrentar los desafíos en materia de seguridad alimentaria y seguridad ciudadana. Únicos proyectos que fueron aprobados por el cabildo y que se desarrollarán en articulación con Bogotá, Cundinamarca y Soacha.
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Entre los potenciales proyectos que podría desarrollar en temas de seguridad alimentaria está la puesta en marcha del Centro Agrotecnológico del Sumapaz, en Quebrajacho, para optimizar su potencial en la producción y comercialización de alimentos.
La asociación también abre la puerta para acompañar al municipio y a los campesinos en el fortalecimiento y mejora de las condiciones de productividad con proyectos relacionados con infraestructura, logística agropecuaria, reconversión productiva y estudios de factibilidad para distritos de riego.
En materia de seguridad ciudadana, Fusagasugá podrá acceder a recursos para el fortalecimiento de sus capacidades tecnológicas, así como la consolidación de un sistema de seguridad que le permita una comunicación fluida y directa con los demás territorios.
Ahora, el municipio tendrá el reto de continuar con el ejercicio de socialización con sus habitantes, con el objetivo de que haya una comprensión más profunda y transparente.
Hubo reparos
Desde el Congreso, la representante a la Cámara, Alexandra Vásquez, advirtió días antes que esta adhesión terminaría en un riesgo de perder la soberanía alimentaria local, “al priorizar la exportación de productos hacia el mercado metropolitano sobre el consumo interno y la economía campesina”. “Puede provocar que en materia de abastecimiento se privilegien corredores logísticos que beneficien a Bogotá, sin tomar en cuenta el impacto sobre los campesinos locales”, añadió.
Frente al Centro Agrotecnológico del Sumapaz, Vásquez detalló que por su riqueza hídrica y productiva, “podría imponer un modelo agroextractivista que desconoce las prácticas campesinas sostenibles y genera presiones sobre el territorio, como urbanización, expansión logística y fragmentación ecológica, afectando tanto el ecosistema como la autonomía productiva de la región”.
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De igual manera, la representante Vásquez señaló también que el municipio podría perder autonomía en la formulación de proyectos de vivienda, en estrategias de seguridad que no se adapten a las necesidades del territorio y centralización de demás decisiones en Bogotá. “Las políticas sobre seguridad alimentaria y seguridad ciudadana podrían priorizar las necesidades del centro urbano sobre las realidades rurales y periféricas como las de Fusagasugá”, sentenció.
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