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Historia de las salas de cine, este viernes en el Museo de Bogotá

‘Cinema insostebible’ es la exposición que con antigüedades, fotografía y animación habla sobre dicha historia.

Laura Juliana Muñoz
18 de junio de 2009 - 10:35 p. m.

Se miran, se presienten, se desean,  pero no se hablan, ni se rozan, ni se acercan. Son del mismo sexo. De pronto, encuentran una solución. En la sala de Teatro Faenza ocultan a oscuras su amor.

Así fueron durante mucho tiempo las historias clandestinas entre homosexuales que se consumaban bajo la luz tenue de una sala de cine viejo. También son una más de las anécdotas que resucitan bajo los escombros de, al menos, 76 salas de cine de calle que fueron el mejor divertimento durante las horas muertas de los bogotanos en el siglo XX.

El colectivo Maski, integrado por los artistas plásticos Jairo Suárez, Camilo Ordóñez y David Laserna, se embarcó en la tarea de hacer un inventario de los teatros más antiguos de la ciudad y, lo que parecía imposible, recuperar algunas de sus pertenencias, como sillas, telones y hasta pedazos de pared. El resultado se expone al público en el Museo de Bogotá (en el Planetario Distrital) desde hoy hasta el 15 de septiembre.

Son varias piezas que, en suma, son parte del patrimonio histórico de la capital y a través de las cuales se puede conocer la personalidad de cada teatro —a diferencia de la estandarización de las salas de cine actuales—. “Compramos por el valor de la chatarra algunas sillas y luces del antiguo Teatro Lux (también conocido como Roxi). Lo más valioso de esa compra fue el telón en el que Lux proyectaba películas. En el año 58 fue el más grande de América Latina”, explicó Camilo Ordóñez, uno de los expositores. Un millón de pesos fue la factura del telón, las sillas y las luces.

Otras de las joyas encontradas en esta investigación de cuatro años son sillas y cortinas del Libertador, hoy convertido en Vinacure; puertas de ojo de buey del Teatro Riviera, y un letrero gigante de Cinema 1234, con el que llegó en 1975 Multiplex Cine Colombia a unificar el concepto de los espacios para disfrutar del séptimo arte y, tal vez, a darle la estocada final a los cinemas de barrio.

Hoy en día sólo funcionan como salas de cine la Cinemateca Distrital, Esmeralda Pussy Cat y Novedades. Las dos últimas como salas XXX. El Embajador, ahora toma parte de la compañía de Multiplex, y el Teatro Libre presenta más espectáculos y teatro que películas.

Es grande el cementerio de escombros que fueron testigos inertes de las más famosas películas de los hermanos Lumière, un poco después de ser presentadas en gigantescos telones que se disponían en parqueaderos públicos para el goce de encorbatardos señores y emperifolladas señoritas.

Las transformaciones más drásticas

El Teatro Bacatá ahora es depósito de Cine Colombia. Hasta 50 proyectores están esperando a convertirse en chatarra.El Teatro Tisquesusa fue demolido para hacer un casino.Metropol, Metro Riviera, Libertador y Teusaquillo son hoy en día sitios de rumba llamados, en su orden, Metropo, Teatrón, Vinacure y Metro.El Teatro Ayacucho funciona como un centro de impresión.Los teatros Olimpia y El Cid son locales bancarios. El Teatro Escala es en la actualidad una cancha de fútbol cinco.El Teatro Trevi se convirtió en una iglesia dirigida por pastores brasileños.

Por Laura Juliana Muñoz

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