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Los animales que han sido rescatados en la cuarentena

Pese a las condiciones por la pandemia, todos los días llegan animales que han sido domesticados o están heridos al Centro de Fauna del Distrito. Aves y micos se encuentran entre los más comercializados de forma ilegal.

Mónica Rivera Rueda
22 de junio de 2020 - 02:00 a. m.
En el Centro de Fauna también atienden las palomas y mirlas que se ven en la ciudad.
En el Centro de Fauna también atienden las palomas y mirlas que se ven en la ciudad.
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA

Con el pico herido y las alas maltratadas, una mirla es valorada en la sala de ingreso al Centro de Fauna Silvestre de Bogotá. Mientras un veterinario la sostiene, una bióloga extiende sus extremidades y valora cada una de las partes de su cuerpo, para completar el registro, determinar la dieta e ingresar al animal a la zona de cuarentena. En la entrada había otras dos aves: un loro gigante y otra mirla, mientras que en el lugar de valoración insectos, pájaros y una tortuga se mantienen en un área de cuidado especial, debido a las condiciones en las que ingresaron.

Si bien la emergencia por el COVID-19 ha cambiado las dinámicas de quienes trabajan allí, los animales no han dejado de llegar desde el primer día de la cuarentena. El 80 % han sido trasladados por la Secretaría de Ambiente o por la Policía Ambiental, tras operativos contra el tráfico ilegal, pero también ante llamados de emergencias por la presencia de animales heridos en parques, humedales o bosques cercanos, o porque encuentran especies silvestres que han sido domesticadas.

El otro 20 % llega de la región. Por ejemplo, hace poco la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) llevó un perezoso que, al parecer, se había colgado de los cables de la luz y fue encontrado por campesinos en una vía. Es así como el Centro Temporal de Fauna Silvestre de Bogotá ha albergado hasta 750 animales y asume la misión de recuperarlos, devolverlos a su entorno natural y, si esto no es posible, buscarles un hogar en un zoológico o un nuevo centro animal.

En la zona de cuarentena de aves una guacamaya sin pico, a la espera de que una fundación le haga uno nuevo, comienza a gritar, lo que alerta al resto de aves. Son más de cuarenta, entre las que se encuentran canarios, tucanes, palomas, copetones y sobre todo loros que han sido decomisados en viviendas. “Muchas personas crecieron viendo fincas llenas de aves silvestres y por eso creen que es natural tenerlas en las casas, pero terminan alimentándolas mal, con pan y chocolate, y enseñándoles sonidos que hacen imposible volverlas a liberar”, señala uno de los veterinarios encargados del Centro.

Por esta razón, las tienen que separar. Pasada la cuarentena, los animales son trasladados a espacios más grandes. En el caso de las aves, que abundan, hay un lugar diferente en donde están decenas de loros que no solo dicen “hola” o el popular “quiere cacao”, sino que cantan rancheras e imitan gran variedad de sonidos, como el maullido de un gato.

En cuanto a los mamíferos las condiciones son igual de complicadas. Por ejemplo, al Centro llegó un mono araña que solo se alimentaba de Pony Malta y empanadas, así como una mona tití que llegó muy pequeña y a la que una mujer trató como a un bebé humano. “En el caso de los micos, es difícil devolverlos a su hábitat, pues ellos andan en manada, por lo que generalmente los enviamos a zoológicos o los mantenemos aquí”, señala el veterinario.

Pero no es lo único de lo que son responsables. Junto a las aves y los micos, las tortugas están entre los animales que más llegan al Centro. Morrocoyes e hicoteas son mantenidas en el pasto durante el día, pues necesitan los rayos ultravioletas para la conformación de sus caparazones, y dentro de reservorios con agua durante la noche. Por su parte, las serpientes y los sapos permanecen dentro de recipientes en los que les depositan su comida.

En este proceso se realizan estudios genéticos sobre los animales que cumplen las condiciones para ser liberados, para tener total claridad a qué lugares pueden llevarlos, como ocurrió con unas tortugas mata mata, que habitan en el Amazonas y la Orinoquia. Los estudios determinaron que eran de esta última región y hasta allá las llevaron.

Dadas las condiciones actuales, esta última etapa se ha retrasado. Si bien se tenía previsto una gran liberación a finales de marzo, esta tuvo que suspenderse por la emergencia y se ha realizado poco a poco. Recientemente fueron liberados dos búhos rayados que estuvieron por más de diez meses allí y se espera que pronto pase lo mismo con una manada de monos tití, que lograron consolidar dentro del Centro de Fauna.

Junto a esto, solo se espera la entrada en funcionamiento del nuevo centro, donde podrán atender a más de 2.000 animales y tendrán mayores comodidades y condiciones para atender a los animales que a diario son rescatados y que, como la mirla que ingresó herida y con el pico dañado, necesitan atención en la ciudad.

Mónica Rivera Rueda

Por Mónica Rivera Rueda

Periodista de planeación, hábitat, salud y educación. Estudiante de la maestría de análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos.@Yomonrivermrivera@elespectador.com

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