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La dirección de la UAESP no pasa por sus mejores momentos. Tras el portazo de la CRA en la renovación de las áreas de servicios de exclusivo (ASE), lo cual tiene en vilo el futuro del aseo en la capital, ahora la entidad distrital se enfrenta a otro dolor de cabeza por cuenta de los cementerios distritales.
El reciente proceso de licitación pública para adjudicar por cinco años la operación de los cuatro cementerios públicos de la ciudad acaba de ser declarado desierto. Tras la apertura del consorcio público, el pasado 9 de junio, ningún actor privado dedicado a la actividad funeraria se mostró interesado en asumir la administración de estos campos santos.
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Así lo dio a conocer la propia entidad mediante la resolución 491, mediante la cual se declaró el proceso de licitación, cuya fecha límite para la recepción de propuestas era el 18 de julio. Sin embargo, pasada esa fecha, ningún actor del sector privado se mostró interesado en formular una propuesta.
Aunque el proceso tuvo incluso la oportunidad de recoger las sugerencias de algunos actores del sector funerario, lo cierto es que el pliego final y sus condiciones no terminaron por convencer a ninguna de las empresas con sede en Bogotá que tiene la capacidad de asumir hasta el 25 % de este tipo de servicios en los cuatro cementerios de la ciudad.
Voces críticas desde que comenzó el proceso, como la concejal Diana Diago, denunciaron falta de escucha y retroalimentación en la licitación por parte de la UAESP, con lo cual el fracaso de la licitación, dicen, estaba anunciado.
Por parte de la entidad, dicen que los requisitos para contratación pública, en contraste con las utilidades esperadas del contrato, el cual tiene un presupuesto asignado de $60.000 millones, podrían estar detrás de la ausencia de oferentes.
Mientras tanto, la UAESP continuará administrando los cuatro cementerios, tal y como lo ha hecho desde el 21 de enero, cuando rompió de manera unilateral el contrato con el concesionario Jardines de Luz y de Paz debido a incumplimientos de este último.
De igual forma, la UAESP deberá preparar un nuevo intento de licitación, en las próximas semanas, en el cual se espera una participación más activa del sector privado de las funerarias, con el fin de lograr un equilibrio entre los requisitos, la calidad de los servicios prestados, y la rentabilidad para el privado.
“En consecuencia, y de conformidad con las normas de contratación administrativa, procede revisar las condiciones del proceso, identificar las posibles causas de la falta de interés de empresas con experiencia y capacidad financiera en el sector, y realizar los ajustes necesarios para abrir una nueva convocatoria pública. En ningún caso se realizará contratación directa de operación alguna”, agregó la entidad distrital.
El lío de los cementerios
Tras años de controversias e incumplimientos, el 21 de enero al fin terminó el pleito que tenía el Distrito con jardines de Luz y Paz, empresa privada que operaba los cementerios públicos de Bogotá. A partir de hoy, y luego de la terminación unilateral del contrato, será la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) la que se encargará de la operación de los camposantos del norte, el central, sur y Parque Serafín.
En un comunicado emitido en su momento, la entidad distrital argumentó que la decisión tiene como antecedente el recurso de reposición interpuesto por el concesionario, luego de que el juzgado 64 penal del circuito con función de conocimiento de Bogotá, decidiera en segunda instancia que no hubo violación al debido proceso por parte de la UAESP en la terminación unilateral del contrato.
La crisis que hoy vive la ciudad es producto de un cúmulo de líos con el contrato de operación, por $41.000 millones, que le adjudicó la UAESP a Jardines de Luz y Paz, en junio de 2021, para que administrara los cuatro cementerios, por cinco años. A pesar de que las condiciones y el presupuesto de la licitación fueron claros, casi desde el comienzo el concesionario empezó a reportar pérdidas y conflictos.
El gerente, Éder Parada, le dijo a El Espectador, que desde los primeros meses advirtieron que los ingresos no serían suficientes; habló de pérdidas por $2.600 millones, entre 2021 y 2023, y señaló que antes de asumir la operación, la empresa no había podido revisar, con detalle, los pormenores del contrato.
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Por Redacción Bogotá
