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Les pedimos a los ciudadanos que nos contaran algunas anécdotas divertidas, conversaciones insólitas que han escuchado o los hechos más particulares que han vivido en este medio de transporte. Aquí un par de historias que recibimos.
Se activa un extintor
A principios de abril, cerca de la Clínica Marly, tomé Transmilenio para ir hacia el portal del 20 de Julio, en compañía de una amiga. Solemos acomodarnos en el espacio para las personas que usan silla de ruedas, cuando no hay nadie que lo necesite.
Estábamos recargadas de espaldas contra el vidrio y yo, inclinando mi tronco hacia la derecha, donde había un extintor. De repente, de aquel cilindro de color amarillo salió un polvo espeso de color blanco, parecido a la harina. Se esparció por todo el bus y cuando la nube blanca fue desapareciendo, lo primero que vi fue a mi compañera, que parecía una donnut, blanca, de pies a cabeza.
Los demás pasajeros reaccionaron de distintas maneras: unos me echaron la madre, otros se murieron de la risa y otros sólo quedaron sorprendidos de mi absurda conducta. Nunca fue mi intención hacerlo, pero al menos, ese día fue diferente y me causó mucha gracia ver a todo el mundo embadurnado de polvo blanco.
El hombre que se levantó de su silla de ruedas
Hace unos años un señor en silla de ruedas se subió en un ruta fácil de Transmilenio, a pedir dinero. El relato que dio el caballero en discapacidad fue sobre la poca ayuda y colaboración que recibía. Pero al ver que no hubo colaboración económica, él ni corto ni perezoso, se levantó de la silla de ruedas a insultarnos por no haberle dado dinero y se fue. Ahí fue cuando otra persona le gritó: “Se hizo un milagro, este hombre camina. Ahora, puede trabajar y dejar de pedir”.
Por Redacción Bogotá
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