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En el último año 357 padres de familia del colegio Nuestra Señora de la Sabiduría para Sordos han emprendido una lucha para financiar la educación de sus hijos. A finales de 2012, cuando la Secretaría de Educación canceló el convenio con la institución, ellos buscaron, sin éxito, donaciones para no perder los cupos. En octubre el Distrito decidirá si este colegio (y de paso otros 191 postulados) obtiene el convenio.
Julia Inés Ruiz tiene un hijo de seis años que sufre serias limitaciones auditivas y presenta un retraso mental. “El 9 de abril del año pasado empezó a convulsionar. Yo me gano un mínimo y no sabía en qué colegio me lo podían recibir”. Finalmente encontró un colegio donde podían educar lo y al mismo tiempo realizarle terapias auditivas. Se trataba de la Institución Nuestra Señora de la Sabiduría, que desde 1949 ha educado a los niños sordos de la ciudad.
Pero la Secretaría de Educación, en su plan para fortalecer la oferta en los colegios públicos, no renovó el convenio con la institución por incumplimiento de requisitos. En concreto, existía una confusión sobre los propietarios de las instalaciones, y las hermanas de la comunidad Hijas de la Sabiduría no figuraban como propietarias.
Cuando ellas solucionaron la situación, el 30 de noviembre, era demasiado tarde; el plazo para inscribirse había terminado. “Los convenios solamente se podían mantener si el colegio estaba en una zona con déficit de colegios oficiales y, además, si cumplían con la propiedad del terreno. Allí había problemas de ilegalidad y no pudimos renovar”, dice Óscar Sánchez, secretario de Educación.
Desde entonces, cuenta Ruiz, “me tocó empezar a pagar $150.000 de atención para el niño, $150.000 para transporte y materiales y otras terapias. Y yo ganándome un mínimo. Ahora sólo son deudas”. Así, un grupo de padres, entre ellos Ruiz, creó la Fundación Kevsay para Vivir Mejor, con el objeto de buscar donaciones. De acuerdo con los datos de la organización, de los 357 niños que estudiaban en Nuestra Señora de la Sabiduría, 92 provienen del estrato tres, 184 del dos, 58 del uno y 2 del cero.
La Secretaría preparó un plan de choque para reubicar a los niños en colegios distritales con personal especializado. “Querían que mi hijo estudiara en el colegio Isabel II, pero allá no sé si me van a cuidar al niño y no tiene los mismos servicios del Nuestra Señora de la Sabiduría. ¿Qué docente está capacitado para estar pendiente de un niño que además no controla esfínteres?”, dice Ruiz, quien tiene una tutela a su favor, que ordena “proteger el derecho fundamental a la educación especializada” de su hijo.
Para el secretario, esta preocupación tiene que ver con la desconfianza que sienten los padres hacia la educación pública: “Colegios como la Sabiduría han jugado un papel determinante al garantizar la educación. Sin embargo, nosotros tenemos colegios con capacidad para atender a esos niños y la calidad no es inferior. Ahora estamos revisando si se les da el convenio o no. Ellos ya pasaron la primera fase: recibimos los papeles y están en el proceso de evaluación. Eso sí, la garantía a la educación de los niños sordos está resuelta en los colegios públicos”.
svalenzuela@elespectador.com
@santiagov72