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Un llamado hizo esta semana la Universidad Distrital ante el Concejo de Bogotá. En medio del debate por el presupuesto del próximo año, el rector Ricardo García Duarte puso sobre la mesa la situación de la institución que para el próximo año tendrá una reducción de $10.000 millones en su presupuesto, lo que frenaría sus intenciones de crecimiento y provocaría un déficit en sus finanzas para finales del próximo año.
En esencia, la reducción del presupuesto, la sexta mejor universidad pública del país, se debe a la desaparición del tributo CREE (impuesto sobre la renta para la equidad), del que eran beneficiados, y la modificación de su estampilla en la que, desde el año pasado, se incluyó a la Universidad Nacional.
La reforma a la estampilla fue simple. Anteriormente la Distrital recibía el 1 % del valor de cada contrato que suscribía el Distrito. Ahora, aunque se aumentó el cobro al 1,1 %, de este monto el 0,3 % debe ir a la Universidad Nacional. Es decir, que antes por cada $100 que se recogían de la estampilla los recibían todo. Ahora, gracias a ese cambio, solo recibirá $80.
Así las cosas, el presupuesto de la Universidad Distrital pasaría de $312.983 millones, que fue lo que se aprobó para este año, a $302.640 millones, que es lo propuesto para 2019. Ante esto, la propuesta que llevó al Concejo García Duarte es el aumento de 3 puntos en el IPC, como se hará en todo el país, con lo que la Distrital tendría la posibilidad de recibir $6.000 millones más de Bogotá y así solventar las necesidades primarias de la universidad para el próximo año.
De acuerdo con el rector, la solicitud se hace al evidenciar que los acuerdos que han logrado los estudiantes con el Gobierno Nacional no son representativos para la U. Distrital, pues del presupuesto para educación que es destinado a las universidades públicas, la de Bogotá solo recibe el 0,7 %. Por esta razón, del aumento prometido por el presidente Iván Duque, la Distrital recibiría $3.492 millones, es decir, $132.000 por estudiante al año, durante los cuatro años que duraría el acuerdo. Esto, comparado con los $2 millones por alumno que recibirán universidades con mayores recursos como la U. Nacional, muestra la diferencia.
“En nuestras cuentas necesitaríamos $32.000 millones para realizar los proyectos que tenemos planificados, aunque por ahora no tenemos un déficit. Lo que buscamos es que en un año no estemos en la olla, pues de no lograr un aumento, tendríamos un déficit real para finales de 2019”, manifestó el rector de la Universidad Distrital.
En un principio, estos recursos están presupuestados para la contratación de más profesores de planta, para consolidar los grupos de investigación. “Tenemos la necesidad de equiparar los puntos salariales de los profesores con formación doctoral y los que han aumentado la producción de artículos indexados, para mantener nuestra calidad”. Además, se tienen previstos los mantenimientos de laboratorios y edificios que necesitan intervención, como lo es el caso de la sede de la Academia Superior de Artes de Bogotá (ASAB), uno de los que presenta más graves fallas estructurales.
Para la secretaria de Educación, Claudia Puentes, es necesario resaltar que la Distrital recibe la mayor parte de sus recursos de Bogotá y, además, es una de las universidades públicas con mejor salud financiera en el país. “Todos queremos hacer un esfuerzo por la universidad pública, por lo que estamos evaluando la viabilidad de la propuesta del rector y también le hemos pedido a la universidad mejorar sus niveles de ejecución, pues de nada sirve un esfuerzo financiero si no se ejecuta mejor”.
Mientras tanto en el Concejo el llamado del rector no ha pasado inadvertida. El Centro Democrático propuso un aumento del 7,7 % de inversión adicional para el presupuesto de la Distrital y acoger la propuesta de la universidad, pues de no hacerlo afectarían al centro educativo. El concejal Jorge Torres (Alianza Verde) ha señalado que la disminución del presupuesto tendría grandes repercusiones en la consecución de las metas de la universidad, ya que estaría impedida para incrementar los cupos, realizar intervenciones de infraestructura como la segunda fase de la sede Aduanilla de Paiba, que albergaría los programas de doctorado, así como el proceso de reacreditación en el que entrará el próximo año la universidad.
De no lograr el acuerdo esperado, la Distrital tendrá que hacer recortes y trabajar el próximo año con austeridad, “aunque eso no nos eximiría del riesgo de que al final tengamos dificultades financieras”, asegura García Duarte. Por ahora la decisión está en manos del Concejo, que deberá aprobar el presupuesto para el próximo año, mientras que la universidad continúa mediando con los estudiantes para no tener que cancelar el semestre, pues, de hacerlo, correría el riesgo de tener que repetirlo el próximo año, lo que representaría un nuevo gasto que no está previsto en el presupuesto de la entidad.