Ideas para “diseñar la noche” en el centro

Luces y sombras. Podría decirse que con estos elementos la neoyorquina Leni Schwendinger se dedica a pintar espacios públicos en el mundo. Ha pasado más de una década transformando lugares abandonados, oscuros, inseguros, que sencillamente no han sido pensados para que la gente los disfrute, en espacios de encuentro en la ciudad durante la noche. Lo hizo con una estación de buses en Nueva York y también intervino el diseño de iluminación en la famosa peatonalización de la avenida Times Square en esta misma ciudad. Hace pocos días su lienzo fue una zona del centro bogotano, donde hizo una caminata y un taller invitando a la gente a imaginar una vida nocturna por medio de la iluminación.

La cita fue en la noche del martes 29 de septiembre en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en el Centro de Bogotá. Unas 40 personas nos salimos de nuestras rutinas diarias para participar en una experiencia poco usual sobre iluminación nocturna.

Leni Schwendinger nos reunió en una edición de su proyecto NightSeeing, una especie de paseos nocturnos en las ciudades en los que la gente se detiene a observar la iluminación de algunas zonas y a aportar ideas sobre cómo darles vida a esos espacios públicos subutilizados, que tradicionalmente se asocian con inseguridad. Así comenzó el taller con una diseñadora de iluminación en la capital colombiana.

El grupo fue bastante diverso e incluyó desde expertos urbanistas, arquitectos, economistas, hasta visitantes frecuentes del centro, habitantes y la periodista que escribe este texto. Esta noche Leni comienza hablando de los elementos que tiene en cuenta cada vez que trata de darle vida a un lugar: los deseos de la comunidad para transformarlo, sus atributos y éxitos, que en casos como el del centro bogotano son su arquitectura, su patrimonio. Y el turismo, como lo menciona rápidamente uno de los participantes del taller. La neoyorquina tiene la capacidad de explicar en términos sencillos el lenguaje técnico de la luz y dejar que surja la voz de los ciudadanos, para no convertir la experiencia en una clase académica.

Así que Schwendinger habla rápidamente de su convicción por crear espacios públicos inclusivos, donde todos se encuentren, que sean seguros y tengan una oferta atractiva. En los países del trópico, por ejemplo, donde oscurece desde las 6:00 p.m., hay un amplio lapso por aprovechar para la vida nocturna en las calles, dice la neoyorquina a este grupo de asistentes a su NightSeeing que se preparan para salir a un recorrido por el Centro y a aportar sus ideas para el rediseño de iluminación. Cuenta también acerca de la transformación en Times Square, donde hace ocho años comenzó un proyecto piloto de peatonalización con el piso pintado. Ahora, después de esos ocho años de estar analizando, investigando, viendo qué pasaba en la zona y de que la comunidad aceptara la intervención, se está instalando un piso permanente para hacer una suerte de plazoleta.

No más charla. Llega la hora de pasar a la práctica y todo el grupo sale a la plazoleta de la universidad en la carrera 4 con calle 22. Enseguida lo primero que hace Schwendinger es preguntarnos qué nos genera esa plaza inmensa con árboles alrededor pero oscura y solitaria. Justamente eso es lo que sobresale, la sensación de un espacio desolado en el que nadie quiere estar. Continúa el recorrido por la carrera 4, llena de carros, con andenes estrechos y locales cuyas luces contrastan, pasamos por una calle donde hay un muro con un grafiti de Toxicómano, después seguimos justo detrás de la construcción del gran rascacielo B de Bacatá y finalmente llegamos a la carrera 7ª peatonalizada, frente a la plaza de Las Nieves. Un escenario más amplio y amable con los caminantes, que los andenes pequeñitos por los que acabamos de cruzar.

Y finalmente, ¿qué es lo que la gente imagina para diseñar una mejor iluminación en el centro de la ciudad?, ¿cuáles son esos aspectos que usted tendría en cuenta? La dinámica que la neoyorquina desarrolla en sus talleres, como lo ha hecho en Berlín (Alemania), en Londres (Inglaterra), en Lyon (Francia) y ahora en Bogotá, incluye hacer mesas redondas para decir qué nos disgusta del espacio y luego discutir cómo lo transformaríamos. Esa charla ocurre en un club, nocturno obviamente, con mesas de billar, donde esta noche se ha reservado el espacio para el taller de iluminación. Nos dividimos en tres grupos, cada uno habla de sus ideas y elige las prioridades que incluiría en el rediseño usando algunas fotografías y palabras que Schwendinger maneja en estos talleres.

