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Muy en el sur de Bogotá, junto a los últimos barrios de la ciudad, en la localidad de Usme, se alzan centenares de casas en aluminio y madera, que cubren parte de una de las lomas que conforman el parque Ecológico Distrital de Montaña Entrenubes. Son asentamientos irregulares a los que han llegado indígenas, víctimas del conflicto y familias vulnerables con la ilusión de tener su propia casa, pero la mayoría engañados por tierreros que lotean la zona y venden predios ilegalmente.
Aunque es una dinámica que se ha repetido a lo largo de los últimos años, esta semana se revivió el caso cuando los tierreros comenzaron a quemar y a talar una parte de la reserva, que no estaba invadida. De acuerdo con la Secretaría de Ambiente, se trataría de al menos 80 mil árboles de bosque altoandino, que ocupaban 18 hectáreas y que pueden tardar décadas en recuperarse.
En medio de los incendios y el loteo, las autoridades llegaron el pasado viernes, capturaron a nueve personas y sacaron a quienes buscaban asentarse en el terreno. El Esmad evacuó la zona, mientras trabajadores particulares quitaron los palos y las polisombras que pusieron los invasores y una retroexcavadora limpió el terreno.
Junto a la tierra levantada sobre la que quedan troncos quemados vive Wílmer Ospina, un cartagenero que llegó hace tres meses, luego de que lo sacaran del lugar donde vivía con su esposa, en un barrio cercano, La Sureña. Llegó buscando eucalipto para vender y ahora, en un rancho de dos metros por seis, levanta los palos para construir un baño. “A un amigo y a mí nos cedieron este pedacito. Aquí, aunque sea, no nos mojamos, pero lo que ha pasado de aquí para abajo es diferente, porque han estado quemando y talando. De un día para otro llegó mucha gente agarrando lotes”, señala Ospina.
El hecho no es nuevo. Desde hace por lo menos seis años el territorio ha sido invadido por tierreros que se aprovechan de personas vulnerables para venderles a bajo precio. Eso ha ocurrido con la invasión del frente, en Tocaimita, una al lado llamada San Germán y con La Esmeralda, el sector donde vive Ospina, que ocupan en su mayoría indígenas huitotos. Kene Mendoza, uno de los líderes de este cabildo, señala que primero tenían previsto hacer una urbanización en Tres Quebradas, pero eso no se logró, por lo que llegaron a Entrenubes como forma de mantenerse unidos y poder desarrollar sus costumbres.
Aunque hubo un desalojo y la Alcaldía les prometió apoyos con arriendos, ellos volvieron ante la incertidumbre sobre las ayudas. “Sabemos que es un predio privado, pero nos dimos cuenta de que en verdad era un basurero, por lo que fuimos sacando y limpiando los escombros. Ya la parte de abajo es parque y por allá no nos hemos metido”, agrega Mendoza.
Con respecto a la legalidad de su estadía, asegura que se establecieron unas mesas con la Alcaldía, en las que acordaron no seguir construyendo, pero sí revitalizando la zona. “Además, el Ministerio del Interior le dijo al dueño que negociara, pero no ha aparecido. Simplemente no está”.
Una versión diferente tiene Jaime López, el abogado de la dueña del predio. Si bien el Plan de Ordenamiento Territorial de 2004 declaró la zona como reserva ambiental, no todos los predios son del Distrito. Precisamente, en La Esmeralda, la propietaria ha interpuesto diferentes acciones judiciales sin respuesta positiva. “Esos indígenas se están aprovechando de esos predios. En la zona hay mucha delincuencia y entre los invasores hay una guerra por ese territorio. Las autoridades han sido muy evasivas por la magnitud del problema. Pero es porque tampoco nos escucharon hace tres o cuatro años cuando la situación todavía era controlable”, señala López.
Ante esto, recientemente radicaron nuevas demandas, esta vez relacionadas con el daño ecológico y la invasión de la reserva. Según el abogado, “los indígenas no se pueden quedar allí, al tratarse de un área protegida. La dueña ha puesto vigilancia privada, pero los han amenazado y pese a que el Distrito se ha mostrado interesado en comprar el terreno, indican que para hacerlo este no puede estar invadido”.
Por su parte, el secretario de Seguridad, Hugo Acero, comenta que por ahora se están tomando cartas en el asunto, pues no se permitirá una nueva invasión en Entrenubes. “No vamos a permitir que los tierreros sigan engañando a la gente pobre, vendiéndoles terrenos donde no se pueden construir ninguna vivienda”. El modo de operar es similar en diferentes sectores, según Acero, pues lotean la zona (como hicieron en Entrenubes), venden los predios hasta por $2 millones y luego los desalojan, para volver a negociar con el terreno.
Añadió que tienen identificadas a las bandas criminales de tierreros que operan en el sector y que trabajan con la Fiscalía para dar resultados certeros en los próximos días. Mientras tanto, en Entrenubes, a la sombra de los policías y militares que permanecen allí, los vecinos esperan que en verdad se estén dando soluciones, pues no es la primera vez que hay un desalojo y es urgente que se tomen medidas de fondo, tanto para los indígenas como para proteger la reserva.
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