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Han transcurrido semanas desde que los estudiantes de colegios oficiales iniciaron su año escolar, pero hay otros que no volvieron a clases. A la fecha hay 35.000 cupos en instituciones del Distrito, lo que refleja la dimensión del problema. Por esto, la administración enfila baterías para buscar puerta a puerta a los niños, jóvenes y adultos desescolarizados, para que retornen a las aulas. La jornada comenzará a finales de febrero y se extenderá todo el año, para llevar la educación hasta sectores más remotos.
La tarea hace parte de un programa creado en 2014, que busca eliminar las barreras que impiden el acceso y la permanencia en el sistema. En ese sentido, la Secretaría de Educación ejecutará el mismo plan, pero reforzará la presencia territorial; las visitas a las UPZ con población desescolarizada; el empoderamiento de la familia, para garantizar que quienes accedan se mantengan, y un seguimiento para garantizar la permanencia.
“Cada vez es más difícil encontrar los niños en edad regular que están desescolarizados; es decir, con la edad de cursar primaria o bachillerato. Ahora encontramos adolescentes en extraedad (con el grado que deberían estar cursando), que ingresaron al sistema en algún momento y lo abandonaron, o adultos que no terminaron sus estudios”, indicó Carlos Reverón, director de Cobertura de la Secretaría de Educación.
El funcionario, quien viene de la pasada administración, cree que esto posiblemente se debe a que la ciudad está cada vez más cerca de tener una cobertura plena en los grados de primaria y secundaria. Sin embargo, esto plantea mayores retos en la atención a la primera infancia y a la educación media (grados 10º y 11°). Aun así, la entidad informó que hay cupos en todos los grados y la búsqueda se hará sin ningún factor condicionante o diferencial.
¡A tocar puertas!
Una vez se cumpla la “Matriculatón”, que se realizará el 15 y 16 de febrero, la Secretaría de Educación hará un análisis de la población que estaba estudiando el año pasado, para identificar a los que no se graduaron o a los que no se han matriculado. Al cruzar esas bases de datos, se establecerá en qué zonas viven, para focalizar esfuerzos en las UP con la mayor población por fuera del colegio.
“Publicaremos en la página web dónde y cuándo serán los recorridos. Iremos al territorio y la idea es que la comunidad nos ayude a referenciar los barrios y las zonas a priorizar. Unos cincuenta funcionarios iremos con las unidades móviles y golpearemos puerta a puerta en busca de niños, jóvenes y adultos que no hayan culminado estudios”, explicó Reverón.
Una vez se encuentre población desescolarizada empezará el proceso de asignación de matrícula en los colegios con cupos disponibles. Aunque la mayoría de veces la asignación es inmediata, en algunos casos, los niños con extraedad, primero tendrán que hacer una nivelación. “Cuando son niños o jóvenes en extraedad, que requieren herramientas distintas. Para ellos ofrecemos estrategias que permiten cierta flexibilidad de horario y lugar. Por ejemplo, hay setenta colegios que ofertan educación para adultos en las noches”, agregó el funcionario.
Cabe mencionar que la educación en los colegios oficiales es gratuita, cuenta con el Programa de Alimentación Escolar (PAE) y ofrece tres modalidades de transporte escolar (subsidio, Al Colegio en Bici y ruta), en caso de que el estudiante no encuentre un cupo cerca a su lugar de residencia. Además, las poblaciones vulnerables como: víctimas del conflicto, población rural, grupos étnicos y en condición de discapacidad pueden acceder a un kit escolar gratuito. De hecho, desde 2016 hasta mediados del 2019, se entregaron 218.605 kits en Bogotá.
Otro aspecto importante es que la población venezolana que resida en la ciudad, a la que también se le debe garantizar el derecho a la educación, no será discriminada en esta búsqueda, porque, según el Distrito, Bogotá tiene las condiciones para vincular a colombianos y extranjeros. A corte de 2019, había 26.643 estudiantes, migrantes de Venezuela, en colegios oficiales de la ciudad.
La tarea está sobre la mesa y todo apunta a que no será fácil. El reto para la nueva administración es claro: mantener o disminuir el nivel de deserción escolar, que en 2018 quedó en 1,65 %.
Por Kelly Rodríguez / krodriguezd@elespectador.com
