Las rutas que sigue un celular robado en Bogotá: “Tarde o temprano llega a la 13″
En 2023, se reportaron 49.315 denuncias por robo de celulares en Bogotá. En lo corrido de 2024 van 4.448. Además, con un solo celular robado al día, de lunes a viernes, un delincuente puede ganar más de dos salarios mínimos al mes. ¿Cómo funciona esta compleja red del delito?
Juan Camilo Parra
Una vez un celular es robado en Bogotá puede pasar por al menos ocho manos en su camino al mercado negro. El delito puede ser perpetrado desde un ‘raponazo’ casi imperceptible, a un atraco masivo en un sitio público, pero lo cierto es que hace parte de una extensa y compleja red que continúa moviendo millones de pesos en el mercado ilícito de repuestos y reventa de celulares hurtados, un negocio en donde casi todos los caminos conducen a un mismo lugar en Bogotá: la calle 13 con Caracas, pero que puede llegar incluso a otros países del continente latinoamericano.
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Una vez un celular es robado en Bogotá puede pasar por al menos ocho manos en su camino al mercado negro. El delito puede ser perpetrado desde un ‘raponazo’ casi imperceptible, a un atraco masivo en un sitio público, pero lo cierto es que hace parte de una extensa y compleja red que continúa moviendo millones de pesos en el mercado ilícito de repuestos y reventa de celulares hurtados, un negocio en donde casi todos los caminos conducen a un mismo lugar en Bogotá: la calle 13 con Caracas, pero que puede llegar incluso a otros países del continente latinoamericano.
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De acuerdo con datos del Observatorio de Seguridad de la Universidad Central, el hurto a celulares es más rentable que tener un trabajo formal. Las modalidades son múltiples, pero lo que hace que sea el objeto más apetecido por los delincuentes en Bogotá, es que es un elemento que se logra vender con una rapidez inmediata, y con ganancias fijas. Y es que en Colombia, el 40% de ciudadanos no podría vivir sin su celular más de 24 horas, como halló una encuesta de la Universidad Manuela Beltrán. Se puede entonces inferir que ante un robo de su dispositivo, el siguiente paso a seguir es adquirir uno nuevo, muchas veces del mismo mercado negro, creando una paradoja que las autoridades continúan combatiendo con operativos y promoviendo la denuncia y cultura ciudadana.
Ahora bien, hurtar un celular es “ir a la fija” para un delincuente. Un ejemplo de esto son los más recientes casos de hurto en establecimientos. En tres minutos, un asaltante armado entró a un restaurante de hamburguesas en Cedritos (Usaquén) y, amenazando a los clientes con una pistola, se embolsilló siete celulares, la noche del 12 de febrero. Esta modalidad de hurto, ahora frecuente en restaurantes y en buses de transporte público, deja en general celulares robados y una que otra pieza de joyería hurtada.
El 2023 cerró con casi 50.000 denuncias de hurto de celulares en la capital, con respecto a los casi 3.000 que dice haber recuperado la Policía de Bogotá. Esto, sin contar el subregistro. Surge entonces la duda, ¿a dónde van a parar tantos celulares? ¿Cuánto gana un delincuente robando un celular al día?
La ruta
Testimonios recopilados por El Espectador encontraron que la mayoría de los celulares hurtados acaban en la zona de la calle 13 con avenida Caracas, centro de la ciudad -entre las localidades de Santa Fe y Los Mártires-, una realidad que todos saben, pero que se niega a desaparecer. Allí, por décadas, ha sido un acopio de mercaderes de toda clase de elementos, pero en los últimos años es reconocido como un sector en donde se puede conseguir tecnología a bajos precios. En especial, los quioscos de celulares se extienden por cuadras, ‘chazas’ y centros comerciales.
Un investigador habló con reserva al El Espectador sobre los hallazgos en estas rutas. Si bien la zona de la calle 13 con Caracas no es exclusiva en la venta y acopio de dispositivos hurtados, es el sitio de mayor acopio y sede de operativos continuos. Sobre cómo llegan allí, el investigador cuenta:
“En algún momento los celulares van a parar a la calle 13. Pueden pasar por intermediarios, dependiendo de la modalidad de hurto. Allí hay tarifas por cada modelo, y sitios en donde se revisa qué tan fácil es desbloquear un celular. Los precios pueden variar de acuerdo con lo que pueda hacer con el dispositivo, es decir, algunos quedan sirviendo solo para uso de wifi, en casos como Iphone que no pueden desbloquearse, o tabletas”, dijo el investigador. Por otro lado, el año pasado más de 1.800 celulares hurtados fueron recuperados en la calle 13 con Caracas
Que los delincuentes puedan desbloquear el celular y usarlo fácilmente depende de si se tiene certeza del número IMEI, este es una especie de identidad del teléfono. Un número único de dispositivo que casi ninguna persona se preocupa en guardar cuando lo adquieren, pero que podría ser muy útil a la hora de ser víctimas de hurto, ya que permite bloquear el celular una vez es hurtado. De acuerdo con el investigador, el número, “es de vital importancia, nos permite poder recuperar los dispositivos de manera más eficiente y devolverlo a su dueño. Usualmente, el IMEI se encuentra en la caja del dispositivo o en la información de configuración.
