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Vencieron el destierro y hoy protegen un bosque que calma la sed de Bogotá

En la construcción del sistema Chingaza, desplazaron dos veces a la familia Avellaneda, pero su arraigo los impulsó a regresar y convertir el territorio en un santuario ecológico.

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Miguel Ángel Vivas Tróchez
13 de julio de 2025 - 05:44 p. m.
Jaime y Janeth Avellaneda, en la finca El Palmar.
Jaime y Janeth Avellaneda, en la finca El Palmar.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga

Hace 10 años, en la vereda El Palmar, en La Calera, en pleno corredor de bosque alto andino y en límites con el páramo de Chingaza, era difícil ver deambulando tigrillos, pumas u osos andinos. Pero hoy, gracias a la labor de la familia Avellaneda Sierra, estos merodean a lo largo de 130 hectáreas de bosque conservado. Lograrlo no fue sencillo, en especial porque hasta hace poco estas tierras eran un compendio de ruinas y maleza, marcadas por una amarga historia de desplazamiento (no por la violencia, sino en nombre del progreso) que...

Miguel Ángel Vivas Tróchez

Por Miguel Ángel Vivas Tróchez

Periodista egresado de la Universidad Externado de Colombia interesado en Economía, política y coyuntura internacional.juvenalurbino97 mvivas@elespectador.com
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Norma Enríquez(12580)14 de julio de 2025 - 08:19 p. m.
Hermosa y conmovedora columna . Gracias.
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