Jorge Eliécer Gaitán fue masón

Por 70 años hubo rumores sobre la vinculación del caudillo liberal a la masonería. Un grupo investigó por dos años esta teoría y halló documentos que indican que no solo él ingresó a la orden, sino que tres de sus familiares también lo hicieron. Asistimos a una ceremonia en la que lo reivindicaron como tal.

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Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar
30 de septiembre de 2018 - 12:00 p. m.
En medio de la conmemoración de los 84 años de la logia Veritas Vincit 13, un grupo de investigación reveló las pruebas que halló sobre la pertenencia del caudillo liberal a la masonería. Al final de la ceremonia se develó un busto en honor a Gaitán. / Fotos: Mauricio Alvarado - El Espectador
En medio de la conmemoración de los 84 años de la logia Veritas Vincit 13, un grupo de investigación reveló las pruebas que halló sobre la pertenencia del caudillo liberal a la masonería. Al final de la ceremonia se develó un busto en honor a Gaitán. / Fotos: Mauricio Alvarado - El Espectador
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Entre sí se llaman “hermanos” y se reúnen a debatir sobre diversos temas, mientras glorifican al “gran arquitecto del universo”. Nunca fueron una religión ni una orden secreta, mucho menos una secta conspirativa. Tampoco beben sangre humana en sus rituales de iniciación ni practican magia negra, como se llegó a acusarlos. Llevan tres siglos de existencia, dos de ellos en Colombia, y todavía no faltan quienes los asocian a prácticas ocultas, cuando lo que realmente constituyen es una orden filantrópica que trabaja de forma discreta.

No es secreto que por las logias masónicas han pasado influyentes personalidades de Colombia, desde Francisco de Miranda o Francisco de Paula Santander, hasta José Martí y otros miembros de la logia libertadora. Tomás Cipriano de Mosquera llegó a ser exaltado como “el gran protector de la masonería en Colombia”. Lo que hasta ahora se conoce y seguramente aumentará las suposiciones y prejuicios sobre la institución o fortalecerá sus creencias, es que el último caudillo del país, Jorge Eliécer Gaitán, fue también masón.

A esta conclusión llegó un grupo de investigadores masones que decidió seguirles la pista a los rumores de pasillo sobre la relación de Gaitán con su organización. El runrún más repetido era que el líder liberal había solicitado su ingreso a la organización semanas antes del fatídico 9 de abril de 1948, y que su asesinato impidió que realizara el ritual de iniciación. También por eso, supuestamente, no existía cómo probar que el caudillo había caminado por los pasillos de la Mansión Kopp, ubicada en el centro de Bogotá, que fue construida hace 200 años y desde 1922 es la sede principal de la masonería capitalina. (GALERÍA: En el corazón de la masonería colombiana: así es una ceremonia en la Mansión Kopp de Bogotá)

La investigación

Felipe Garavito Muñoz pertenece a la logia Veritas Vincit 13 de la masonería bogotana. Es artista plástico y maestro masón, tercer grado de la organización, tras superar las etapas de aprendiz y compañero. Garavito quiso ahondar en el tema Gaitán, así que en diciembre de 2016 propuso a sus colegas investigarlo. Su taller, como también se conoce a las logias, decidió apoyarlo. No obtuvo la misma respuesta de otros “hermanos”. Según Garavito, recibió comentarios que le pedían desistir de su idea, o que se reconociera que era un esfuerzo en vano.

Sin embargo, Garavito escudriñó en las actas, escritos masónicos y en los archivos públicos. Los masones conservan solo el 30 % del conocimiento sobre la organización, el 70 % está a los ojos de todos. De modo que Garavito pudo rastrear valiosa información sobre los últimos cinco años de vida de Gaitán. Primero los hallazgos fueron nulos, con más preguntas que resultados, hasta que el pasado abril encontró una serie de cartas fechadas entre 1939 y 1940 con felicitaciones a la logia colombiana por la vinculación de Gaitán.

Ese hallazgo fue determinante porque enfocó el plan de búsqueda y el rango se estableció entre los años 1934 y 1940. Y esa exploración precisa logró ratificar lo que antes era un mito. La segunda pista fue un texto en el que quedó referido que Jorge Eliécer Gaitán tocó a las puertas de la orden, solicitó su ingreso y obtuvo votación positiva para ser aceptado. El paso siguiente era su iniciación, pero el mismo documento no certifica que esta se hubiese realizado. Es decir, Gaitán se interesó por la masonería, pidió ingresar, fue aceptado, pero nunca se inició. Por eso se quedó en rumores.

No obstante, fue cuestión de insistir otros meses hasta que apareció la prueba determinante. En julio, el máximo líder de la masonería colombiana, el gran maestro Alexánder Alarcón Camacho, llamó a Garavito para felicitarlo. Con apoyo de la logia Filantropía Bogotana 5 se obtuvo el desprendible original que certifica que el 16 de marzo de 1948, 25 días antes del Bogotazo, Gaitán obtuvo “aumento de salario”, como llaman los masones el paso de grado de aprendiz a compañero. ¡Eureka! Gaitán no solo fue masón, sino que llegó al segundo grado.

Y no se detuvieron las sorpresas. Junto a Gaitán, hicieron parte de la organización algunos de sus familiares. “Descubrimos que Gaitán solicitó su acceso en 1939 y llegó a segundo grado. Y las mismas pruebas evidencian que su hermano, Manuel José, estuvo en la logia 13. Además, un primo y un sobrino también lo estuvieron. Esto puede cambiar un poco el paradigma de lo que piensa el país entero sobre Gaitán y la masonería”, recalca Garavito. Todo lo reveló en una ceremonia masónica a la que asistió El Espectador. Ese mismo día, la logia VV13 celebró sus 84 años de fundación.

La ceremonia

En el interior del templo se siente una energía fuerte. Música clásica, tres filas de sillas enfrentadas y en el centro un libro con una regla y un compás, los símbolos por excelencia de la masonería. Es imposible posar la mirada en un solo punto, debido a los múltiples signos, imágenes y colores que están a la vista no solo en la estructura del lugar, sino también en las vestimentas de los masones. La primera fila está reservada a los masones grado tres. La segunda para quienes están en proceso de iniciación. La última fila es para invitados, “cuñadas” y “sobrinos”, como llaman a las esposas e hijos.

La ceremonia transcurre más como una reunión empresarial que como un acto litúrgico. Todo queda consignado en un acta que lleva el secretario de la logia, quien a su vez le comunica al líder cada paso a seguir. Como esta ceremonia era especial, hubo reconocimientos con entrega de diplomas y medallas a varios miembros destacados de la orden. Al final se hizo la revelación de las pruebas, que serán parte de un libro que publicará Garavito, quien además aprovechó su labor como artista plástico para fabricar una escultura de Gaitán.

El busto del caudillo quedó ubicado en los pasillos de la Mansión Kopp, entre los de Eduardo Santos Montejo y Alberto Lleras Camargo, y al lado de otras piezas en homenaje a Galileo Galilei y José Martí. La reunión no tuvo invocaciones satánicas ni nada parecido. Aunque saben que los tabús persistirán en el imaginario de muchas personas, como afirma el gran maestro Alarcón, su deber es “formar hombres libres y de buenas costumbres”. Y puntualiza: “La masonería es desarrollo cultural e intelectual colectivo para desarrollar filantropía. Nuestro partido político es la búsqueda del bien común y nuestra religión el amor a la humanidad. Lo mismo que defendía Gaitán”.

Por Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar

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