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La tarea incompleta en construcción de colegios

Distrito sólo contrató tres planteles nuevos a pesar de haber prometido 30. Considera, sin embargo, que restituciones y mejoramientos son de alto impacto.

Carlos Hernández Osorio
22 de junio de 2015 - 02:00 a. m.
La tarea incompleta en construcción de colegios

En el debate sobre la construcción de colegios durante la administración de Gustavo Petro, el alcalde cambió recientemente la estrategia de su discurso: pasó de defender las obras hechas, a pesar de que sus críticos argumentaban que no cumpliría las metas, a decir: “Nosotros no necesitamos crear nuevos colegios como entidades jurídicas sino renovar las sedes”.

Eso queda claro en la respuesta que la Secretaría de Educación Distrital (SED) dio a un derecho de petición de El Espectador el pasado 9 de junio, en el cual este diario preguntó por la relación de contratos para infraestructura educativa adjudicados desde el 1º de enero de 2012, cuando comenzó el gobierno de Petro. En el Plan de Desarrollo el alcalde prometió “construir o adecuar 86 colegios nuevos: 30 en lotes nuevos y 56 restituidos en predios preexistentes” y, si bien la apuesta mayor no era por la creación de sedes, sino por la restitución (que significa demoler edificios viejos o en malas condiciones para levantar unos mejorados), la diferencia entre lo prometido y lo logrado es muy grande.

De acuerdo con la respuesta de la SED, los contratos para colegios nuevos en lote nuevo son tres, es decir, la décima parte de la meta propuesta, y de ellos hace dos semanas apenas comenzó la ejecución de uno: El Ensueño, en Ciudad Bolívar. Los contratos para colegios catalogados como restitución son 21 (menos de la mitad de la meta), de los cuales 17 están en ejecución y los otros cuatro pendientes de inicio.

La información que da la SED en su respuesta indica, por otra parte, que destinó $406.757 millones a infraestructura en colegios. Si uno lleva ese total a cifras más legibles, puede afirmarse que 54 de cada 100 pesos, o sea, la mayor parte, los destinó a restitución de edificaciones, mientras que a colegios nuevos se fueron 12 de cada 100 pesos (ver gráfico).

En el medio de esos dos aspectos se ubican las obras de mejoramiento: 14 de cada 100 pesos. Esta no era inicialmente una gran apuesta de la administración, pero el propio Distrito la considera hoy de alto impacto: cambio de cielos rasos, de cubiertas, de baños, de canchas deportivas, por lo que significan para el día a día de los estudiantes.

Un punto que también llama la atención es la terminación de colegios. La meta del Plan de Desarrollo era de 39, pero los contratos que ha adjudicado la SED son hasta ahora 11, menos de la tercera parte. De estos hay dos terminados, cinco en ejecución y tres pendientes de inicio.

La respuesta de la SED

Una vez conocidos estos resultados, El Espectador consultó a la subsecretaria de Acceso y Permanencia de la SED, Adriana González. Su primera conclusión es que, en términos generales, la actual administración entrará en el promedio de entrega de colegios de los gobiernos que la antecedieron. La media ha sido de 22 colegios entregados y, de acuerdo con la funcionaria, dejarán 56 infraestructuras en distintas etapas de avance, pero, en cuanto al período del alcalde, que termina en diciembre, entregarán 28. De estas, sin embargo, ninguna será construida en lote nuevo. Para el Distrito, no obstante, los colegios restituidos “son nuevos”. Esta es una diferencia de fondo que ha tenido con sus críticos, como el concejal Juan Carlos Flórez (de la ASI), que ha liderado varios debates sobre el tema.

La fuerte inversión en restitución y mejoramiento, y no en levantamiento de infraestructura en lotes nuevos, se debe, según González, a dos factores: la demora en los trámites ante las curadurías y la dificultad que tuvo el Distrito para conseguir suelo donde construir. Fueron obstáculos con los que se toparon después de proponer las ambiciosas metas. Según señala González, “377 de las más de 700 sedes que tenemos no se encuentran saneadas ni jurídica ni urbanísticamente para hacer intervenciones”.

Queda, de todas formas, una inquietud: ¿por qué el alcalde dijo hace dos semanas que no se requerían colegios nuevos después de prometer 30 al comienzo de su gobierno? La subsecretaria González responde que la disminución de la natalidad implica que el número de matriculados no aumente a un ritmo tal que sea necesario construir cada vez más colegios. Lo que sí tiene claro la SED, después de un estudio para identificar los barrios que efectivamente requieren instituciones nuevas, es que las localidades donde se deben concentrar los esfuerzos para gestionar suelo son seis: Kennedy, Bosa, Ciudad Bolívar, Engativá, Suba y Usme. El gobierno Petro gestionó 269.000 metros cuadrados, lo que considera otro logro, y serán las próximas administraciones las encargadas de levantar colegios allí.

Los retrasos

Otro escollo con el que han debido lidiar las obras en colegios son los retrasos o incumplimientos de los contratistas. En la respuesta al derecho de petición, los indicadores de la SED dan cuenta de que el 58% del presupuesto destinado sigue en ejecución, mientras el 34% de lo contratado está en obras pendientes de inicio. Sólo el 2% aparece en contratos terminados.

En el colegio Inem de Kennedy, por ejemplo, entregaron las obras de restitución de tres edificios a finales de la semana pasada, 19 meses después de que comenzaron, a pesar de que fueron pactadas a 12 meses. El rector, Jorge Pérez, dice que el retraso es entendible, pues se juntaron el incumplimiento de los proveedores, la necesidad de mejorar los diseños y el paro de camioneros, que impidió la provisión oportuna de materiales. Quedó, a pesar de ello, satisfecho con el resultado: “Fui uno de los pocos rectores afortunados con las obras”, opina.

Difícilmente puede atribuirse toda la responsabilidad de estas contingencias a la Alcaldía, como tampoco la de incumplimientos de contratistas como los españoles de la firma Fagar, mal recordados porque dejaron tiradas y retrasadas las obras de tres colegios, ante lo cual la SED declaró la caducidad de los contratos.

Son otros ingredientes amargos que se suman a una gestión que quiso ser ambiciosa en el campo educativo, con un presupuesto que este año se consolidó como el más alto del Distrito ($3,5 billones), pero que terminó, en buena parte, desbordada por sus propias ambiciones.

 

 

chernandez@elespectador.com

Por Carlos Hernández Osorio

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