Publicidad

La "libertad de culto" del pastor Barbosa

El Espectador conoció el borrador de un controvertido libro que escribió el asesor de la Oficina para el Derecho de Libertad Religiosa del Distrito. Por algunos apartes de su contenido, el documento peca de parecerse a una cartilla de doctrina cristiana.

Natalia Herrera Durán
25 de mayo de 2014 - 02:00 a. m.
 La Bogotá Humana del alcalde Gustavo Petro ha defendido desde diversos espacios la diversidad cultural y sexual de la capital. / Cortesía
La Bogotá Humana del alcalde Gustavo Petro ha defendido desde diversos espacios la diversidad cultural y sexual de la capital. / Cortesía

La explicación sobre la carátula del libro basta para entender de qué se trata: “En primer lugar vemos una L que recuerda la piedra angular que es Cristo Jesús, dos líneas rectas, blancas y sin manchas que marcan dos direcciones, la primera hacia arriba que significa esa relación que todo ser humano debe tener con el único Dios creador. La otra flecha, en forma horizontal, nos está orientando a una relación con el prójimo. La palabra religiosa está impresa sobre una vela que está encendida”.

Esta es la aclaración que el pastor cristiano Luis Eduardo Barbosa hace de un polémico libro que escribió y se titula: Libertad religiosa. El documento lo trabajó como asesor de la Oficina para el Derecho de Libertad Religiosa del Distrito, adscrita a la Secretaría de Gobierno de Bogotá. Se trata de un borrador que se imprimió con los logos de la Bogotá Humana y de la Alcaldía Mayor de la capital, y con los nombres del alcalde mayor y el secretario distrital de Gobierno en la solapa.

Sin embargo, su publicación y autorización se frenó esta semana. Quizá por lo que salta a la vista: está lejos de representar la verdadera libertad religiosa y pluricultural a la que tienen derecho los colombianos, según la Constitución del 91.

En su argumentación, el pastor Barbosa explica, por ejemplo, que “tiene la esperanza” de que el análisis de este “material pedagógico” permita ejercer el derecho religioso “en busca de un mundo incluyente, participativo y democrático que motive a vivir en una Colombia que comprenda las palabras de Aquel que murió en la cruz”.

Razones poco incluyentes para los hinduistas que no creen en Cristo, sino en la diosa Durgá o el dios Shivá, o los budistas que creen en dioses poderosos como Daiitooku o Gozanze. Esto sin mencionar que para los wayuu, indígenas del norte del país, el mundo lo creó Maleiwa o que para los arhuacos de la Sierra Nevada la creadora es el mar, la madre de todo, que es memoria y pensamiento.

Tampoco es una mirada que tiene en cuenta la visión religiosa de 14 gobernadores indígenas de las etnias muisca, kichwa, inga, ambiká pijao, nasa, pastos, yanacona, misak misak, uitoto, kamentsa, waonaan, eperara siapiadara y tubú, que el pasado 19 de marzo respaldaron espiritual y políticamente al alcalde Gustavo Petro en el auditorio Huitaca del Palacio Liévano, luego de que el presidente Juan Manuel Santos acató el fallo de la Procuraduría que destituyó e inhabilitó al mandatario capitalino.

En cambio, en el capítulo dos de este libro el pastor Barbosa reconoce que toma sólo las experiencias y realidades de “las más importantes iglesias y confesiones religiosas, a partir de su experiencia histórica y número de creyentes”. Es decir, las religiones monoteístas: “Cristianismo, islamismo y judaísmo”. Tres corrientes que, a pesar de sus diferencias, veneran a un único y mismo Dios, el Dios de Abraham.

Una argumentación que contradice la presentación del documento, de 195 páginas, que finaliza con el nombre del alcalde Petro y del secretario distrital de Gobierno, Hugo Zárrate. Esta primera parte afirma que “en la actualidad se requiere la articulación, institucionalización y reconocimiento multiconfesional del ejercicio de la libertad religiosa, de cultos y de conciencia en términos de igualdad frente a otros grupos sociales. Así como ejercer la protección y defensa de las diferentes prácticas confesionales”. Después se lee la controvertida interpretación cristiana del pastor Barbosa, que termina con una compilación de jurisprudencia sobre la libertad religiosa en el país desde 1810 a la Constitución del 91.