Palabras como innovación, diversión, emoción, funcional y creatividad fueron constantes en los tres grupos para resumir cómo soñamos la iluminación nocturna en el centro. La seguridad también fue un tema importante para los tres grupos, pero la conclusión repetitiva fue que se logran espacios públicos seguros en la medida en que sean atractivos y la gente pueda interactuar en ellos.

Otro de los puntos que no pueden faltar al diseñar la iluminación en el Centro es resaltar los atributos y valores de esta zona. “En todos los grupos escucho que apreciamos la escala de lo que ya tenemos, la arquitectura que tenemos, y que es tan fácil de destruir. Esos viejos y pequeños edificios en muchas ciudades se desgastan con facilidad y un proyecto de iluminación puede ser una forma de atraer la atención hacia algunos de esos edificios que son más pequeños pero valiosos”, explica Leni.

Andrés Ramírez es sociólogo y urbanista. Trabaja en Arup, la firma consultora en diseño en la que participa Leni. También estuvo en el taller realizado en el Centro y explica que el diseño integral de la noche va mucho más allá de la iluminación y abarca temas culturales, sociales y económicos, entre otros. Justamente esa mezcla fue algo que los grupos reconocimos en las discusiones. No se trata solo de poner bombillos que sean funcionales, sino que también debe haber un espacio público que genere diversión, emoción y logre convertirse en un punto de encuentro al que siempre queramos ir.

“Trabajar juntos, ¿saben lo especial que es eso?”, dice Leni. Terminó la noche agradeciendo a este grupo de extraños que se reunió solo por participar en su taller y aportar ideas para un posible diseño de iluminación para una vida nocturna más atractiva en el corazón de Bogotá.

Luces y sombras. Podría decirse que con estos elementos la neoyorquina Leni Schwendinger se dedica a pintar espacios públicos en el mundo. Ha pasado más de una década transformando lugares abandonados, oscuros, inseguros, que sencillamente no han sido pensados para que la gente los disfrute, en espacios de encuentro en la ciudad durante la noche. Lo hizo con una estación de buses en Nueva York y también intervino el diseño de iluminación en la famosa peatonalización de la avenida Times Square en esta misma ciudad. Hace pocos días su lienzo fue una zona del centro bogotano, donde hizo una caminata y un taller invitando a la gente a imaginar una vida nocturna por medio de la iluminación.

La cita fue en la noche del martes 29 de septiembre en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en el Centro de Bogotá. Unas 40 personas nos salimos de nuestras rutinas diarias para participar en una experiencia poco usual sobre iluminación nocturna.

Leni Schwendinger nos reunió en una edición de su proyecto NightSeeing, una especie de paseos nocturnos en las ciudades en los que la gente se detiene a observar la iluminación de algunas zonas y a aportar ideas sobre cómo darles vida a esos espacios públicos subutilizados, que tradicionalmente se asocian con inseguridad. Así comenzó el taller con una diseñadora de iluminación en la capital colombiana.

El grupo fue bastante diverso e incluyó desde expertos urbanistas, arquitectos, economistas, hasta visitantes frecuentes del centro, habitantes y la periodista que escribe este texto. Esta noche Leni comienza hablando de los elementos que tiene en cuenta cada vez que trata de darle vida a un lugar: los deseos de la comunidad para transformarlo, sus atributos y éxitos, que en casos como el del centro bogotano son su arquitectura, su patrimonio. Y el turismo, como lo menciona rápidamente uno de los participantes del taller. La neoyorquina tiene la capacidad de explicar en términos sencillos el lenguaje técnico de la luz y dejar que surja la voz de los ciudadanos, para no convertir la experiencia en una clase académica.

