¿Humo blanco para salvar el SITP?
El Distrito y los siete operadores del sistema suscribieron un acuerdo de entendimiento, como paso clave previo a la renegociación de los contratos, que parece ser la única salida para salvar el SITP.
Redacción Bogotá - Bogota@elespectador.com
El SITP está en crisis, pero al parecer hay voluntad y compromiso para salvarlo. Esa es la conclusión de la reunión que tuvo lugar ayer en las oficinas de la Procuraduría, en la que se firmó un importante documento que significaría el último paso para empezar la renegociación de los contratos del Sistema. Se trata de un acuerdo de entendimiento entre los siete operadores del SITP y TransMilenio (TM), en el que las partes se comprometen a buscar caminos para solucionar la difícil situación de los buses azules.
La firma del memorando de entendimiento persigue dos objetivos. El primero, empezar a explorar modificaciones viables en materia legal, técnica y financiera, que se puedan aplicar a los contratos de concesión para la operación del SITP. En otras palabras, busca que se sienten las primeras bases sobre lo que se puede o no renegociar en los contratos.
La segunda es que el usuario sienta lo menos posible los impactos del proceso, lo que implica que, según el documento, las partes se deben comprometer a plantear modificaciones a la operación, con el fin de mejorar la calidad y aumentar la eficiencia del servicio. Todo esto tiene un último fin: que el SITP no solo se salve por unos meses, sino que aumente la cantidad de usuarios, lo que serviría para sanear el hueco fiscal de casi 600.000 millones de pesos.
De acuerdo con María Consuelo Araújo, gerente de TM, “hay un 90 % de avance y solo falta encontrar el marco jurídico para llegar a un acuerdo que redunde en mayores ingresos para el SITP. Esperamos realizar modificaciones a los contratos que permitan garantizar su sostenibilidad. Queremos disminuir la evasión prestando un buen servicio y que las personas paguen a gusto el pasaje. Así estimulamos a los concesionarios para que puedan transportar más pasajeros”.
Aunque el documento es un acuerdo de voluntades, es decir que no tiene un efecto vinculante sobre los contratos, es el último paso antes de la eventual renegociación de los contratos, que parece la única forma de salvar el Sistema.
El SITP está en crisis, pero al parecer hay voluntad y compromiso para salvarlo. Esa es la conclusión de la reunión que tuvo lugar ayer en las oficinas de la Procuraduría, en la que se firmó un importante documento que significaría el último paso para empezar la renegociación de los contratos del Sistema. Se trata de un acuerdo de entendimiento entre los siete operadores del SITP y TransMilenio (TM), en el que las partes se comprometen a buscar caminos para solucionar la difícil situación de los buses azules.
La firma del memorando de entendimiento persigue dos objetivos. El primero, empezar a explorar modificaciones viables en materia legal, técnica y financiera, que se puedan aplicar a los contratos de concesión para la operación del SITP. En otras palabras, busca que se sienten las primeras bases sobre lo que se puede o no renegociar en los contratos.
La segunda es que el usuario sienta lo menos posible los impactos del proceso, lo que implica que, según el documento, las partes se deben comprometer a plantear modificaciones a la operación, con el fin de mejorar la calidad y aumentar la eficiencia del servicio. Todo esto tiene un último fin: que el SITP no solo se salve por unos meses, sino que aumente la cantidad de usuarios, lo que serviría para sanear el hueco fiscal de casi 600.000 millones de pesos.
De acuerdo con María Consuelo Araújo, gerente de TM, “hay un 90 % de avance y solo falta encontrar el marco jurídico para llegar a un acuerdo que redunde en mayores ingresos para el SITP. Esperamos realizar modificaciones a los contratos que permitan garantizar su sostenibilidad. Queremos disminuir la evasión prestando un buen servicio y que las personas paguen a gusto el pasaje. Así estimulamos a los concesionarios para que puedan transportar más pasajeros”.
Aunque el documento es un acuerdo de voluntades, es decir que no tiene un efecto vinculante sobre los contratos, es el último paso antes de la eventual renegociación de los contratos, que parece la única forma de salvar el Sistema.