El Pacto Histórico realizó una encuesta para elegir, entre cuatro de sus militantes, quién portaría el estandarte petrista en la pugna por la alcaldía de Bogotá. Allí sometieron a consideración de los bogotanos a los cuatro militantes que querían la designación y los midieron, incluso, con los aspirantes de otros partidos. Al final fue el exsenador Gustavo Bolívar, quien se impuso sobre los concejales Carlos Carrillo Polo, Heidy Sánchez UP y al embajador en Argentina, Camilo Romero.
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Sin embargo, al analizar en detalle los resultados, son varias las sorpresas. La más llamativa, que la mayoría de los encuestados no votarían por un candidato apoyado por el presidente Gustavo Petro, el líder máximo de la coalición; que la mayoría siempre prefirió el voto en blanco sobre cualquier candidato, y que la popularidad de la alcaldesa Claudia López está en su peor momento.
También, que lo que más preocupa actualmente a los bogotanos es la inseguridad (46,8%), de lejos por encima de la corrupción (17,1%), el desempleo (17,1%) y la movilidad (11,2%). Es claro que los bogotanos prefieren viajar estrechos o vivir en trancones, pero hacerlo sin miedo.
El sondeo se realizó entre el 15 y el 16 de julio; se practicó a 1.506 personas, de casi todas las localidades (salvo Sumapaz). Como datos particulares, el 50% de las muestras se tomaron en las cinco localidades del borde occidental de la capital, que colindan con el río Bogotá; el 81,2% fueron personas de estratos 2 y 3, y el 53% fueron personas que no estudiaron más allá de la secundaria. Según personas del propio Pacto Histórico, se diseñó “con medidas de sastre”, para mostrar a Bolívar como la figura más relevante de la coalición.
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Pero más allá de eso, lo que logra la encuesta es desnudar cómo la figura del Pacto Histórico, al menos en lo local, sigue sin ser una fuerza consolidada. Por el contrario, lo que se ha visto en el proceso de elección de candidato a la Alcaldía de Bogotá es lo fragmentada que está la izquierda en la capital y que no tiene la fuerza suficiente como para tener un candidato que reúna todas las tendencias
La encuesta comienza preguntando por la gestión de la alcaldesa, quien se raja: solo el 14% la consideran buena o excelente; el 32,87 %, regular, y el 53,32%, entre deficiente e insuficiente. Pero el líder del Pacto Histórico tampoco resulta bien librado. Sobre la gestión de Gustavo Petro solo 18,93% la considera buena o excelente; el 39,9%, regular, y el 41,16%, deficiente o insuficiente.
Al preguntar por cuál partido votarían en las próximas elecciones, el voto en blanco y los indecisos son mayoría: sumados representan el 25,9%, contra el 24,24%, que obtuvo del Pacto Histórico, movimiento con el mayor porcentaje. El otro 50% se lo reparten 11 partidos, con una particularidad: los partidos tradicionales como el Partido Liberal (12,62%), el Conservador (8.37%), el Centro Democrático (8.3%), Cambio Radical (6,57%) y La U (5,51%) juntos suman el 41,3%.
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La sorpresa llega con la pregunta concreta para la elección del próximo alcalde de Bogotá, periodo 2024 – 2027, ¿usted votaría por un candidato que este apoyado por el presidente Gustavo Petro? El panorama evidencia un rechazo mayoritario a un candidato con la bendición del primer mandatario. El 45,35 % respondieron no rotundo; el 19 %, que lo harían en blanco; el 8,29 % mostraron indecisión, y solo el 26,43 % respondieron que sí lo haría. El panorama se hace más complejo, al entrar en materia y preguntar por la intención de voto sobre estos aspirantes. La conclusión es contundente: por ahora, ninguno convence al electorado, al menos, a los que participaron en la encuesta. Si el voto en blanco fuera candidato, según la consulta, sería el próximo alcalde de la ciudad o no saben por quién hacerlo.
¿Qué dicen los expertos?
Pero ¿qué reflejan estas respuestas? ¿voto castigo? ¿poca información? Para Patricia Muñoz Yi, docente-Investigadora, directora de posgrados de la facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, de la Universidad Javeriana, lo que reflejan las respuestas, es que buena parte o un número importante de bogotanos no toma decisiones detrás de un líder político, sea el presidente, la alcaldesa Claudia López, o quien sea.
“Hay que recordar que la votación en Bogotá ha estado marcada desde hace varios periodos por un alto nivel de independencia, voto de opinión, libre de atadura partidistas, más informado en la mayoría de las ocasiones y que no se somete a quién otro líder político. Es una característica del voto bogotano, estos niveles de independencia o menores niveles de influencia. Con el voto en blanco, el tema es que estamos a tres meses y apenas se están conociendo las candidaturas, ver las hojas de vida, los debates, que son insumos que permiten construir su decisión”.
Según la investigadora, el voto en blanco y el no sabe no responde es una tendencia frecuente en esta instancia de la contienda, donde ni siquiera han cerrado las inscripciones. “A medida que avance la campaña esto disminuirá y cuando se tengan claros todos los candidatos, ya que puede haber sorpresas, como Enrique Peñalosa u otros que siguen sonando. Falta ver si a un mes de elecciones permanece la tendencia”.
Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario, por su parte, también cree que son respuestas naturales y comprensibles. Al voto de opinión fuerte en la capital, para el que cualquier pregunta relacionada con la injerencia de otros genera rechazo, se suma el desgaste de Gustavo Petro en casi un año de gobierno. “Es normal que se confunda el voto castigo con la izquierda. Seguramente si se le dice que es candidato de Petro, dirán que el mandatario no lo ha hecho bien y lo van a rechazar”. Sobre el voto en blanco, coincide con Muñoz Yi sobre lo prematuro de la campaña, en la que el único que viene haciendo la tarea es Daniel Oviedo. “El resto empezó muy tarde. Y a esta situación se suma el desencanto con la política”.
Edna Carolina Camelo Salcedo, politóloga y docente de la Universidad Nacional, considera que hay tres razones que explicarían respuestas como las que se encontraron en la encuesta del Pacto Histórico, entre ellas que en Bogotá no se vota tanto porque un padrino político lo diga, sino por propuestas y afinidad ideológica. La segunda, es el momento coyuntural de incredulidad y decepción política que atraviesa la ciudad y el país en general, consecuencia de la pandemia, la situación de paro y la misma gestión de Claudia López.
“Ella llega a la alcaldía parándose en un modelo ideológico, pero las propuestas que materializa, pronunciamientos y acciones distan mucho de ese modelo. Además, se debe tener en cuenta que la encuesta se centró en población joven y adulto joven, de estrato bajo-medio, de estudios secundarios, los cuales han sentido con más fuerza desde la pandemia los efectos del desempleo, la desescolarización y la inflación. Finalmente, también habla del desconocimiento de cómo se mueve la política en lo institucional y puede haber una decepción en este momento frente a la gestión del presidente, pues se esperaba la resolución inmediata de problemas históricos (lo que resulta imposible de hacerse); esto además profundizado por la línea mediática generalizada”.
Como dicen los expertos, la campaña apenas está comenzando. Basta esperar que se defina el partidor y la izquierda resuelva sus diferencias, para saber cómo aumenta la temperatura del clima electoral.
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