Así que Schwendinger habla rápidamente de su convicción por crear espacios públicos inclusivos, donde todos se encuentren, que sean seguros y tengan una oferta atractiva. En los países del trópico, por ejemplo, donde oscurece desde las 6:00 p.m., hay un amplio lapso por aprovechar para la vida nocturna en las calles, dice la neoyorquina a este grupo de asistentes a su NightSeeing que se preparan para salir a un recorrido por el Centro y a aportar sus ideas para el rediseño de iluminación. Cuenta también acerca de la transformación en Times Square, donde hace ocho años comenzó un proyecto piloto de peatonalización con el piso pintado. Ahora, después de esos ocho años de estar analizando, investigando, viendo qué pasaba en la zona y de que la comunidad aceptara la intervención, se está instalando un piso permanente para hacer una suerte de plazoleta.

No más charla. Llega la hora de pasar a la práctica y todo el grupo sale a la plazoleta de la universidad en la carrera 4 con calle 22. Enseguida lo primero que hace Schwendinger es preguntarnos qué nos genera esa plaza inmensa con árboles alrededor pero oscura y solitaria. Justamente eso es lo que sobresale, la sensación de un espacio desolado en el que nadie quiere estar. Continúa el recorrido por la carrera 4, llena de carros, con andenes estrechos y locales cuyas luces contrastan, pasamos por una calle donde hay un muro con un grafiti de Toxicómano, después seguimos justo detrás de la construcción del gran rascacielo B de Bacatá y finalmente llegamos a la carrera 7ª peatonalizada, frente a la plaza de Las Nieves. Un escenario más amplio y amable con los caminantes, que los andenes pequeñitos por los que acabamos de cruzar.

Y finalmente, ¿qué es lo que la gente imagina para diseñar una mejor iluminación en el centro de la ciudad?, ¿cuáles son esos aspectos que usted tendría en cuenta? La dinámica que la neoyorquina desarrolla en sus talleres, como lo ha hecho en Berlín (Alemania), en Londres (Inglaterra), en Lyon (Francia) y ahora en Bogotá, incluye hacer mesas redondas para decir qué nos disgusta del espacio y luego discutir cómo lo transformaríamos. Esa charla ocurre en un club, nocturno obviamente, con mesas de billar, donde esta noche se ha reservado el espacio para el taller de iluminación. Nos dividimos en tres grupos, cada uno habla de sus ideas y elige las prioridades que incluiría en el rediseño usando algunas fotografías y palabras que Schwendinger maneja en estos talleres.

Palabras como innovación, diversión, emoción, funcional y creatividad fueron constantes en los tres grupos para resumir cómo soñamos la iluminación nocturna en el centro. La seguridad también fue un tema importante para los tres grupos, pero la conclusión repetitiva fue que se logran espacios públicos seguros en la medida en que sean atractivos y la gente pueda interactuar en ellos.

Otro de los puntos que no pueden faltar al diseñar la iluminación en el Centro es resaltar los atributos y valores de esta zona. “En todos los grupos escucho que apreciamos la escala de lo que ya tenemos, la arquitectura que tenemos, y que es tan fácil de destruir. Esos viejos y pequeños edificios en muchas ciudades se desgastan con facilidad y un proyecto de iluminación puede ser una forma de atraer la atención hacia algunos de esos edificios que son más pequeños pero valiosos”, explica Leni.

Andrés Ramírez es sociólogo y urbanista. Trabaja en Arup, la firma consultora en diseño en la que participa Leni. También estuvo en el taller realizado en el Centro y explica que el diseño integral de la noche va mucho más allá de la iluminación y abarca temas culturales, sociales y económicos, entre otros. Justamente esa mezcla fue algo que los grupos reconocimos en las discusiones. No se trata solo de poner bombillos que sean funcionales, sino que también debe haber un espacio público que genere diversión, emoción y logre convertirse en un punto de encuentro al que siempre queramos ir.

“Trabajar juntos, ¿saben lo especial que es eso?”, dice Leni. Terminó la noche agradeciendo a este grupo de extraños que se reunió solo por participar en su taller y aportar ideas para un posible diseño de iluminación para una vida nocturna más atractiva en el corazón de Bogotá.