La concesión de una bahía sobre la calle 97 con carrera 11 a un parqueadero en vía pública tiene indignados a los habitantes de la zona, no solo porque se cerró una de las vías que permitían salir de su barrio a quienes viven hacia el oriente de la carrera 10.ª, sino porque también ha afectado las ventas y, en especial, a los trabajadores informales que desde hace más de dos décadas se habían establecido allí.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
La bahía, que queda junto a un supermercado, un banco y al menos una decena de locales comerciales, era custodiada por al menos ocho familias que se dividían en dos turnos de 6:00 a.m. a 3:00 p.m. y de 3:00 p.m. a 10:00 p.m. “Como es grande el espacio, nos dividíamos los espacios y nos iba bien. Por lo menos uno se hacía diario entre $30.000 y $40.000, que es como lo mínimo que gana una persona para sobrevivir”, asegura Jhon Carlos Herrera, una de las personas que cuidaban vehículos en la concurrida zona que colinda con la carrera 11.
El inconformismo surgió en diciembre, cuando se supo que el Distrito había entregado el espacio para el aprovechamiento económico a la empresa Terminal de Bogotá. Ellos hicieron algunas socializaciones con habitantes del sector, pero no con comerciantes y trabajadores informales, por lo que un día llegaron y ya estaba todo cercado. Pusieron vallas y torniquetes que cercaban el nuevo parqueadero, pero además impedían el paso por la calle 97, que permitía la salida desde la carrera 10.ª hacia la carrera 11.
“Ahora hay que hacer una vuelta inmensa, hasta la calle 95, para poder salir del barrio. El problema no son los habitantes de la zona, porque a ellos les dieron unas tarjetas para poder pasar. El lío es para los visitantes y quienes recurrentemente pasan por allí, porque por el parqueadero ya no pueden”, señala Edmundo López, edil de Chapinero.
A esto se suman las quejas de los comerciantes de locales aledaños a la bahía, pues como ahora está cerrada, la gente cree que no puede transitar por allí y por consiguiente han dejado de entrar a los establecimientos.
Esta bahía hace parte de los 13.501 cupos para parqueo en cuatro zonas de la ciudad. Para ello se abrió el año pasado una licitación para que los conductores de la ciudad pudieran utilizarlos de la misma forma que funciona un parquímetro, a través de una aplicación móvil. La licitación se declaró desierta, por lo que los 1.438 parqueaderos públicos que hoy existen en la ciudad continuaron operando bajo la administración de la Terminal de Bogotá.
La empresa, que se encarga de parqueaderos como los del Movistar Arena y el estadio El Campín, es una sociedad anónima de la que hacen parte el Distrito y privados, por lo que “tiene que generar alguna rentabilidad para sus accionistas. Nosotros desarrollamos el servicio de Terminal, pero también tenemos en el objeto social otras líneas de negocio”, aseguró en su momento el gerente de la compañía, Nelson Muñoz, a Noticias Caracol. Al continuar con el contrato se quedaron también con la concesión de la bahía de la calle 97, que comenzaron a operar a finales del año pasado.
Ante la negativa de los habitantes y comerciantes de la zona, López asegura que el Instituto para la Economía Social (IPES) evaluó las condiciones de las personas que allí trabajaban y aseguró que no podría incluirlas en ninguno de sus programas ya que no eran propiamente vendedores y por consiguiente no se adecuaban a la normativa de sus programas. Por su parte, Herrera asegura que les ofrecieron trabajo, pero sin garantías de estabilidad, por lo que tuvieron miedo de que se tratara de un engaño.
Valet parking, todavía en proyecto
Otro proyecto para explotar económicamente el espacio público, mediante el servicio de valet parking se anunció el 31 de diciembre y es solo uno en la larga lista de planes de la anterior administración en su idea de renovar la forma de utilizar los parqueaderos. Ahora, el recién posesionado secretario de Movilidad será el encargado de materializar el proyecto, que de todas formas está en proceso de estructuración y es susceptible de sufrir modificaciones.
De acuerdo con la Secretaría de Movilidad, la actividad de valet parking será “un servicio prestado por personas naturales o jurídicas que reciben vehículos en vía pública y los ubican en un estacionamiento”. Este incluye actividades desde que el usuario entrega el vehículo al auxiliar hasta que el vehículo se le regresa. El proyecto se diferencia del de estacionamiento en vía en que este es un servicio prestado en zonas autorizadas en las que se permite el estacionamiento temporal en vías de propiedad del Distrito a cambio un pago.
Para materializar el valet parking aún hace falta un reglamento y definir las zonas en las que tendrá lugar el servicio. El área técnica de la Secretaría de Movilidad indicó que “a la fecha aún no hay áreas autorizadas para valet parking en Bogotá. La Secretaría Distrital de Movilidad emitió el protocolo, pero las áreas y la reglamentación específica se irán comunicando a través de circulares”.
Ante la llegada de la nueva administración, las personas que trabajan en la bahía esperan ser incluidas en programas de emprendimiento del Distrito, así como una solución a los problemas de movilidad sobre la calle 97. Por ahora se espera que con la nueva regulación del valet parking se aclaren las condiciones de la operación y la revitalización de la zona, pues para los habitantes y comerciantes del sector el nuevo administrador solo les ha traído inconformismos.
Otros proyectos en los parqueaderos
Además del valet parking, durante la anterior administración hubo otros proyectos para mejorar el servicio de parqueaderos. Primero, el Distrito quiso cobrar una contribución por el servicio de estacionamientos públicos, incluyendo el parqueo en vía, adicional al aumento a las tarifas de parqueo. Con esto se pretendía recaudar casi $300.000 millones anuales para aliviar el déficit del SITP. El proyecto se hundió en el Concejo, donde aseguraron que la propuesta golpearía los bolsillos de los ciudadanos y que lo recaudado no sería suficiente para cubrir el hueco financiero del SITP.
Otro plan fue crear un sistema inteligente de estacionamientos, pero Movilidad declaró desierto en dos ocasiones el proceso de licitación para la concesión y prestación del servicio mediante parquímetros, delimitado por zonas, debido a la poca cantidad de propuestas para la ejecución del proyecto.
Tras el descalabro de las dos licitaciones, en este momento está abierto un proceso de selección abreviada en el que se busca escoger finalmente un proponente.