Han pasado 28 días entre, probablemente, el mejor día de Guillermo Asprilla y el peor de ellos, desde que llegara al poder su amigo y aliado histórico, Gustavo Petro. La noticia revelada por El Espectador, según la cual, el hoy Secretario de Gobierno sería aún apoderado de una demanda contra el Distrito, tiene la continuidad del funcionario en suspenso.
Según lo publicado por este diario, Asprilla estaría en problemas por representar los intereses de sectores vulnerables hace 15 años. Como litigante, el Secretario tomó la vocería de más de 100 barrios de la ciudad que se vieron afectados por una explosión en el relleno Doña Juana. El voto de confianza que recibió Asprilla de los habitantes, lo tienen en aprietos y cerca a la puerta de salida de la Alcaldía.
Ahora, según se encargaron de recordarle hoy varios concejales durante el debate de aprobación del Plan de Desarrollo, quien antes fue líder del Polo, y ahora de Progresistas, se enfrenta a una posible inhabilitación. La ley frente al caso es muy clara, pues prohibe a los concejales “ser apoderados o defensores en los procesos en los que sean parte el Distrito, sus entidades descentralizadas o cualquier otras personas jurídicas en las que aquél o éstas tengan participación”, como dice el artículo 29 del Decreto 1421 de 1993.
Lo ocurrido marca tan solo un hito más en la serie de triunfos y polémicas en las que se ha visto involucrado Asprilla desde hace ya muchos años.
Paradójicamente, Asprilla debería estar saboreando uno de sus mayores triunfos justamente hoy. Luego de semanas de rechazo en el Concejo, el secretario logró la semana pasada conciliar en el Concejo y llegar a un acuerdo sobre Plan que fue votado en plenaria con 38 votos a favor y 8 en contra.
De ahí para atrás, no son pocas los momentos en donde el secretario ha salido a relucir en la política bogotana.
En el año 2011, Asprilla llegó al concejo de Bogotá y no pasó desapercibido. Partiendo de dos conceptos claves dentro de la ideología de izquierda, la igualdad y la dignidad en el trabajo, el exconcejal planteó un debate en donde intentó demostrar los beneficios que sacaban los operadores de Transmilenio a través de los cálculos de la tarifa técnica, los plazos de terminación del contrato y las cláusulas de reconversión. La denuncia demostraba que los operadores del sistema de transporte masivo habían recibido $140 millones más de lo normal.
La actitud crítica y radical viene desde la época en que militó en la Alianza Democrática M-19, en donde al final tomó el camino de la desmovilización. Así lo hizo también su amigo Gustavo Petro, quien es el alcalde actual de la capital. Hace 20 años, el secretario estaba al otro lado del mostrador y luchaba políticamente desde la insurgencia. Cuando comenzaba la década de los noventas, el abogado y profesor Guillermo Asprilla terminó representando al M-19 en la Comisión Legislativa Especial, que era conocida como el “Congresito”.
La Constitución de 1991 fue una de las luchas que ganaron los desmovilizados y en la que Asprilla estuvo presente. En los años posteriores, el Secretario se perfiló en la izquierda colombiana y participó activamente en la fundación del Polo Democrático Alternativo, sin dejar atrás su vida académica como profesor de estudios políticos en la Universidad Nacional, o como asesor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La perspectiva del cambio social, que ha estado implícita en la carrera política de Asprilla, se puede ver plasmada en sus proyectos como funcionario público. Además de la denuncia que presentó por los operadores de Transmilenio, el abogado y exconcejal logró realizar un cambio importante del modelo de aseo cuando desempeñaba el cargo de director de la Unidad Administrativa de Servicios Públicos (Uaesp). Que los recicladores se dedicaran a recoger los residuos reciclables, y las empresas a tomar los orgánicos, fue una de las hazañas del Secretario. Lo que resulta curioso sobre su paso por la Uaesp es que cuando él era director de una entidad responsable de Doña Juana, llevaba al mismo tiempo un proceso contra de ésta.
Algo que perdería Petro, si sale Asprilla de su equipo, es el papel de perro guardián que éste venía desempeñando en los diferentes procesos que adelantaba la administración. En el proceso de empalme, por ejemplo, Asprilla no solo participaba en las tres comisiones que le habían asignadas sino que, por el contrario, estaba presente en las 34. “De todo estuvo enterado”, decían fuentes de la Alcaldía a El Espectador hace algunas semanas.
El conocimiento que tiene Guillermo Asprilla sobre temas como el sistema de salud, las contrataciones, los temas medioambientales y las normas de presupuesto es algo que pocos amigos desmovilizados de Petro tienen.