Andrés Nieto, director del Observatorio de Seguridad de la Universidad Central y exsubsecretario de Seguridad Distrital, empieza a analizar la ruta del celular robado desde los múltiples eslabones que participan.
“Para que un teléfono celular se quite de las manos de su dueño original y luego sea revendido puede pasar hasta por 8 personas. Esto incluye, desde la persona que rapa el teléfono celular en la calle; quien lo transporta, que muchas veces no es el mismo personaje o el mismo sujeto el que lo recepciona. Lo guarda durante unas horas para poder desviar la atención, especialmente en aquellos que tienen geolocalización o ubicación en tiempo real”.
“Luego viene la persona que hace el análisis de ‘flasheo’, es decir, saber si el teléfono sí está reportado, si alguno de los IMEI se puede salvar para poder desbloquearlo en algún otro operador. Después, viene la persona que hace el trabajo técnico tecnológico de liberar ese teléfono celular; posteriormente, pasa a un punto de venta donde hay otra persona que incluso puede ponerle hasta accesorios originales o réplicas exactas para que parezca que el celular no es hurtado, sino que es vendido usado; está la persona que realiza la comercialización efectiva; y finalmente, quien lo compra”.
El eslabón más bajo de la cadena, quien puede ser un ‘raponero’, se puede ganar entre $80.000 y $600.000 pesos si roba un teléfono celular de gama media o uno de gama alta. Si hiciera en promedio $100.000 al día y trabajara de lunes a viernes, ganaría al mes más de dos millones de pesos, según halló la U. Central. Además, los precios de celulares de segunda llegan a bajar hasta un 50% de un celular nuevo.
A través de su testimonio, Camilo, de 26 años, cuenta que fue víctima en dos ocasiones del hurto de su celular entre noviembre y diciembre del año pasado. El dispositivo es vital para su trabajo. En ambas ocasiones logró rastrear su dispositivo: en una de ellas estaba en una vivienda en el barrio San Bernardo, en la localidad de Santa Fe; en la segunda ocasión, el localizador dio en la calle 13. Para el caso de San Bernardo, la Sijin dio con la casa donde decía estar el celular del joven, pero no pudieron hacer nada ya que era una casa particular y no podían registrar el lugar. “Esperaremos a que el celular llegue a la 13 y lo buscamos allá, le recomendamos dejarnos el número IMEI del celular para poder contactarlo si lo encontramos”, le dijeron los oficiales durante la denuncia.
Nieto apunta que muchos celulares también salen a otras ciudades de Latinoamérica, pues el mercado negro de celulares hurtados resuena en toda la región. “Este mercado se potenció durante los años 2000 precisamente por vacíos jurídicos y tecnológicos: el primero es que no existe una base de datos universal en términos de todo el continente que permita dejar sin servicio absoluto todas las marcas de las referencias; el segundo es la falta de control en la importación y exportación de gran cantidad de este tipo de elementos que se transportan en masa, así se ha encontrado cómo los teléfonos que se roban en Bogotá en Medellín en Cali, se venden perfectamente en Lima en Quito o en la paz y, de forma contraria en viceversa, también se venden aquí algunos que han sido originalmente reportados en ese tipo de países”, añadió el experto.
En lo que va de 2024 van 4.448 reportes de celulares hurtados, lo que equivale a una reducción del 35% con respecto al mismo periodo de 2023 (6.853). Sin embargo, eso significa que a diario 101 hombres y mujeres son víctimas de hurto de su celular a diario este año en la capital. El año pasado fueron capturadas más de 2.212 personas por hurto de celulares y recuperado cerca de 2.221 teléfonos móviles que habían sido hurtados, menos de la mitad de los que ya se han robado a la fecha.
La falta de cultura ciudadana con respecto a comprar celulares hurtados también permite que se perpetúe la venta en zonas como la calle 13, en donde a pesar de los múltiples operativos que se hacen cada año, el negocio continúa a sus anchas. Denunciar y guardar el IMEI son claves para combatir este mercado que mueve cientos de millones alrededor de un dispositivo que pareciera ser un órgano más de los bogotanos.
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