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La temporada invernal que atraviesa el departamento de Cundinamarca, que se replica en gran parte del país, es una de las más fuertes de los últimos años. Reportes del Ideam señalan que en algunos puntos del departamento las precipitaciones han superado promedios históricos, y en consecuencia, hay cuantiosas afectaciones en zonas rurales y urbanas del departamento.
En contexto: Alerta roja en varios municipios de Cundinamarca por riesgo de crecientes súbitas
La situación llegó a tal punto, que esta semana el Ideam emitió alertas rojas y naranjas para evitar que la situación escale. La alerta roja se dio en municipios y veredas aledañas al río Magdalena y a las cuencas de los ríos Humea, Suárez, Guayuriba y Negro. Y la alerta naranja se emitió en poblaciones cercanas a la cuenca del río Sumapaz y a la cuenca media y baja del río Bogotá.
En Viotá, uno de los municipios más afectados, las lluvias de los últimos días generaron graves inundaciones en el casco urbano de la población y vías incomunicadas, deslizamientos y desbordamientos en la zona rural.
“Actualmente, tenemos varios barrios del municipio inundados por dos razones fundamentales: el desbordamiento de los ríos La Pilama y río Lindo, de varias quebradas, y un sistema de alcantarillado precario que se le quedó pequeño al municipio. Anoche no paró de llover y los aguaceros continúan”, le contó a El Espectador, Daniel Velásquez Mantilla, líder comunitario del municipio y presidente de la JAC del sector de California Baja.
“Tenemos gente con sus casas o locales comerciales inundados, principalmente en el barrio El Progreso, en toda la zona aledaña a la Plaza de Mercado del municipio, los barrios cercanos al Comité de Cafeteros y a la Troncal Cafetera (vía nacional) y, en general, toda la zona cercana a los mencionados ríos. Eso sin contar las afectaciones en las zonas rurales, en donde el panorama es más grave”, añade Velásquez.
“Necesitamos el apoyo del Gobierno Nacional”
Esta situación, sostiene, se repite cada ver que cae llueve fuerte. Incluso hace varios meses, Viotá fue noticia a nivel nacional por las inundaciones que sufrieron durante la última temporada invernal. “El municipio ha hecho lo que ha podido, pero desafortunadamente no cuenta con las capacidades logísticas ni de infraestructura suficiente para hacerle frente a la situación. Necesitamos maquinaria para hacer las respectivas cunetas y las canalizaciones necesarias en los ríos”, sostiene el líder del municipio.
Por otro lado, el sistema de alcantarillado del municipio se quedó pequeño para la población actual y para asumir la cantidad de agua lluvia y de aguas negras que genera la población, máxime en temporada invernal. Simplemente las alcantarillas no dan abasto, hecho que llevó a las autoridades locales a pedir la intervención del Gobierno Nacional y de la gobernación. Sin embargo, sostiene, no se ha logrado una intervención real que enfrente el problema.
“Viotá creció y demanda un plan de alcantarillado acorde con su población, pero es una intervención que requiere el apoyo del Gobierno Nacional y Departamental en cuanto a los recursos y la maquinaria necesaria. También urge un plan para el tratamiento de aguas residuales. Mientras esas intervenciones en los ríos y en el sistema de alcantarillado no se realicen, vamos a seguir en las mismas cada vez que caiga un aguacero”, resalta Velásquez.
Por otro lado, a nivel rural, las afectaciones son aún más graves. Deslizamientos, viviendas inundadas, remociones de tierra y veredas incomunicadas. “Tenemos alerta roja en el municipio, nos han llegado reportes de afectaciones en las 58 veredas. Muchas vías rurales que son destapadas, hoy amanecieron convertidas en ríos. La gente no puede movilizarse. Es más, los organismos de emergencia no han podido llegar a varios puntos por el peligro que representa transitar por esas vías secundarias o terciarias que están totalmente inundadas o con riesgo de deslizamiento”, señala el líder del municipio.
Con esto concuerda el capitán de la delegación departamental de bomberos de Cundinamarca, Álvaro Farfán, quien confirmó que debido a las lluvias que continúan cayendo en la zona, no han podido llegar a varias veredas. Sin embargo, confirmó que por el momento no hay reporte de personas lesionadas ni desaparecidas.
Por el momento, si bien no hay un censo oficial, de acuerdo con Velásquez, se estima que las personas afectadas, tanto en zonas rurales como urbanas, ya sea por inundaciones o deslizamientos en las vías que les impiden desplazarse, pueden ser unas 3.000.
“Estas intervenciones que necesita el municipio son una promesa que hacen los gobernantes campaña tras campaña, pero que al final se quedan en eso: en promesas. Es crucial que se logren estas intervenciones porque, de lo contrario, la situación puede escalar, teniendo en cuenta la incidencia del cambio climático que nos señala que las lluvias, a futuro, tenderán a ser más fuertes”.
Entre tanto, mientras la comunidad sigue esperando las obras necesarias, que configuran una deuda histórica de las autoridades con el municipio, se espera que en las próximas horas se entregue un balance oficial de la emergencia y un censo de las personas afectadas.
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Por Redacción Bogotá
