El plan para potabilizar el agua lluvia en parques industriales
La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) adelanta un proyecto con dos zonas francas del departamento y siete en el país, para optimizar el reúso de aguas lluvias. El cambio climático y el fenómeno del Niño, le vuelven a dar relevancia al proyecto.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Es pronto para tranquilizarse por el regreso de la lluvia. Si bien, la ayuda del cielo mejorará los embalses, el ahorro debe mantenerse, en especial cuando la meta de consumo diario de 15 m³/s está cerca. Ayer la ciudad batió su marca, desde que comenzó el racionamiento, y llegó a 15,29 m³/s. Mientras la anhelada providencia climática hace su trabajo, gobernantes, científicos y organizaciones buscan ideas ante la crisis. Y las aguas lluvias surgen como opción para empresas y hogares, con la infraestructura para almacenarla.
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Es pronto para tranquilizarse por el regreso de la lluvia. Si bien, la ayuda del cielo mejorará los embalses, el ahorro debe mantenerse, en especial cuando la meta de consumo diario de 15 m³/s está cerca. Ayer la ciudad batió su marca, desde que comenzó el racionamiento, y llegó a 15,29 m³/s. Mientras la anhelada providencia climática hace su trabajo, gobernantes, científicos y organizaciones buscan ideas ante la crisis. Y las aguas lluvias surgen como opción para empresas y hogares, con la infraestructura para almacenarla.
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Al menos, es lo que se puede evidenciar en algunas zonas francas y parques industriales de la sabana, que se abastecen de lagunas artificiales, como la que existe en la Zona Franca de occidente, que cuenta con un reservorio con capacidad para 28.000 m³ de aguas lluvias, que, dada su naturaleza, solo sirve para usos sanitarios y limpieza de fachada. La medida, que evita que se detenga la producción, parece la inspiración de un ambicioso proyecto de cooperación internacional.
Se trata de la iniciativa Parques Ecológicos Industriales, promovida en por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI). Con presencia en siete países, la organización busca que los parques industriales aprovechen los recursos naturales disponibles en su entorno. Más allá de lograr un positivo impacto económico, apuntan a crear una agenda ecológica, que permita un desarrollo sostenible en sus entornos.
De momento, se han priorizado seis parques industriales en el país, entre ellos los dos más grandes de Cundinamarca: Zona Franca de Occidente y Zona Franca de Bogotá. Todos reciben asistencia técnica y asesoría, con una meta clara: que lleguen a potabilizar el agua que almacenan las empresas en sus lagunas artificiales. Aunque los equipos a instalar no estarían a la altura de plantas como Tibitoc, podrían convertirse en un caudal de agua potable para el entorno empresarial.
Aguas lluvias, el aliado
La materia prima, como se ha podido evidenciar, cae del cielo. Por ende, resulta imperioso entender el rol de las aguas lluvias, en una contingencia como la que atraviesa Bogotá. Aunque el grueso del consumo está en el área residencial, la industria también tiene un alto consumo, por lo que, conscientes de ello, algunos se han unido con iniciativas para mitigar la crisis y seguir operando. Juan Contreras, ingeniero de operaciones del centro comercial Neos, conocido como el ‘Times Square’ bogotano, cuenta cómo en San Victorino, por ejemplo, elaboraron un sistema de recolección de aguas lluvias, para usarla en los baños públicos. “El sistema incluye tanques gigantes en la terraza y una red de tubos, que lleva el agua a los baños de la zona comercial, así como mangueras para que los comerciantes usen esta agua en labores de limpieza. Logramos recolectar 35 metros cúbicos de agua”, explicó.
Ante este ejemplo, Camilo Prieto, profesor de cambio climático y salud ambiental de la U. Javeriana, señala que las medidas que se adopten en cada estructura, ya sea un centro comercial, un edificio o una empresa, deben tener en cuenta qué clase de construcción tienen. “Muchos establecimientos los construyeron con una arquitectura ambiental para recoger agua lluvia. De no tenerla, sería recomendable hacerlo, ya que esta puede significar un gran ahorro”, señaló.
Como caída del cielo
Ya sabemos que el agua lluvia es una opción nada despreciable ante un ciclo de racionamiento, al menos para el sector industrial. Pese a que la mayoría de las precipitaciones de esta semana se han concentrado en el área urbana de Bogotá y no en la zona donde están los embalses, la idea de poseer en la ciudad un inventario robusto de agua cruda, resulta clave (como lo promueve el proyecto de la ONUDI), sobre todo en circunstancias como las sequías actuales, que seguro se repetirán.
Juan David Salazar Espitia - Coordinador Técnico Colombia & Perú - Programa Global de Parques Eco-Industriales de la ONUDI, le contó El Espectador que, si bien la iniciativa ha tenido un impacto positivo en la dinámica industrial del departamento, hay un obstáculo que ha impedido la masificación. “En Colombia trabajamos con más de 12 zonas francas, que han iniciado su transición hacia parque eco industrial y justo uno de los requisitos es el tema del agua. De hecho, varias de las zonas francas, aquí en Colombia, tienen lagunas de aguas lluvias, como medida de adaptación al cambio climático. ¿Cuál es el problema?, Que estos proyectos no son viables en Colombia, porque el agua es barata. El país cuenta con una importante oferta hídrica, lo que por ahora haría inviable el proyecto desde el punto de vista económico”, resaltó el experto.
Dicha premisa, con los embalses llenos, tenía toda la lógica del mundo. No obstante, el cambio climático y su mella definitiva en la capacidad de abastecimiento del recurso que tiene la ciudad, cambian las reglas del juego. Desconociendo exactamente cuánto durará el racionamiento y la llegada del ansiado día, cuando el caudal de los embalses regrese a su original esplendor, el valor de cada metro cúbico de agua nunca había resultado tan valioso como ahora.
Especialmente, cuando todos los pronósticos y mesas técnicas sobre el clima y el agua, se preparan para un 2025 todavía más seco y una demanda de líquido exponencial, sobre todo en el espectro residencial. En el marco de estas nuevas variables, el propio Juan David cree que la viabilidad económica del proyecto se pueda rescatar. “Si el agua cada vez se pone más valiosa, por cuenta del cambio climático, pues claramente los proyectos de aprovechamiento de aguas van a ser más viables económicamente”, sentenció Salazar.
De momento, la ONUDI continúa analizando el panorama y en conversaciones con las directivas de las zonas francas, con el fin de explorar todo el potencial de los eco parques industriales, tanto en la sabana de Bogotá, como en el resto del país. Después de todo, tener la capacidad de potabilizar el agua de las lluvias que, por fortuna, no nos abandonan, es todo un caudal de oportunidades en medio de la crisis climática y sus consecuencias, que llegaron a la capital del país, y al mundo, para quedarse.
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