
Rafael Enrique Conde Martínez, "Gran ecónomo" de la Logia Colombiana.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
Sobre la carrera quinta con calle 17, en medio del ruido de las obras, andenes estrechos y el aura grisácea del centro de Bogotá se ve en un muro blanco el símbolo de un compás abierto, una escuadra y una G en el centro. Esta es la sede de la Gran Logia Colombiana Masónica, antigua y discreta hermandad que, dicen, se interesa en el perfeccionamiento de la sociedad, a través del estudio, el debate y la filantropía, y a la cual han pertenecido destacados intelectuales, personajes históricos y políticos del país. Pese a sus rituales, símbolos y...

Por Juan Camilo Parra
Periodista egresado de la Universidad Externado de colombia con experiencia en cubrimiento de orden público en Bogotá.jparra@elespectador.com
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