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Chapinero ha sido en la historia de Bogotá uno de los ejes vitales en los que se ha desarrollado parte de la cultura capitalina. En los años sesenta le dio cabida a la movida hippie, a bandas como los Los Flippers y Los Speakers, y a salas de cine que llegaron a ser un gran símbolo para los capitalinos.
Más adelante el comercio se apoderó de la zona, pero esto no hizo que la localidad dejara de conservar la cultura musical, de una escena underground que giraba alrededor del rock. Hoy, es considerada una zona central a la que han llegado nuevos sonidos y contrastes que le dan cabida a la diversidad, a la cotidianidad universitaria y a un género caribeño que se ha apoderado de la ciudad.
La champeta es un género que nació y consolidó sus raíces en ciudades como Cartagena y Barranquilla. Sus canciones parten de sonidos ancestrales combinados con ritmos modernos que han permeado el interior del país, por lo que Bogotá no ha sido la excepción.
En la capital no hay picós (discotecas móviles acopladas con grandes parlantes) como los que se ven en calles populares de la costa, en calles o casetas, pero si se puede escuchar en reconocidos escenarios, como Latino Power o La Negra a donde quienes disfrutan de esta música llegan predilectamente a buscarla.
En la zona, uno de los performer picoteros más reconocidos es Monosoniko Champetuo. Es un barranquillero asentado en Bogotá, quien ha vivido toda su vida con esta música tradicional, pues su padre era el dueño de un picó. Su rutina pasa de escoger los acetatos, en su casa, para luego dirigirse al lugar que prenderá con samples, un teclado sk5 y su voz de MC, la fiesta en la noche capitalina.
"En la costa, la champeta es una música de los barrios populares, pero en Bogotá, las fiestas de champeta han hecho rápidamente un hueco entre la clase media, incluso alta, de la ciudad", dice el músico.
Así como Bomba Estéreo mezcló los sonidos del folclor caribeño, o Chocquibtown, los del pacífico, Monosoniko busca ser uno de los principales representantes de la champeta en Colombia. Como performer picotero es selectivo con la música que escoge y prefiere canciones poco conocidas pero con gran energía para prender la fiesta, mientras que con su proyecto "Boom Full Meke" el sonido es más denso como señala su compañero B-Clip y productor de Paria Records, están destropicalizando la música. "Uno va a un mercado cultural y todo lo que buscan son palmeras y cocos. Eso está bien, pero no es todo lo que somos".
El video que se encuentra en este articulo es uno de los 10 episodios de la serie documental Bogostreets, realizada por Margot Loizillon y producida por el canal cultural europeo ARTE. Explora las diferentes escenas culturales y urbanas de Bogotá gracias a esta colaboración con ARTE en español: www.arte.tv/es