El secretario de Gobierno distrital, Hugo Ernesto Zárrate, mostró su sorpresa y preocupación por este borrador de libro. Afirmó que no conocía este documento y que con seguridad tampoco el alcalde; asimismo, que no ha autorizado su publicación y menos con los logos de la Bogotá Humana y la Alcaldía Mayor. También, luego de escuchar algunos apartes del mismo, Zárrate aseveró que no lo autorizaría: “No me cabe en la cabeza un libro confesional cristiano expedido por el Gobierno distrital de la Bogotá Humana, eso no va con los principios constitucionales y políticos de este país no confesional”. Sin embargo, reconoció que sí sabía que el pastor Luis Eduardo Barbosa estaba escribiendo un libro, aunque desconocía su contenido. Comentó, además, que el próximo jueves 29 de mayo se realizará en la Alcaldía el primer evento de libertad religiosa y cultos, que han promovido principalmente diversas comunidades cristianas. ¿Pero quién es el autor de este discutido borrador? Luis Eduardo Barbosa es pastor y periodista. Es reconocido en los sectores cristianos del país y ha sido asesor de la oficina de prensa de la Cámara de Representantes y asesor en el Concejo de Bogotá.

Antes de ser contratado por el Distrito como el asesor principal de la Oficina para el Derecho de Libertad Religiosa, Barbosa era el presidente de la Asociación Internacional de Ministros del Evangelio (Adme), una agrupación de “ministros de culto, que voluntariamente han decidido integrarse para el fortalecimiento de la iglesia de Cristo”, dice en su página web y que promovieron, en septiembre de 2012, el Foro por la Igualdad de Cultos.

Ese día Barbosa habló en el Concejo de Bogotá, el mismo escenario al que no pudo llegar durante las elecciones de 2004 porque se quemó con 684 votos, por el hoy desintegrado Movimiento de Unión Cristiana. Pero el día del Foro, ante las críticas de varios sectores, entre ellos los que defienden los derechos de la población LGBTI, el pastor dijo que no se trataba de discutir quién iba a ser “el papá de la oficina de asuntos religiosos”, que en ese momento aún no se había creado en el Distrito.

“Celebro aquellas manifestaciones que nos dieron la oportunidad de tener un acercamiento con el señor alcalde cuando fue candidato, pero eso no nos abroga una autoridad exclusiva, sino que nos motiva a abrir nuestros brazos y trabajar en una forma mancomunada”, expresó entonces Barbosa, y reiteró que los cristianos en el país eran “una gran mayoría”.

En ese mismo espacio, el también pastor y concejal Marco Fidel Ramírez, quien conoce a Barbosa, expresó que desde su visión una oficina de asuntos religiosos debería visibilizar ampliamente el hecho de que en Bogotá no solamente hay diversidad sexual, sino diversidad religiosa: “Que nosotros los cristianos evangélicos somos la minoría religiosa más importante de la ciudad, con un millón de habitantes, y más importante del país con 7 millones de habitantes”. Y que, por lo tanto, este espacio debería promover “el respeto no solamente de las confesiones, no solamente de las personas, sino también por las instituciones (…) para que Bogotá no se pierda, esto es lo de la promoción de principios y valores, el de la promoción de la familia, tal cual Dios la estableció: hombre y mujer con sus hijos”.

Pero la idea de una oficina de asuntos religiosos no es una promesa de Petro, aunque su creación fue aprobada por el Concejo. La idea la movió en campaña por la Alcaldía Enrique Peñalosa y Carlos Fernando Galán. Especialmente Peñalosa, quien escuchó atento el sermón del pastor Eduardo Cañas: “Si el doctor Enrique Peñalosa llega a la Alcaldía tendremos un amigo. Pero si el doctor Petro llega, ¡no tendremos amigos! Y si Gina Parody llega, ¡no tendremos amigos!. Señoooor, rodéalo de tu presencia. Y que el pueblo que está acá se sienta en libertad de darle su voto. Señoooor”.

Pero el triunfo fue de Petro. Y fue por él que más de 300 pastores, de todas las iglesias cristianas, se congregaron en una oración, en octubre de 2013. A comienzos de febrero de 2014, el pastor Barbosa, el mismo que en su página de Facebook rechaza con vehemencia el matrimonio entre parejas del mismo sexo, fue escogido asesor principal de la Oficina para el Derecho de Libertad Religiosa de la Alcaldía de Bogotá. Varias páginas cristianas comentaron el nombramiento como un triunfo para su religión.

Por lo pronto, ante la polémica sobre el borrador de un libro que antes de ser un ejemplo de libertad religiosa en el país tiene una profunda visión cristiana desde su portada, algunos se preguntan si el alcalde Gustavo Petro sabe el rumbo que está tomando esta oficina de asuntos religiosos y si esto es el precio político y electoral que está pagando en contra de los postulados de la Bogotá Humana que tanto ha defendido.

 

 

nherrera@elespectador.com

@Natal1aH

Por Natalia Herrera Durán

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar